Los niños deben comer carne, advierten los expertos

Los pediatras recuerdan que los niños deben tomar una dieta equilibrada y variada, y que la carne es necesaria para su correcto desarrollo porque aporta proteínas de gran calidad, minerales, y vitaminas del grupo B.
Un niño pequeño muerde un muslo de pollo
La carne se puede introducir en la alimentación del bebé a partir de los seis meses de edad.

Los niños necesitan comer carne y, según los expertos de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAD), deberían consumir este alimento entre cinco y ocho veces por semana. En el caso de la carne procesada, en el punto de mira desde que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) asociara su consumo y el de carne roja a un mayor riesgo de desarrollar cáncer, se debe incluir en la dieta infantil un par de veces a la semana.

Los preparados industriales cárnicos solo se deben tomar de forma ocasional, porque contienen mayor proporción de grasa, y suelen incluir aditivos que reducen su valor nutricional

De hecho, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido un comunicado en el que aclara que el documento de la IARC no pide que la gente deje de comer carne procesada, sino que aconseja moderar su ingesta para reducir el riesgo de cáncer.

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Los pediatras españoles recuerdan que los niños deben tomar una dieta equilibrada y variada, y que la carne es necesaria para su correcto desarrollo porque aporta proteínas de gran calidad e importantes concentraciones de hierro, cinc, fósforo, yodo y vitaminas del grupo B. Como ha explicado el Dr. Venancio Martínez, presidente de la SEPEAD, la carne se puede introducir en la alimentación del bebé a partir de los seis meses de edad, en pequeñas cantidades que se irán incrementando progresivamente.

Las raciones de carne destinadas a los niños pueden oscilar entre los 50 y los 100 gramos dependiendo de su edad, y hay que alternar las distintas variedades: ternera, conejo, pollo, cerdo, pavo, cordero… