Amigos imaginarios del niño
¿Tu hijo habla con los peluches o con seres invisibles? Tranquilos, pues es un fenómeno relativamente normal que enriquece su imaginación e interacción social. Aunque conviene que estéis atentos a su evolución.

Amigos imaginarios en los niños

Dr. Juan Moisés de la Serna

Por: Dr. Juan Moisés de la Serna

Doctor en Psicología

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

Dentro de la etapa evolutiva normal de los niños, entre los dos y tres años, se inicia un fenómeno cuanto menos curioso, que a veces puede llegar a crear una preocupación a los padres: en estas edades tempranas, y ya cuando se tienen las bases lingüísticas desarrolladas, surge lo que se denomina el amigo imaginario, el cual le va a acompañar durante varios años antes de desaparecer.

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Estos amigos imaginarios suelen ser seres en algunos casos idealizados, superhéroes, hadas o duendes, que han visto en la televisión o que han escuchado de algún cuento, o simplemente amiguitos invisibles con los que comparten sus juegos, haciéndoles partícipes de sus actividades lúdicas, e incluso hablándoles; aunque a pesar de las vivencias compartidas, los niños entienden que su amigo no es real.

Estos amigos imaginarios pueden ser totalmente irreales, o estar identificados con algún objeto, por ejemplo un peluche o una muñeca, con el que habla y comparte juegos, el cual tiene su propia personalidad y forma de actuar, distinta del pequeño, por lo que no siempre estarán de acuerdo, de ahí la riqueza para la interacción social, al tener que explicar, negociar y conversar con el amigo imaginario.

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Aunque no existe un patrón en el que aparezcan estos amigos imaginarios, si son más probables que se den en hijos únicos o en el primero de los hermanos, como una forma de llenar ese vacío social en los juegos. Igualmente, la presencia de estos amigos imaginarios ha sido asociada a cierto grado de sensibilidad por parte del pequeño, siendo éstos más creativos y artísticos de adultos, entre otros beneficios en su desarrollo como veremos más adelante.

En cualquier caso, conviene estar atentos a la edad de aparición y características e influencia de dicho fenómeno en el pequeño, pero si la situación no deja de ser un juego, es conveniente que como padres no nos involucremos demasiado ni mucho menos les regañemos o negemos su existencia, ya que lo normal es que desaparezca con el paso de los años a medida que el niño madure.

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Creado: 26 de noviembre de 2013

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