Dr. José Haba-Rubio

Neurólogo experto en medicina del sueño, y coautor de 'Sueño con dormir'
Dormir poco o mal tiene consecuencias muy negativas para la salud física y emocional. El Dr. Haba-Rubio, experto en medicina del sueño, nos desvela los secretos de esta función biológica, sus trastornos y tratamientos.
Dr. José Haba-Rubio, experto en medicina del sueño
"Todas las funciones cerebrales se benefician de un buen sueño, pero el resto del organismo también: el sistema cardiovascular, el sistema metabólico, e incluso la piel"

06/09/2018

Nos pasamos durmiendo un tercio de nuestra vida, pero todavía no sabemos para qué sirve exactamente dormir, aunque lo que sí tenemos claro es que descansar mal por la noche tiene una gran repercusión –y no precisamente positiva– en nuestras actividades diarias, tanto en el ámbito laboral, como social o de ocio. El Dr. José Haba-Rubio, neurólogo y experto en medicina del sueño del Centre d’ Investigación et de Recherche sur le Sommeil (CIRS) de Lausana (Suiza), acaba de publicar, junto a Raphaël Heinzer, Sueño con dormir (La Esfera de los Libros, 2018), un libro que ayuda a comprender esta función biológica esencial para la vida y para la salud física y emocional, y en el que exponen los últimos descubrimientos científicos sobre los trastornos del sueño y su tratamiento.

PUBLICIDAD


Sueño con dormir

¿Cuáles son los principales beneficios para la salud que reporta un sueño de calidad? ¿Es cierto, como dicen muchas 'celebrities', que la piel y el aspecto físico mejoran tras una noche de descanso reparador?

Sí, lo que sabemos es que el sueño es una función biológica esencial, que no podemos vivir sin dormir, que todos los animales y todos los seres vivos duermen, y que por tanto es esencial para nuestra salud, y en particular para el buen funcionamiento cerebral. Sabemos que todas las funciones cerebrales se benefician de un buen sueño, pero el resto del organismo también: el sistema cardiovascular, el sistema metabólico, e incluso también la piel.

Efectivamente, ha habido estudios donde se ha demostrado que haciendo una privación del sueño, si impides a alguien dormir –sea una privación total de sueño, o sea una privación parcial de sueño–, el aspecto físico también se deteriora. Así que no hay ninguna duda de que hay que dormir bien, y el número de horas necesarias, para estar guapos (risas).

PUBLICIDAD

Pero sobre el número de horas también parece existir controversia. De hecho, en el libro exponéis el caso de un estudio que se realizó con distintas tribus que vivían alejadas y no tenían vínculos genéticos, y cuyos integrantes duermen menos que nosotros.

Bueno, en primer lugar, somos todos diferentes en relación al sueño, y hay gente que necesita dormir menos y gente que necesita dormir más. En el siglo XXI, para un adulto medio en general estamos entre las siete y las ocho horas, pero con variaciones genéticas que hacen que haya personas que necesiten más o menos.

Estudios epidemiológicos revelan que los que duermen poco y los que duermen mucho tienen una mortalidad más elevada

Es verdad que no siempre hemos dormido así, y que el sueño también ha evolucionado mucho a lo largo de la historia, y hace unos siglos la gente pasaba medio día en la cama y dormía probablemente una o dos horas más de lo que dormimos actualmente. Pero si nos remontamos más en la historia, justamente como estas tres tribus que estudió nuestro colega americano, nos damos cuenta de que en realidad no duermen más de lo que dormimos nosotros, sino que duermen mucho mejor, porque ninguna de las tres tribus tenía una palabra para nombrar el insomnio, o sea, que lo que ha cambiado mucho ha sido la calidad del sueño.

PUBLICIDAD

Dormir sí, pero… ni poco, ni demasiado

Sabemos que la privación de sueño resulta incompatible con la vida y que dormir menos horas de lo necesario perjudica la salud pero, ¿se ha comprobado si dormir muchas horas en la edad adulta es dañino para el organismo?

