La inmunoglobina no funciona si la mujer ya estaba previamente sensibilizada. Para saberlo, es necesario realizar el test de Coombs indirecto, un análisis de sangre incluido en el protocolo prenatal y que detecta la presencia de anticuerpos que pudieran generar incompatibilidades entre la sangre de la madre y el feto. Esta prueba se realiza entre la octava y novena semana de gestación y que hay que repetirla en la semana 26 y, en caso de duda, en la semana 34.
Si el resultado es positivo, algunos médicos sugieren realizar una amniocentesis para determinar si el feto es Rh-positivo o Rh-negativo (algunos experimentos indican la posibilidad de determinar el Rh fetal a partir de una muestra de plasma materno lo que permitiría reducir la necesidad de practicar una amniocentesis, que presenta un riesgo muy pequeño de aborto espontáneo).
Si el feto es Rh-positivo, o si se desconoce su factor, el médico medirá los niveles de anticuerpos en la sangre de la madre a medida que avanza el embarazo (a las 12-16 semanas, 28-32 y 36 semanas de gestación); si su número es muy elevado se recomendará la realización de pruebas especiales que pueden ayudar a determinar si el bebé está desarrollando la intolerancia de Rh.