Miedo a la bata blanca en los niños
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
Visitar al médico no suele ser algo agradable, pero puede ser especialmente desestabilizador entre los niños (sobre todo alrededor de los cinco años). Supone una amenaza para su bienestar, ya sea por el recuerdo de anteriores visitas, porque lo asocian al dolor, porque algunas pruebas médicas conllevan la separación de los padres, por la intranquilidad ante los extraños, por el miedo a lo desconocido (mezclado con la imaginación desbordada que tienen los pequeños), o por una fobia un tanto irracional, como por ejemplo el temor asociado a las inyecciones. El caso es que no son pocos los que sufren lo que se conoce como 'miedo a la bata blanca' o latrofobia.
El niño muestra su sufrimiento al acudir a la consulta del médico mediante un estado de nerviosismo más o menos acusado y, por supuesto, con el llanto, muchas veces inconsolable. Esta situación, además de suponer un momento de tensión para los padres, puede dificultar los diagnósticos, e incluso alterar los resultados de las pruebas médicas (por ejemplo, los síntomas se pueden confundir). Es más, se puede llegar a la denominada ‘hipertensión de la bata blanca’ que hace que la presión arterial suba notablemente en el momento en que se visita al doctor, y vuelve a niveles normales nada más salir de la consulta.
En definitiva, las batas blancas imponen, cuanto menos, respeto. Y para ayudar a nuestros hijos a superar este miedo debemos normalizar la situación y darles, según su edad, explicaciones que les tranquilicen. Pero, además, desde el propio ámbito sanitario ya se están llevando a cabo varias iniciativas para que los pequeños lo sobrelleven mejor.
10 claves para evitar el miedo antes, durante, y después de la consulta médica
Te damos unas pautas para que todo vaya lo mejor posible cuando el niño tenga que ir al médico:
- No le engañes: es mejor que él lo sepa para que no se lleve una ingrata sorpresa y se sienta traicionado. Eso sí, no le avises con demasiada anticipación; con dos o tres días es suficiente. Y procura ir siempre con cita previa para que la espera sea la mínima posible y evitar así que el pequeño se ponga más nervioso.
- No le amenaces: muchos de los miedos infantiles a los médicos provienen del recurso que algunos padres utilizan de amenazarles con frases tipo “como no te portes bien va a venir el doctor y te va a pinchar”.
- Responde a sus dudas: el pequeño te puede preguntar si le dolerá lo que le van a hacer, o mostrar miedo ante lo desconocido. Por eso, es bueno informarse previamente de las pruebas que le efectuarán, y tratar de explicárselas con un lenguaje y un nivel de detalle apropiado a su edad. No le engañes diciéndole que no le va a doler; intenta minimizarlo en lo posible y decirle que va a ser algo rápido, por ejemplo.
- Destaca lo positivo del pediatra: cuéntale que el médico le curará y que gracias a él no le dolerá la tripa, o que le quitará los mocos y la tos. Dile que le mirará la garganta con una sorprendente luz, y que al acabar le dará una golosina, por ejemplo. Además, si le hablas de este profesional médico por su nombre de pila, le resultará más familiar y amigable.
- Sé ejemplo de tranquilidad: somos el espejo en el que se miran nuestros hijos; si nosotros nos mostramos inquietos y temerosos ante la visita al médico, se lo trasladaremos a ellos. Así que si te dan miedo las agujas, o te pones nervioso con lo que le puedan hacer a tu pequeño, mejor recurre a otra persona para que le acompañe.
- Háblale continuamente: una vez estéis en la consulta, mientras el doctor esté reconociendo al niño, háblale, tócale, acaríciale, y distráele en la medida de lo posible (esto le dará mayor seguridad). Además, sin molestar al desempeño de los profesionales sanitarios, cógele en cuanto puedas. El dolor se sobrellevará mejor con nuestro cariño.
- Apórtale seguridad con los juguetes: es bueno que dejes que su muñeco, peluche, o juguete favorito, le acompañe en todo momento. Incluso el propio niño puede hacerse más el fuerte para dar ejemplo a su muñeco.
- Promueve que se relacione con el personal sanitario: cuando el pediatra o una enfermera le pregunten al niño, anímale a que conteste. Esto ayudará a establecer una relación de mayor cercanía, e incluso de confianza.
- Destaca su buen comportamiento: al finalizar, alaba lo bien que se ha portado, lo que le ayudará a aplicarlo la próxima vez. En cambio, si se enfada o llora, procura no regañarle demasiado; también es bueno que se desahogue.
- Ten paciencia: el niño, poco a poco, irá superando su miedo, siendo el proceso más o menos largo según cada caso.
Iniciativas en la sanidad para evitar el miedo al médico en los niños
Los padres deben hacer un esfuerzo para que su hijo supere el miedo al ámbito médico, pero también es fundamental que los profesionales sanitarios pongan de su parte. Esto ya es un hecho, y se están llevando a cabo varias iniciativas para que los niños se sientan menos temerosos.