Lo que es muy curioso es que cuando se han realizado estudios epidemiológicos y se relaciona la duración del sueño con la morbimortalidad, se ha comprobado que los que duermen poco y los que duermen mucho tienen una mortalidad más elevada. En el caso de los que duermen poco se puede explicar fácilmente porque efectivamente la falta de sueño constituye un factor de estrés para el organismo, no nos podemos recuperar, y hay enfermedades cardiovasculares que aumentan cuando se duerme poco.

Dormir mal no es normal, ni es un proceso fisiológico ligado a la edad, y si hay un problema de sueño hay que estudiarlo aunque se trate de una persona mayor

Lo que ya es un poco más cuestionable es por qué los que duermen mucho tienen también una mortalidad más elevada. Y la explicación es que probablemente esas personas padecen una enfermedad del sueño, o de otro tipo, que hace que tengan que dormir más para recuperarse, y que finalmente esa patología, y no la duración del sueño en sí misma, sea lo que aumenta la mortalidad. Es decir, que el hecho de que necesiten dormir mucho es un marcador de otra enfermedad, sea o no un trastorno del sueño, que es la que les predispone a dormir más y aumenta su riesgo de muerte.

PUBLICIDAD

Si una persona duerme pocas horas, o se despierta varias veces durante la noche, pero no experimenta somnolencia diurna, ¿significa eso que su sueño es suficiente?

Pues sí, probablemente sí. Como decía, el sueño sigue siendo un gran misterio, y no sabemos ni siquiera realmente para qué sirve. Pero todos estamos de acuerdo en que dormir sirve para estar bien durante el día, así que si estamos bien durante el día eso significa que la cantidad y calidad del sueño han sido suficientes, o suficientemente recuperadoras, en todo caso. A nosotros, como médicos y como especialistas del sueño, finalmente lo que nos interesa sobre todo es cómo se siente la persona durante el día, y si se siente bien es que todo va bien.

Muchos adultos se quejan de que a medida que pasan los años duermen menos o peor. ¿El proceso de envejecimiento empeora siempre la calidad del sueño?

PUBLICIDAD

Lo que hemos comprobado es que el sueño es una función cerebral, y como ocurre con otras funciones cerebrales –como la motricidad o como la memoria–, también se deteriora un poquito con el envejecimiento. Y con la edad tenemos menos sueño profundo, tenemos más despertares durante la noche; en definitiva, un sueño un poco de menor calidad.

Todos los somníferos que utilizamos son más bien antivigilia, y lo que hacen es frenar la actividad cerebral, pero no producir sueño fisiológico

Pero, a pesar de eso, cuando un adulto se queja del sueño no hay que considerar que dormir mal es normal, o que es un proceso fisiológico ligado a la edad, sino que si hay un problema de sueño hay que estudiarlo incluso aunque se trate de una persona mayor.

PUBLICIDAD

Somníferos y melatonina

A pesar de los grandes avances que se producen continuamente en todos los ámbitos de la medicina, seguimos sin disponer de un producto inocuo y eficaz para combatir el insomnio. ¿Crees que alguna vez se inventarán unas 'pastillas para no pensar por la noche' sin efectos secundarios?

Sí (risas), ese es uno de los grandes misterios todavía sin resolver, y es que no hemos encontrado el somnífero perfecto, y todavía no hay ningún medicamento que produzca sueño fisiológico; todos los somníferos que utilizamos son más bien antivigilia, y lo que hacen es frenar la actividad cerebral, pero no producir sueño fisiológico.

La melatonina es un producto natural, sin efectos secundarios ni riesgos a largo plazo, pero hay que saber cuándo y cómo tomarla

Hay algunas moléculas que se encuentran en estudio actualmente y que parecen prometedoras, o sea, que hay nuevos medicamentos que van a aparecer en los próximos años que parece que tienen menos efectos secundarios y menos riesgo que los somníferos que tenemos ahora, pero todavía no existe el somnífero ideal.

Dices que la melatonina, que es como una señal química que indica al cerebro que es el momento de dormir, es completamente suprimida por la exposición a la luz. Si queremos dormirnos, por ejemplo, a las once de la noche, ¿cuántas horas antes deberíamos evitar la exposición a la luz, incluso si es natural?

