Células T generadas tras un resfriado protegen contra el SARS-CoV-2

Las células T que se generan para combatir coronavirus de un resfriado común pueden reconocer al SARS-CoV-2 y evitar la infección, y ayudar a diseñar nuevas vacunas efectivas contras las variantes actuales y futuras del virus.
El resfriado podría protegerte del COVID

12/01/2022

No siempre que una persona se expone al SARS-CoV-2 contrae la infección y un equipo de investigadores ha descubierto que esto podría deberse, entre otros factores, al papel protector que ejercen las células T del sistema inmune. Estas células se generan cuando un humano se infecta con otros coronavirus, como el del resfriado común, y si sus niveles son altos cuando el individuo entra en contacto con el SARS-CoV-2 podría evitar infectarse.

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Los científicos del Imperial College London (Reino Unido), que han liderado el nuevo estudio cuyos resultados se han publicado en Nature communications, afirman que sus hallazgos proporcionan un modelo para una vacuna universal de segunda generación con la capacidad de prevenir la infección por las actuales variantes del SARS-CoV-2, incluida ómicron, o las que pudieran surgir a largo plazo.

“Estar expuesto al virus SARS-CoV-2 no siempre resulta en una infección, y hemos querido entender por qué. Descubrimos que los altos niveles de células T preexistentes, creadas por el cuerpo cuando se infecta con otros coronavirus humanos, como el resfriado común, pueden proteger contra la infección por COVID-19”, ha explicado la Dra. Rhia Kundu del Instituto Nacional del Corazón y los Pulmones del Imperial College London y primera autora del estudio.

En la sangre de las 26 personas que no se infectaron con el coronavirus había niveles significativamente más elevados de estas células T de reacción cruzada

“Si bien este es un descubrimiento importante, es solo una forma de protección, y quisiera enfatizar que nadie debería depender solo de esto. En cambio, la mejor manera de protegerse contra el COVID-19 es vacunarse por completo, incluso ponerse una dosis de refuerzo”, añade.

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Personas que no se infectaron tenían altos niveles de células T

Cuando se inició el estudio, en septiembre de 2020, la mayoría de la población de Reino Unido ni se había infectado con el coronavirus, ni había recibido la vacuna. En el trabajo participaron 52 personas que vivían con alguien que tenía una infección por SARS-CoV-2 confirmada por PCR, por lo que habían estado expuestas al patógeno. Estos participantes se sometieron a pruebas PCR al comienzo del estudio, a los cuatro días, y a los siete días a fin de comprobar si desarrollaban infección.

También se tomaron muestras de sangre de estas personas entre uno y seis días después de que estuvieran expuestos al coronavirus, y así los investigadores pudieron analizar los niveles de células T que ya tenían porque se habían generado a consecuencia de infecciones previas por coronavirus del resfriado común, ya que estas células pueden reconocer proteínas cruzadas del virus SARS-CoV-2.

“Nuevas vacunas que incluyan estas proteínas internas inducirían respuestas de células T ampliamente protectoras que deberían proteger contra las variantes actuales y futuras del SARS-CoV-2”

Los investigadores comprobaron que en la sangre de las 26 personas que no se infectaron con el coronavirus había niveles significativamente más elevados de estas células T de reacción cruzada, en comparación con las 26 personas que sí se infectaron. Estas células T se dirigieron a las proteínas presentes en el interior del virus SARS-CoV-2, en lugar de a la proteína espiga en la superficie del virus, para proteger al individuo contra la infección.

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Un nuevo objetivo en el diseño de vacunas anti-COVID

Las actuales vacunas no inducen una respuesta inmune frente a estas proteínas internas. Los investigadores han explicado que, junto con las vacunas efectivas que ya se dirigen a proteínas de pico, estas proteínas internas constituyen un nuevo objetivo para diseñar una vacuna que podría proporcionar una protección duradera porque las respuestas de células T son más persistentes que las respuestas de anticuerpos, que van disminuyendo a los pocos meses de la vacunación.

“Nuestro estudio proporciona la evidencia más clara hasta la fecha de que las células T inducidas por los coronavirus del resfriado común juegan un papel protector contra la infección por SARS-CoV-2. Estas células T brindan protección al atacar las proteínas dentro del virus, en lugar de la proteína espiga en su superficie”, afirma el profesor Ajit Lalvani, autor principal del estudio y director de la Unidad de Investigación de Protección de la Salud de Infecciones Respiratorias del NIHR en el Imperial.

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“La proteína espiga está bajo una intensa presión inmunitaria de los anticuerpos inducidos por la vacuna que impulsan la evolución de los mutantes de escape de la vacuna. Por el contrario, las proteínas internas a las que se dirigen las células T protectoras que identificamos mutan mucho menos. En consecuencia, están altamente conservadas entre las diversas variantes del SARS-CoV-2, incluida ómicron”. “Las nuevas vacunas que incluyan estas proteínas internas conservadas inducirían, por lo tanto, respuestas de células T ampliamente protectoras que deberían proteger contra las variantes actuales y futuras del SARS-CoV-2”, concluye el experto.

Actualizado: 5 de mayo de 2023

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