Ataques cardíacos, desmayos y caídas: los peligros de defecar

Muchos asocian el momento de sentarse en el retrete a defecar como una pausa inofensiva, sin embargo puede entrañar ciertos riesgos, de hecho las muertes en el baño no son tan poco comunes. Una profesora de Anatomía de la Universidad de Bristol explica por qué y cómo evitarlas.
Mujer sentada en el váter haciendo caca

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The Conversation

Actualizado: 7 de agosto de 2025

El humilde retrete parece el escenario menos probable para un drama. Sin embargo, a lo largo de la historia, se ha cobrado la vida de reyes, ha derrocado a celebridades y ha sido escenario de muertes prematuras, desde las más trágicas hasta las más estrambóticas. ¿Qué tiene la habitación más pequeña que, a veces, la convierte en la más peligrosa?

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La causa principal de este peligro es la maniobra de Valsalva: el acto de exhalar con fuerza contra una vía aérea obstruida al hacer un esfuerzo, como al defecar. Esto ejerce presión sobre el pecho, lo que reduce el flujo sanguíneo de retorno al corazón. Para la mayoría de las personas, es inofensiva. Sin embargo, en quienes padecen problemas cardíacos, este esfuerzo puede provocar síncope defecatorio (desmayo), arritmias e incluso muerte súbita.

El nervio vago es clave en este sentido. Ayuda a controlar la frecuencia cardíaca y, cuando se sobreestimula (por un esfuerzo intenso o presión en el recto), puede causar bradicardia (un ritmo cardíaco peligrosamente lento), presión arterial baja y pérdida del conocimiento. Esto convierte la defecación en un evento de gran importancia para quienes padecen afecciones cardíacas subyacentes.

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Dos de los ejemplos más frecuentemente citados de muertes relacionadas con el inodoro en la historia –Elvis Presley y el rey Jorge II– ofrecen estudios de caso esclarecedores sobre los peligros ocultos de la defecación.

Presley, de tan solo 42 años, fue encontrado desplomado en el suelo del baño de Graceland el 16 de agosto de 1977. Aunque los fans especularon sobre una sobredosis de drogas (y vale la pena señalar que el informe completo se retiene hasta 2027), la autopsia1 revela un cuadro médico más complejo y trágico.

Presley sufría de estreñimiento crónico, posiblemente agravado por una dieta rica en grasas y baja en fibra, el consumo prolongado de opiáceos y un "megacolon", un colon patológicamente agrandado. La mañana de su muerte, según se informa, se encontraba realizando un esfuerzo físico intenso. La maniobra de Valsalva pudo haberle provocado una arritmia mortal en un corazón ya debilitado por años de abuso de medicamentos recetados y mala salud.

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Una muerte más aristocrática ocurrió en 1760, cuando el rey Jorge II de Gran Bretaña falleció repentinamente tras visitar su escondite. Su médico, el Dr. Frank Nicholls, realizó una inusual autopsia real2 y descubrió que el rey había sufrido una rotura de aneurisma aórtico torácico, una dilatación de la arteria principal del cuerpo.

El evento probablemente ocurrió cuando George se levantó del inodoro, en un momento en que la presión arterial fluctuaba drásticamente. Historiadores y médicos creen ahora que el esfuerzo al defecar o el cambio repentino de postura pudieron haber sido el desencadenante.

El corazón del rey también estaba notablemente enfermo, con una calcificación significativa de la válvula aórtica, lo que agravaba aún más los riesgos que planteaba incluso un esfuerzo circulatorio menor.

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Muertes por ahogamiento (y peores)

Si bien hoy en día desmayarse en el inodoro presenta riesgos, el uso histórico del inodoro tuvo consecuencias aún más mortales, en particular para quienes usaban letrinas y fosas sépticas antes de la llegada de la plomería moderna.

En los siglos XVIII y XIX, muchos hogares dependían de letrinas exteriores construidas sobre fosas profundas diseñadas para recoger los desechos humanos. Estas estructuras solían ser inestables, estaban mal mantenidas y su construcción era peligrosa.

Caer en una fosa séptica no solo era repugnante, sino que podía ser mortal. Quienes se desplomaban, sobre todo en la oscuridad o borrachos, a veces se ahogaban en la suciedad o eran absorbidos por gases tóxicos como el metano y el sulfuro de hidrógeno, que se liberan al descomponerse los desechos.