Hay muchos lugares en los que mediante pequeños detalles se intenta solventar este problema: por ejemplo, salas de pediatría con un ambiente más agradable, gracias a una decoración atractiva, e incluso con música de fondo; o que ponen a disposición de los niños algunos juguetes y zonas de juego.
Y si el problema que da el nombre al síndrome de la bata blanca es precisamente el atuendo, pues esto tiene fácil solución. Muchos pediatras y enfermeras ya usan uniformes con diseños divertidos para los niños (las tooniforms, de la marca Cherokee, son unas batas diseñadas especialmente para los niños).
Además, mediante una iniciativa muy exitosa denominada el hospital de ositos o Teddy Bear Hospital (TBH), los niños se convierten en médicos por un día. Gracias a estos talleres de simulación, los pequeños se ocupan de curar, e incluso de operar a los peluches; se disfrazan de médicos y enfermeras, realizan una consulta pediátrica, les ponen una vacuna, van a un quirófano donde se familiarizan con el instrumental… En definitiva, diferentes acciones para que los niños le pierdan el miedo a todo el entorno sanitario en general.
Este proyecto se realiza a nivel mundial por parte de distintos centros sanitarios, instituciones, o Facultades de Medicina. Por ejemplo, La Federación Española de Estudiantes de Medicina para la Cooperación Internacional lo lleva a cabo, con presencia en más de 90 países.
Hospitales diferentes para gustar a los niños
Insistiendo en el ámbito de la decoración, pero a nivel hospitalario, varios centros a lo largo de todo el mundo han reformado sus instalaciones para mejorar y gustar a los niños. El colectivo de artistas Vital Arts llenó el Real Hospital de Niños de Londres de coloridos murales, alegres vinilos, y decoración en el mobiliario. Incluso transformaron todo un pabellón en un bosque de fantasía. También en Londres, en el Hospital Great Ormond Street el artista Jason Bruges creó una pantalla interactiva compuesta de paneles leads, de modo que por todas las paredes iban apareciendo animales con el toque de un dedo.
El hospital infantil NY-Presbyterian Morgan Stanley, ha transformado su sala de radiología en una increíble aventura pirata. Desde el Escáner CT (TAC), hasta las paredes y los techos, están decorados con motivos marinos e imitando un barco pirata. Y esta misma idea se ha llevado a cabo en el Hospital Universitario Son Espases, en Palma de Mallorca.
Esta corriente decorativa también ha llegado al continente asiático, y el hospital japonés de Edogawa (Tokio), se ha llenado de curiosos grafiti, con retratos de actores famosos, ha decorado su TAC con una cabeza de elefante, y ha transformado el plano del centro en un mapa del tesoro.
Por último, gracias al proyecto Hospitales de Colores Disney© (que va más allá de lo estético e incluye numerosas actividades), muchos centros hospitalarios americanos y europeos cuentan con varias zonas decoradas con los personajes y los ambientes de este mágico mundo de dibujos animados: desde Toy Story a Cars, pasando por Buscando a Nemo o Mickey Mouse y, por supuesto, las Princesas Disney.
Recursos lúdicos para que tu hijo pierda el miedo al médico
El juego es uno de los mejores recursos para tranquilizar a los niños, y que pierdan el ‘miedo a las batas blancas’ o al médico. El humor, la alegría y el positivismo, pueden resultar las mejores armas contra el miedo. Aquí tienes algunas ideas para que, mediante lo lúdico, venzan el miedo al pediatra:
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Jugar con nuestros hijos a los médicos de forma positiva. Regálale a tu pequeño un maletín con todo el instrumental, disfrazaros de doctores o enfermeras, y coged a unos muñecos, a modo de pacientes. También podemos recurrir a la tecnología y a juegos interactivos con los que el niño se convierte en médico y realiza diferentes pruebas, cura a los pacientes, o aprende sobre la anatomía humana. Son formas de perder el miedo a la consulta, los tratamientos o a las inyecciones.
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Leer cuentos que les ayuden a superar el miedo. Hay lecturas que muestran la visita de un niño al pediatra, por ejemplo. Pero tú mismo te puedes inventar historias en las que el superhéroe favorito de tu hijo tiene que ir a que le cure el doctor, o incluso contarle un cuento en el que él mismo sea el protagonista y se muestre muy valiente en la consulta del médico o en el hospital.
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Cantar: a los pequeños de la casa les encanta. Pues bien, busquemos canciones relacionadas con los doctores y sus tareas, y seguro que les ayudamos a perder el temor a visitarlos. ¡Cómo olvidar aquella que decía: “a mi burro, a mi burro le duele la cabeza y el médico le ha puesto una gorrita negra…”.
Creado: 12 de julio de 2016