Por lo menos dos horas antes. La melatonina es muy sensible a la luz, y en particular a la luz azul, y como sabes los dispositivos electrónicos que tanto utilizamos en la actualidad, como el teléfono móvil, las tablets, los ordenadores…, son muy ricos en luz azul porque tienen led, y esa luz azul suprime mucho y de manera rápida –incluso si la intensidad no es muy fuerte– la secreción de melatonina, y eso va a retardar la aparición del sueño. O sea, que nosotros lo que aconsejamos de todas formas es apagar ordenadores y tablets, y bajar un poco la luz ambiente al menos dos horas antes de irse a la cama.

Mujer durmiendo en la cama
Photo by Tracey Hocking on Unsplash

La televisión, curiosamente, influye menos, porque probablemente la distancia a la cual la vemos hace que la intensidad de la luz que llega a nuestra retina sea mucho menor, y por eso nos afecta menos que, por ejemplo, el teléfono, que vamos a verlo a una distancia muy corta.

El uso continuado de los suplementos de melatonina, que muchas personas utilizan para intentar dormirse antes porque son cronotipo nocturno, ¿puede hacer que el organismo deje de segregar melatonina de forma natural?

No, por eso no hay ningún problema, porque la melatonina está regulada únicamente por la luz. Es decir, que aunque tomemos la melatonina del exterior nosotros continuamos produciendo esta hormona, que está únicamente regulada por la luz. Lo único que hay que tener en cuenta es que con estos suplementos de melatonina, a veces uno no sabe muy bien la cantidad o la calidad que está tomando.

Los sueños son una especie de válvula de escape que permite que nuestro sistema emocional esté más tranquilo cuando nos despertemos

No hay que tomar mucha porque en ese caso pierdes un poco el efecto pico, que es lo que va a poner en marcha la máquina del sueño; vamos a inundar el cerebro de melatonina, y finalmente perdemos la capacidad de esta hormona para poner en marcha esa maquinaria. También es importante saber a qué hora hay que tomar la melatonina; ahora sabemos que hay que tomarla dos o tres horas antes de irse a la cama para aprovechar al máximo este efecto pico del que hablo.

Así que la melatonina está bien, es un producto natural sin efectos secundarios, ni riesgos a largo plazo, pero también hay que saber tomarla, y a veces este es un poco el problema que tenemos con los suplementos, que no está muy claro cuándo los toma la gente, y la cantidad y calidad de los productos. Pero, en principio, es algo mucho más natural en todo caso que los somníferos químicos, y el especialista puede indicar cuál es la cantidad que debe tomar el paciente y, sobre todo, en qué momento de la noche tiene que tomarlo.

La función de los sueños

De las cinco teorías sobre la función de los sueños que expones en el libro: que no sirven para nada, que permiten la individualización psicológica, que nos preparan para afrontar los peligros de la vida, que desempeñan un papel clave en nuestro equilibrio emocional, o que permiten consolidar la memoria, ¿con cuál estás más de acuerdo, y por qué?

Yo creo que excepto la primera, de Hobson –que probablemente incluso él últimamente no está tan de acuerdo consigo mismo–, las otras no son incompatibles, y pienso que con la evolución los sueños cumplen un poco todas esas funciones. En todo caso, la regulación emocional está claro que sí; hay muchos estudios que lo demuestran: que los sueños son una especie de válvula de escape de nuestras emociones y que soñar permite que nuestro sistema emocional esté más tranquilo y más en reposo cuando nos despertemos.

Y la otra teoría que es muy interesante es que actúan como una especie de realidad virtual, y que durante el sueño nos vamos a enfrentar a situaciones que nos permitirán después encontrar una respuesta más fácil cuando nos despertemos, porque ya lo hemos soñado. Es decir, que vamos a vivir cosas que nos van a preparar para reaccionar mucho más rápido y de una manera más eficaz durante el día, y nos van a ayudar a encontrar soluciones más imaginativas, más creativas.

