Aunque puede parecer una actividad sencilla y de poco requerimiento físico, lo cierto es que la petanca es un juego perfecto para que las personas mayores se mantengan activas. Si analizamos el desarrollo de la partida y los movimientos que se realizan, observamos los beneficios físicos que aporta su práctica:
- Constante movimiento: aunque la bola se tira estando quieto, durante la partida los jugadores andan constantemente, porque antes y después de tirar se acercan al boliche para verificar a qué distancia está de su bola, comprobar si le estorba alguna de las bolas del equipo contrario, o medir cuántas bolas del equipo puntúan. Esto obliga a moverse durante el tiempo que dura la partida, que puede ser una hora, sin que el jugador apenas se dé cuenta. Por tanto, es una alternativa perfecta para evitar el sedentarismo.
- Fortalecimiento de extremidades: agacharse y levantarse para coger la bola, y después tirarla, conlleva una serie de movimientos que favorecen el fortalecimiento de las extremidades.
- Evita la atrofia de las manos por falta de movimiento: algunas personas mayores acusan una falta de movilidad en dedos y manos debido a que no las ejercitan. Al jugar a la petanca las manos están constantemente activas, por lo que ayuda a prevenir dicha atrofia.
- Trabaja la agudeza visual: al apuntar al boliche el jugador debe fijar su mirada, al igual que al comprobar la distancia a la que se han quedado las bolas del boliche. Ambas acciones hacen trabajar a los ojos y, por tanto, mantienen la visión activa.
- Actividad al aire libre: jugar en un espacio abierto favorece que el organismo reciba vitamina D del sol, algo muy importante para proteger los huesos de los mayores.
A todo esto hay que sumarle que, como cualquier otra actividad física que se realice, jugar a la petanca mejora la circulación, protege el corazón, mantiene al cerebro activo, favorece el descanso y la producción de endorfinas, lo que a su vez mejora el estado anímico del adulto mayor.