Mitos y verdades sobre la variante ómicron
Actualizado: 5 de mayo de 2023
Las especulaciones sobre ómicron se propagan casi a la misma velocidad que la última variante de preocupación del coronavirus, desde que fuera declarada como tal el 26 de noviembre de 2021. Los datos epidemiológicos más recientes muestran que estamos asistiendo a un rápido aumento de la tasa de infección de COVID-19 en todo el mundo. Desde que la variante B.1.1.529 (bautizada como ómicron) se detectó por primera vez hace apenas nueve semanas, se han reportado más de 80 millones de casos, más que en todo 2020.
- Mitos sobre ómicron desmentidos por la OMS
- Mito: Todos los casos de ómicron son leves
- Mito: Como ómicron es menos grave, habrá menos hospitalizaciones
- Mito: Ómicron es igual que un resfriado común
- Mito: Las vacunas no funcionan frente a ómicron
- Mito: Las personas no vacunadas no enfermarán gravemente por ómicron
- Mito: Si ya he pasado el COVID, tengo inmunidad frente a ómicron
- Mito: Las dosis de refuerzo no son efectivas para evitar enfermar de gravedad con ómicron
- Mito: Las mascarillas son inútiles contra ómicron
- Mito: Al ser ómicron menos grave, nos acercamos al final de la pandemia
Mitos sobre ómicron desmentidos por la OMS
La OMS ha rastreado los medios de comunicación, las redes sociales y las búsquedas en internet más habituales para abordar algunos de los mitos que rodean a ómicron, y que dificultan tanto a los ciudadanos como a los gobiernos tomar decisiones informadas para la protección de la salud. Gracias a la investigación global colaborativa y al paso del tiempo, esta es la información contrastada de la que se dispone al respecto por ahora:
Mito: Todos los casos de ómicron son leves
Hecho: Ómicron parece ser menos grave que delta, pero no debe considerarse leve
Varios países han demostrado que la gravedad de la infección por ómicron en sus poblaciones ha sido menor en comparación con delta. Sin embargo, estos estudios se han dado, sobre todo, en países con altos índices de vacunación. La realidad es que la tasa comparativamente más baja de hospitalizaciones y muertes hasta ahora se debe en gran parte a la vacunación, particularmente de los grupos vulnerables. Sin las vacunas frente al COVID-19, probablemente muchas más personas ingresarían en el hospital. Por tanto, es demasiado pronto para saber qué impacto tendrá ómicron en los países con menor índice de vacunación y en los grupos más vulnerables.
Mito: Como ómicron es menos grave, habrá menos hospitalizaciones
Hecho: Ómicron supone un alto riesgo para los sistemas sanitarios
Los datos actuales indican que ómicron se propaga más fácilmente que delta. Aunque cause casos de COVID-19 más leves, y un menor porcentaje de enfermos acaben en el hospital. Sin embargo, ante el elevadísimo número de contagios, ese menor porcentaje supone una gran cantidad de hospitalizaciones. Esto hace que los sistemas de salud tengan más dificultades a la hora de tratar a los pacientes tanto con COVID-19 como con otros tipos de enfermedades.
Mito: Ómicron es igual que un resfriado común
Hecho: Ómicron es mucho más peligroso que un resfriado común
Ómicron no es como un resfriado común, ya que hay más posibilidades de que un positivo por COVID te lleve al hospital que por un catarro. Personas infectadas con la variante ómicron están siendo hospitalizadas y han muerto como consecuencia de ella. Además, las personas que se contagian con ómicron y se recuperan también corren el riesgo de desarrollar COVID persistente.
Mito: Las vacunas no funcionan frente a ómicron
Hecho: Las vacunas ofrecen la mejor protección disponible contra ómicron
Las vacunas siguen protegiendo contra la enfermedad grave y la muerte en casos de COVID causados por ómicron, al igual que ocurre con las otras variantes aún en circulación. Hasta ahora, la tasa comparativamente más baja de hospitalizaciones y muertes se debe en gran parte a que muchas personas ya están vacunadas. La vacunación estimula la respuesta inmunitaria del organismo frente al virus, lo que no sólo nos protege de las variantes actualmente en circulación, sino que también es probable que nos proteja de enfermar gravemente por futuras mutaciones de COVID-19.