¿Tener pesadillas a diario –y recordarlas– debería ser un motivo de consulta con el especialista?

Si interfiere en la calidad del sueño, sí. Las pesadillas recurrentes pueden ser muy angustiosas, porque pueden perturbar el sueño, y emocionalmente a veces es difícil de afrontar, por lo que podrían ser un motivo de consulta. Esto se ve sobre todo en los estados de estrés postraumático, cuando las personas han vivido experiencias muy duras, como la guerra o situaciones de violencia extrema, y sufren pesadillas recurrentes en las que se repiten siempre los mismos temas. En esos casos está claro que es muy angustioso y que se debe tratar.

Trastornos del sueño frecuentes, y poco comunes

¿Cuáles son los trastornos del sueño que tratas con más frecuencia? ¿Tienen todos solución?

Estadísticamente lo más frecuente es el insomnio, porque se considera que un tercio de la población sufre de insomnio, o de un sueño de mala calidad. Luego, nosotros vemos mucho también síndrome de apnea y síndrome de piernas inquietas. En cuanto a las soluciones, pueden ser más o menos fáciles, pero para todos hay tratamiento, por supuesto.

También atendemos a pacientes con enfermedades que son menos frecuentes, pero como somos un centro muy especializado recogemos todos los casos del país. Por ejemplo, la narcolepsia, que es una enfermedad rara, pero que tiene mucha repercusión sobre la calidad de vida porque hay personas que se duermen andando y se caen de golpe.

El hecho de que una persona necesite dormir mucho puede ser un marcador de otra enfermedad, que es la que le predispone a dormir más y aumenta su riesgo de muerte

En 1999 o 2000 se descubrió que a los pacientes con narcolepsia les falta una sustancia en el cerebro que se llama hipocretina u orexina, y que cuando desaparece el cerebro pasa de la vigilia al sueño, o del sueño a la vigilia, de manera muy brusca; no hay transición. El problema es que no sabemos fabricar esta orexina, y no podemos reemplazar la que se ha perdido en el cerebro, y por eso no sabemos curar la enfermedad. Pero sí sabemos tratar los síntomas, y tratamos la somnolencia y los otros trastornos asociados, lo que permite reequilibrar un poco el sistema cerebral.

Aunque no sepamos curarla, el tratamiento es muy importante porque la narcolepsia es una enfermedad que se conoce hace siglos, pero cuyo origen se desconocía y dos equipos lo descubrieron al mismo tiempo, y gracias a eso hemos avanzado muchísimo, no solo en el conocimiento de la narcolepsia, sino también en cómo funciona el sistema del sueño.

Explicas en el libro un extraño caso de parasomnia en la que un paciente cometió un asesinato mientras permanecía sonámbulo. ¿Has conocido algún caso en el que un paciente sonámbulo haya realizado actividades propias de la vigilia como comer, fumar, intentar practicar sexo, etcétera?

Sí. en el libro hablamos del caso de Parks, que es un caso muy conocido porque fue a los tribunales y fue absuelto, pero nosotros sí vemos regularmente casos de gente que a mitad de la noche sale vestida a la calle, o coge el coche, o se presenta en el trabajo a las tres de la mañana. Y hay casos también de sexsomnia, en los que la persona practica actos sexuales durante un episodio de sonambulismo, y que pueden ser mucho más osados.

Al despertar, a veces tienen un recuerdo un poco vago de lo sucedido y creen que ha pasado algo, pero no se acuerdan porque en realidad están durmiendo, y en principio la memoria cuando dormimos no nos permite recordar. Esto, además, ocurre durante el sueño profundo y las personas no se acuerdan al despertar.

Hay gente que tiene estos episodios todas las noches, incluso varias veces por noche, y eso puede ser muy perturbador, no solo porque afecta a la calidad del sueño, sino también a las personas que están al lado suyo o que conviven en la misma casa. También hay un riesgo, y nosotros tenemos desgraciadamente casos de pacientes que se han caído por la ventana, y en casos así lo primero que hacemos es tomar medidas para que no sufran accidentes, y en ocasiones también tenemos que tratarlos.

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD