Anestesia epidural en el parto: despeja tus dudas
¿Se acerca el día del parto y aún dudas si recurrir a la epidural para evitar los dolores? Para ayudarte a decidir te explicamos cómo funciona, sus ventajas e inconvenientes y qué efectos puede provocar su uso.

Qué es la anestesia epidural y cómo se administra

David Saceda

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 11 de abril de 2023

La anestesia es la pérdida de la sensibilidad en una zona del cuerpo; esto incluye tanto las sensaciones térmicas y táctiles como las dolorosas. Podemos conseguir anestesiar una parte del cuerpo gracias a fármacos que bloquean la transmisión nerviosa en diferentes puntos.

En qué consiste la anestesia epidural

Uno de los tipos de anestesia más conocidos es la anestesia epidural, descubierta por el médico oscense Fidel Pagés en 1921. En esta anestesia el fármaco se introduce en el espacio que hay alrededor de la duramadre (una membrana fibrosa que envuelve todo el sistema nervioso central).

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El fármaco suele ser un anestésico local que es capaz de bloquear la transmisión nerviosa en la médula ósea allí donde se aplique, de manera que la sensibilidad se pierde desde ese punto hacia abajo. Es decir, si se aplica la anestesia epidural en el cuello se perderá la sensibilidad en todo el tronco, piernas y brazos; si se aplica la anestesia epidural en la región lumbar se perderá la sensibilidad de cintura para abajo, y esta forma de anestesia es la que se utiliza durante el parto.

Cada mujer embarazada debe decidir por sí misma, tras informarse y dejarse asesorar por los profesionales indicados, si quiere que le administren este tipo de anestesia durante el parto, o no. Como casi todo, la epidural tiene ventajas e inconvenientes y, aunque los riesgos que presenta en la actualidad son mínimos, conviene conocerlos antes de tomar una decisión.

Administración de la epidural

Cómo se administra la anestesia epidural

Hay que seguir unos pasos, que empiezan antes del parto, para emplear la anestesia epidural. En primer lugar, todo será más fácil si la decisión de utilizar o no la anestesia epidural la toma la madre en alguna de las consultas de control del embarazo previas al parto. Así, el anestesista ya tendrá los datos clínicos que necesita conocer para poder aprobar la realización de la anestesia epidural. Además, así la madre sentirá menos ansiedad por la llegada del parto y sabrá a qué se enfrenta.

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  • La embarazada se sienta en una camilla y debe arquear la espalda tocando el pecho con la barbilla e inclinado el tórax hacia delante. De este modo, las vértebras de la columna se separan más por atrás. Otra posición que puede adoptar la paciente, es tumbarse sobre un costado y abrazarse las rodillas, de manera que se arquee la espalda.
  • El anestesista esteriliza la piel superficial con un antiséptico y la anestesia con una aguja fina para que no duela la punción con el catéter que transporta la anestesia epidural.
  • El anestesista pasa entre las vértebras una aguja con un catéter que llega hasta el espacio epidural, es decir, alrededor de la duramadre sin atravesarla. Ahí se aplica el anestésico. En los tejidos internos la sensibilidad es menor y, además, el anestésico actúa en el espacio epidural, por lo que la madre no sentirá dolor, quizá solo una pequeña molestia que no será nada comparada con el dolor del parto.

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Creado: 10 de noviembre de 2011

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