Síndrome del comedor selectivo, no limites tu dieta
El síndrome del comedor selectivo es un trastorno que hace referencia a una nutrición muy limitada en la que solo forman parte de la dieta entre cinco y diez alimentos, a la vez que se rechaza la entrada de otros nuevos.

Qué es el síndrome del comedor selectivo, efectos y causas

Adriana Hernández, periodista

Por: Adriana Hernández

Social Media Manager y periodista experta en nutrición y vida sana

Actualizado: 10 de mayo de 2023

El síndrome del comedor selectivo hace referencia a aquella nutrición en la que hay una inadecuada variedad alimentaria. Aquella dieta que queda limitada a entre cinco y diez alimentos, y que, además, se correlaciona con el rechazo a probar nuevos productos (trastorno designado como neofobia), tal y como nos lo explica el psicoterapeuta y responsable del área de Gestión del Conocimiento e Investigación en el Institut de Trastorns Alimentaris (ITA), Toni Grau.

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En algunas ocasiones, el rechazo a ciertos alimentos se centra en determinadas texturas (por ejemplo las fibrosas), lo que excluye de la dieta grandes familias de alimentos como las frutas, las verduras y las hortalizas. Productos seguidos de cerca, en cuanto a evitación, por el pescado y las legumbres. En otras ocasiones, este rechazo se dirige hacia el aspecto externo de determinados alimentos (forma, color, tamaño…) y no tanto hacia su sabor.

Perfil del comedor selectivo

El síndrome del comedor selectivo ha sido descrito en población infantil, aunque existen ya algunos estudios con adolescentes. En cuanto a los adultos, la literatura científica disponible es inexistente.

Síndrome del comedor selectivo

Este trastorno es más frecuente que se produzca en niños que en niñas (con una proporción de cuatro niños por cada niña). Aunque no se ha definido un perfil característico, estos críos suelen presentar problemas de ansiedad, evitación social, rasgos obsesivo-compulsivos, baja adaptación al cambio y a la novedad. Factores que constituyen, en su mayoría, rasgos de la personalidad, y que por tanto se mantendrán a lo largo del tiempo, permaneciendo también en la etapa adulta, tal y como describe el psicoterapeuta Toni Grau.

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Hasta el momento, esta patología estaba clasificada dentro de la categoría diagnóstica ‘Trastorno de la ingesta alimentaria de la infancia o la niñez’, sin que existiera una categoría específica para el síndrome del comedor selectivo. Sin embargo, “en el próximo manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) se contempla su inclusión como nueva categoría diagnóstica: ‘Avoidant/restrictive Eating Disorder’, aclara el experto del ITA.

Efectos negativos del síndrome del comedor selectivo

Las principales consecuencias del síndrome del comedor selectivo se derivan de las deficiencias nutricionales de una dieta restringida, y más teniendo en cuenta que los principales alimentos evitados son aquellos ricos en vitaminas, minerales y fibra (verduras, frutas, legumbres, pescado…), elementos indispensables para el desarrollo. “La carencia de estos nutrientes puede cursar con problemas de crecimiento, letargo y dificultades de concentración. En este sentido, se ha constatado una disminución de entre 13 y 15 puntos en el coeficiente intelectual de los comedores selectivos”, concluye el psicoterapeuta Toni Grau.

Niño selectivo rechazando la comida

En cuanto a la parte psicológica, Grau explica que estos niños tienen un mayor riesgo de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria en etapas posteriores a su crecimiento; ya que se conjugan ciertos rasgos de la personalidad que también están presentes en estas patologías y que comparten la problemática con la alimentación.

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Además, en los comedores selectivos y sus cuidadores es frecuente la evitación social de aquellos acontecimientos en los que la dieta limitada del niño no puede ser desarrollada con normalidad (convivencias, viajes, cumpleaños, quedarse a dormir en casa de amigos…). “Este rechazo por la comida dificulta el adecuado proceso de socialización con el mundo y las personas que rodean al niño”, explica el psicoterapeuta. Asimismo, “las pataletas, el llanto y otras conductas disruptivas aumentan la conflictividad en el núcleo familiar”, concluye Grau.

A modo de resumen, los síntomas del comedor selectivo son, a la vez, consecuencia (expresión de malestar) y causa (evitación conflictividad), concluye el responsable del área de Gestión del Conocimiento e Investigación del ITA.

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Causas del síndrome del comedor selectivo

Aunque no exista un principio único y claro que haga aflorar el síndrome del comedor selectivo, sí se han encontrado causas relacionadas con los problemas en el vínculo que se crea entre el niño y su cuidador. “Los bebés, al no poder expresarse con palabras, utilizan otras formas de comunicación (agitan los brazos, lloran, gritan, tiran o escupen la comida…). Estas conductas resultan estresantes para los cuidadores, que para evitar estos comportamientos optan por preparar y dar solo aquellos alimentos menos problemáticos. Con esta actitud se pierde la iniciativa de introducir nuevos alimentos y se perpetúa el círculo de que el niño no quiera comer otra cosa que no sea lo conocido”, explica el psicoterapeuta Toni Grau.

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Además, el estrés que sufre el cuidador ante el nerviosismo del niño hace que el vínculo entre ellos no sea el adecuado y que repercuta en la relación de confianza que se debe crear entre ambos, “siendo un factor más para que se produzca el rechazo del bebé ante cualquier alimento o cosa que le ofrezca el cuidador. Volviendo así al círculo vicioso del que hablábamos anteriormente”, continua el psicoterapeuta.

Niña con el síndrome del comedor selectivo

Aunque no todo es producto de una falta de vínculo entre el niño y su cuidador, como señalan todos los autores expertos en el tema, el síndrome del comedor selectivo sigue un modelo multicausal. Este trastorno puede llegar a ser “una manera de expresar la propia personalidad”, tal y como señala Grau. De esta forma, el rechazo a la novedad o la rigidez (característica de las personas obsesivo-compulsivas), presentados a través del repudio a la comida, son sacados a la luz “a través de los rasgos primitivos de la alimentación”, explica el experto.

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Cómo anticiparse a la aparición del síndrome del comedor selectivo

Un simple “no quiero” o un “esto no me gusta”, pronunciado por un niño ante un plato de comida que no le agrada, tiene que ser llevado con tranquilidad e inteligencia. Los menores son grandes imitadores de sus progenitores, así que si los pequeños ve que sus padres son selectivos y no comen tal o cual alimento, seguramente tiendan a rechazarlo ellos también. De ahí la importancia de insistir, desde el principio, en incluir en la dieta alimentos de todo tipo (siempre y cuando sean adecuados para las características fisiológicas del niño) o que evitarán problemas nutricionales y de comportamiento en el futuro.

Para conseguir una correcta nutrición de los más pequeños habrá que armarse de paciencia una vez comenzado el periodo de introducción de nuevos alimentos. Será fundamental jugar con el niño, hacer que le atraiga la comida e irla incorporando poco a poco en su alimentación para que no note un cambio muy brusco.

Creado: 10 de abril de 2013

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