El trasplante de células de cordón umbilical, tratamiento eficaz de numerosas patologías

Las investigaciones con células madre extraídas mediante el trasplante de sangre del cordón umbilical apuntan cada vez a un mayor número de aplicaciones en el tratamiento de diversas enfermedades.
El trasplante de células de cordón umbilical, tratamiento eficaz de numerosas pa

Las investigaciones sobre las aplicaciones de las células madre no paran de sucederse y conquistar nuevos hitos. Unas de las que más utilidades están demostrando son las células madre hematopoyéticas, que se extraen de la sangre de cordón umbilical (SCU). Son células sanguíneas que se localizan en la médula ósea y tienen la capacidad de autorrenovarse, proliferar y diferenciarse para dar origen a las células maduras de la sangre, tales como eritrocitos (glóbulos rojos), granulocitos y linfocitos (glóbulos blancos), y plaquetas.

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En realidad no es algo tan novedoso, ya que desde hace más de 15 años se vienen utilizándo para trasplante en el tratamiento de diversas enfermedades neoplásicas y no tumorales. De hecho, los resultados que se obtienen gracias a ellas son similares e, incluso, superiores, a los conseguidos mediante el trasplante de Médula Ósea (MO) en las mismas patologías.

Este tipo de transplante puede realizarse por dos vías, bien de un familiar a otro (por lo general hermanos), o bien gracias a las almacenadas en bancos públicos de SCU, repartidos por todo el mundo, pertenecientes a donantes no emparentados, y que han permitido que este tipo de transplantes puedan llevarse a cabo con mayor facilidad.

Bebés medicamento

Los datos analizados hasta la fecha indican que la primera opción tiene mayores porcentajes de éxito. Cuando el donante es un hermano cuyas células son compatibles la supervivencia al año del trasplante es de un 73%, frente a cerca de un 30% en aquellos trasplantes de SCU de donante no emparentado con el paciente.

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A pesar de ello, el número de trasplantes realizados con donante familiar desde los inicios de esta técnica, en 1988, es muy bajo. El problema es que resulta complicado disponer de una donación familiar en el momento en que es necesario, además de que la probabilidad de identidad histológica entre hermanos es del 25%. Por este motivo son muchos los padres que recurren a tener un nuevo bebé con la esperanza de un posible transplante gracias a la sangre del cordón umbilical recogida durante el parto. Es lo que se conoce como “bebés medicamento”.

Muchos padres, preventivamente, deciden recoger la SCU de sus recién nacidospara almacenarla en caso de que pudieran necesitarla en un futuro si algún hermano del bebé se viera afectado por alguna patología que necesitara de estas células para un transplante. Es lo que se denomina donación alogénica intrafamiliar.

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Celúlas del cordón: medicina del futuro

El trasplante de sangre del cordón umbilical ha demostrado ser clínicamente eficaz en un sinfín de patologías. El riesgo estimado de padecer alguna enfermedad neoplásica con indicación de trasplante antes de los 21 años de edad, sumado a la incidencia global de hemoglobinopatías (anemia de células falciformes o talasemia transfusión-dependiente), aplasias medulares, inmunodeficiencias o enfermedades metabólicas de depósito, todos ellos trastornos en los que el trasplante de SCU es un tratamiento potencialmente curativo (en particular si el donante es un hermano compatible), asciende aproximadamente hasta el 0.3% (Johnson FL, 1997).

Por esta razón, hablar de las aplicaciones específicas de la SCU en el ámbito familiar, contemplando su criopreservación (conservación de las células extraídas de la SCU en estado de congelación, introduciéndolas en recipientes con nitrógeno líquido, a una temperatura de –196º), efectuada a tal fin como un producto de trasplante en reserva para algún miembro de la familia que pudiera necesitarlo en el futuro, no es una entelequia sino que supone una realidad contrastada por la literatura médica.

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Por otro lado, además de las ya citadas, en la sangre del cordón umbilical existen otras células no hematopoyéticas. Este tipo de células pueden ser manipuladas in vitro para lo que se conoce como medicina regenerativa y terapia celular. Es decir, se puede conseguir expandirlas para utilizarlas en la regeneración de tejidos y órganos dañados, ya sean huesos, cartílagos, la propia piel, tejido neuronal, hígado, páncreas, células endoteliales, músculo, células cardiacas, respiratorias... Respecto a otros tipos de células, tienen la ventaja de que son ilimitadas, se pueden obtener del propio paciente (aunque también de otro donante), no requieren demasiada manipulación y su uso no está sujeto a polémicas éticas.

En la actualidad ya están realizando con ellas estudios clínicos, en los que se está investigando su posible aplicación en casos de diabetes, parálisis cerebral, enfermedades vasculares periféricas, lesiones de médula espinal… Además, existe la esperanza de que este tipo de células pueda ser utilizadas en los próximos años para tratar problemas relacionados con la visión, el sistema nervioso, huesos y cartílagos, infartos, EPOC o pàrkinson.

Actualizado: 15 de octubre de 2019

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