Hacer ejercicio, más que un consejo, una prescripción

Al practicar ejercicio físico el organismo produce sustancias naturales, capaces de prevenir o mejorar el pronóstico de muchas enfermedades. Los médicos quieren que el ejercicio se prescriba como una terapia más.
Pareja haciendo ejercicio por su salud
La práctica de ejercicio previene o mejora el pronóstico de muchas enfermedades.

Mientras practicamos ejercicio físico nuestro organismo produce diversas sustancias naturales, que son capaces de prevenir o mejorar el pronóstico de muchas enfermedades. Tal vez por ello, los expertos no se cansan de repetir que en la actividad física se encuentra la clave para retrasar el envejecimiento, mantener una buena salud, y prolongar la esperanza de vida.

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Hay numerosos estudios que avalan con rigor científico los beneficios del ejercicio físico para la salud, y su influencia en la prevención y mejoría de numerosas enfermedades. De hecho, ya son muchos los médicos a nivel mundial que proponen que realizar deporte, más que un consejo para los pacientes, como lo son dejar de fumar o no beber alcohol, se convierta en una prescripción, y se considere que tiene el mismo valor terapéutico que un medicamento.

El ejercicio aeróbico libera endorfinas, que activan los mismos receptores gabaérgicos que las benzodiacepinas, los ansiolíticos más frecuentes

Esta recomendación parte de la premisa de que nuestro cuerpo genera reacciones químicas frente a determinados estímulos, y el deporte y el sudor producen ese tipo de reacciones, como cualquier fármaco. No se trata de eliminar a los medicamentos de la ecuación, sino de complementarlos, aunque también de sustituirlos cuando el médico así lo considere oportuno; sería el caso, por ejemplo, de algunas personas estresadas, a las que les puede venir mejor salir a correr por el parque que tomarse un ansiolítico.

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Y es que el ejercicio aeróbicocaminar rápido o hacer running, por ejemplo–, libera unas sustancias denominadas mioquinas, que influyen en los neurotransmisores y en las reacciones químicas que se producen en los pacientes que somatizan un trastorno de ansiedad, y también otras sustancias con propiedades relajantes y euforizantes como las endorfinas, que activan los mismos receptores gabaérgicos que fármacos como las benzodiacepinas –los ansiolíticos más frecuentes–, por lo que produce sensación de bienestar de forma natural sin necesidad de recurrir a la medicación.

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Actualizado: 1 de agosto de 2017

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