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Los periódicos y los informes forenses de la época revelan una sombría situación: personas, especialmente niños y ancianos, morían con frecuencia tras caer en fosas sépticas. En su clásico de 1851, "El trabajo en Londres y los pobres de Londres",3 Henry Mayhew describe vívidamente los riesgos mortales que corrían quienes recogían excrementos, incluyendo la asfixia por los gases tóxicos de las fosas sépticas.

Estos terribles accidentes ayudaron a impulsar reformas de salud pública del siglo XIX4 y campañas para una mejor infraestructura de alcantarillado, allanando finalmente el camino para el alcantarillado moderno del que dependemos hoy.

Pero el peligro no ha desaparecido. En algunas partes del mundo, las letrinas de pozo siguen siendo comunes, y aún se producen caídas y ahogamientos relacionados con los inodoros, sobre todo en lugares donde las instalaciones están mal construidas o no reciben el mantenimiento adecuado.

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Los peligros de estar sentado demasiado tiempo en el retrete

Los hábitos modernos añaden nuevos riesgos. Llevar el teléfono al baño suele implicar pasar más tiempo sentado. Esto aumenta la presión sobre el plexo venoso rectal (la red de venas que rodea el recto), lo que aumenta el riesgo de hemorroides y fisuras anales.

El "rollo de inodoro" también presenta riesgos microbianos. Estudios5 han demostrado que los teléfonos usados en el baño pueden transportar gérmenes dañinos del inodoro a las manos y, finalmente, a la boca. Pueden albergar E. coli y otros patógenos mucho después de que haya terminado de lavarse las manos.

También está el problema de la postura al usar el inodoro. El inodoro occidental, a diferencia de los inodoros en cuclillas comunes en algunas partes de Asia y África, coloca el recto en un ángulo6 que requiere más esfuerzo para defecar y, por lo tanto, aumenta la probabilidad de que se produzcan esfuerzos. Por eso, algunas personas usan reposapiés o "plataformas para sentarse en el inodoro" para ajustar su posición y reducir el riesgo de complicaciones.

Ya sea por muerte súbita cardíaca, desmayos y caídas, o exposición a microbios, el baño no siempre es el santuario que imaginamos. Es un espacio donde la anatomía, la privacidad y el riesgo se cruzan, a menudo desapercibidos hasta que algo sale terriblemente mal.

Así que la próxima vez que la naturaleza te llame, piénsalo dos veces antes de sentarte con el teléfono. Siéntate con cuidado, no te esfuerces y recuerda: incluso en la habitación más pequeña, tu cuerpo podría estar lidiando con asuntos de gran importancia.

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Cláusula de Divulgación: Michelle Spear no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado. La autora ha concedido autorización expresa a Webconsultas para la traducción y publicación de este artículo.

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  • 1
    «Medical Examiner’s Report on the Death of Elvis (1977)». PRESLAW, 2017, https://preslaw.info/medical-examiners-report-autopsy-on-the-death-of-elvis-presley.
  • 2
    «LI. Observations Concerning the Body of His Late Majesty, October 26, 1760». Philosophical Transactions of the Royal Society of London, vol. 52, The Royal Society, pp. 265–275+.
  • 3

    Henry Mayhew. “London Labour and the London Poor (Vol. 1 of 4), by Henry Mayhew—The Project Gutenberg eBook.” Gutenberg, 1851, https://www.gutenberg.org/files/55998/55998-h/55998-h.htm.

  • 4
    Tim Brewer, y Yolana Pringle. «Beyond Bazalgette: 150 Years of Sanitation». The Lancet, vol. 386, n.º 9989, Elsevier BV, 2015, pp. 128–129+, doi:10.1016/s0140-6736(15)61231-4.
  • 5

    “Contamination of UK Mobile Phones and Hands Revealed.” LSHTM, 14 Oct. 2011, https://www.lshtm.ac.uk/newsevents/news/2011/mobilephones.html.

  • 6
    «Understanding the Physiology of Human Defaecation and Disorders of Continence and Evacuation». Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology, vol. 18, n.º 11, Springer Science and Business Media LLC, pp. 751–769+.

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