Hay que seguir unos pasos, que empiezan antes del parto, para emplear la anestesia epidural. En primer lugar, todo será más fácil si la decisión de utilizar o no la anestesia epidural la toma la madre en alguna de las consultas de control del embarazo previas al parto. Así, el anestesista ya tendrá los datos clínicos que necesita conocer para poder aprobar la realización de la anestesia epidural. Además, así la madre sentirá menos ansiedad por la llegada del parto y sabrá a qué se enfrenta.

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  • La embarazada se sienta en una camilla y debe arquear la espalda tocando el pecho con la barbilla e inclinado el tórax hacia delante. De este modo, las vértebras de la columna se separan más por atrás. Otra posición que puede adoptar la paciente, es tumbarse sobre un costado y abrazarse las rodillas, de manera que se arquee la espalda.
  • El anestesista esteriliza la piel superficial con un antiséptico y la anestesia con una aguja fina para que no duela la punción con el catéter que transporta la anestesia epidural.
  • El anestesista pasa entre las vértebras una aguja con un catéter que llega hasta el espacio epidural, es decir, alrededor de la duramadre sin atravesarla. Ahí se aplica el anestésico. En los tejidos internos la sensibilidad es menor y, además, el anestésico actúa en el espacio epidural, por lo que la madre no sentirá dolor, quizá solo una pequeña molestia que no será nada comparada con el dolor del parto.

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Creado: 10 de noviembre de 2011

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