Las mujeres en periodo de lactancia que consumen de forma moderada cerveza sin alcohol contribuyen a que se reduzcan los riesgos de que el recién nacido desarrollo en un futuro ciertas patologías como obesidad, arteriosclerosis o cáncer, de acuerdo con los datos extraídos de un estudio que se ha presentado esta semana en Bruselas durante la celebración del VI Simposio Europeo sobre Cerveza y Salud.

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En esta reunión se han dado cita especialistas europeos en medicina, nutrición y alimentación, con el objetivo de debatir sobre los resultados de las últimas investigaciones científicas que evidencian los beneficios para la salud que implica un consumo moderado de cerveza.

Gracias a los antioxidantes que contiene la cerveza decaen menos las propiedades antioxidantes de la leche materna

Como ha explicado la doctora María Teresa Hernández Aguilar, pediatra de la Agencia de Salud de Valencia, en el estudio comprobaron cómo gracias a los  antioxidantes que contiene la cerveza decaen menos las propiedades antioxidantes de la leche materna, y su efecto beneficioso se transmite al lactante, por lo que un consumo moderado de cerveza sin alcohol -dos latas diarias- favorece la salud del bebé y le protege frente a patologías como las mencionadas, no solo durante el periodo de lactancia, sino años después.

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Propiedades antioxidantes y antiinflamatorias

El doctor Ramón Estruch, del Clínico de Barcelona, ha recomendado incluir vino o cerveza -siempre de forma moderada- en la dieta mediterránea porque sus efectos antioxidantes y antiinflamatorias sobre las arterias contribuyen a  disminuir el riesgo de sufrir un infarto o un accidente vascular cerebral.

El especialista ha explicado que algunos componentes de la cerveza, como los polifenoles, protegen frente a la diabetes, reducen la presión arterial y los niveles de colesterol malo y aumentan los de colesterol bueno -con lo que se mejora el perfil lipídico-, y también actúan sobre los parámetros de inflamación, responsables del desarrollo de arteriosclerosis.

Manuel Castillo Garzón, catedrático de la Universidad de Medicina de Granada ha expuesto los datos de un estudio que confirman que beber dos tercios de cerveza con alcohol tras la práctica de ejercicio físico aporta la misma capacidad rehidratante que el agua. También ha señalado que, de acuerdo con los resultados de un riguroso estudio presentado por el doctor Arne Vernon Astrup, director del departamento de Nutrición de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Copenhague, no es cierto que exista una asociación entre la ingesta de cerveza y la aparición de barriga cervecera.

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Este estudio manifiesta que los factores de riesgo que favorecen la barriga cervecera son la edad, ser varón, una escasa actividad física, el tabaquismo,  el estrés mental, la alteración del sueño, la elevada ingesta de grasas trans y el consumo de ciertos fármacos.

Los resultados de otro estudio, presentados por el doctor Jonathan Powell, director de la Human Nutrition Research en Cambridge, ponderan las virtudes de otro componente de la cerveza, el silicio, que tiene la capacidad de mantener la densidad ósea, mientras que el doctor Vicenzo Solfrizzi, investigador del departamento de geriatría de la Universidad de Bari, ha sostenido que no hay ningún indicio de que un consumo moderado de cerveza deteriore la función cognitiva, o favorezca el desarrollo de enfermedades degenerativas como el alzhéimer.

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Fuente: EUROPA PRESS

Actualizado: 30 de agosto de 2017

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