Mito: Las personas no vacunadas no enfermarán gravemente por ómicron
Hecho: Las personas no vacunadas son las que corren más riesgo de contraer ómicron
La gran mayoría de los hospitalizados en países en los que ómicron se ha convertido en la variante dominante son personas sin vacunar, por lo que no parece lo más prudente esperar y cruzar los dedos. Si no se toman medidas para interrumpir la transmisión de COVID-19, la variante ómicron se extenderá con una velocidad sin precedentes y, al igual que en la oleada de delta, las personas no vacunadas serán las más afectadas. La principal recomendación de la OMS sigue siendo vacunarse cuando te toque, incluyendo una dosis de refuerzo si te la ofrecen.
Mito: Si ya he pasado el COVID, tengo inmunidad frente a ómicron
Hecho: Ómicron puede reinfectar a las personas que han tenido previamente COVID-19
Si se ha tenido COVID-19 anteriormente, hay que vacunarse de todos modos, ya que la reinfección por ómicron sigue siendo posible, con el riesgo de enfermar gravemente, transmitir el virus a otras personas o desarrollar COVID persistente. Vacunarse, tanto si se ha tenido COVID-19 como si no, es la mejor manera de protegerse a uno mismo y a los demás de enfermar gravemente, ser hospitalizado o incluso morir.
Mito: Las dosis de refuerzo no son efectivas para evitar enfermar de gravedad con ómicron
Hecho: Las dosis de refuerzo son eficaces para aumentar la protección
La eficacia de las vacunas del COVID-19, al igual que la de muchas otras vacunas, como la de la gripe, disminuye con el tiempo, por lo que es importante ponerse la dosis de refuerzo. Así se está más protegido de desarrollar un caso grave de COVID-19. Este consejo es especialmente importante para los grupos de riesgo, como los mayores de 60 años y las personas con problemas de salud preexistentes, que corren el mayor riesgo de enfermarse gravemente por una infección. El personal sanitario también debe recibir una vacuna de refuerzo debido a su alto riesgo de exposición al virus y al peligro de propagar el contagio a las personas vulnerables a las que cuidan.
Mito: Las mascarillas son inútiles contra ómicron
Hecho: El uso de mascarillas es una medida de protección eficaz
Según las pruebas que tenemos hasta ahora, todas las medidas preventivas que funcionan contra la variante delta siguen siendo eficaces contra ómicron y esto incluye el uso de mascarillas. Ómicron se contagia con tanta facilidad que, además de la vacunación, son necesarias todas las demás medidas preventivas: usar mascarilla; distanciarse físicamente; evitar los espacios cerrados, o abarrotados; garantizar una buena ventilación; toser o estornudar en el codo o en un pañuelo de papel; lavarse las manos.
Mito: Al ser ómicron menos grave, nos acercamos al final de la pandemia
Hecho: El fin de la pandemia aún no está a la vista
Es importante reconocer que aún nos queda camino por recorrer para acabar con la pandemia. En aquellos países donde ómicron se está convirtiendo o se ha convertido en la variante dominante, también estamos viendo que los casos de COVID-19 se duplican cada 1,5 a 3 días, y como resultado, las hospitalizaciones aumentan rápidamente.
Además, con los millones de infecciones que se están produciendo en el mundo, es casi un hecho que surgirán nuevas variantes de COVID-19. Para evitarlo y para lograr salir de la fase aguda de la pandemia requiere que alcancemos niveles mucho más altos de vacunación en grupos objetivo clave, es fundamental cumplir el objetivo fijado por la Organización Mundial de la Salud de vacunar al 70% de la población de todos los países a mediados de este año y seguir tomando medidas para reducir la transmisión.
“Vamos a vivir con el COVID-19 en el futuro próximo, y necesitamos aprender a gestionarlo con sistemas sostenidos e integrados de lucha contra las enfermedades respiratorias agudas”, dijo el doctor Tedros Adhanom Gebreyesus, el director general de la OMS.
Además, la información errónea y la desinformación alimentan la desconfianza. Esto pone en riesgo la salud y la vida; socava la confianza en la ciencia, las instituciones y los sistemas de salud; y dificulta la respuesta a la pandemia. Cada vez que la información errónea y la desinformación chocan con la ciencia basada en evidencia, otra persona se ve impedida de tomar las decisiones correctas para proteger su salud. Está en tu mano buscar la información adecuada y evitar transmitir mitos erróneos.
Creado: 27 de enero de 2022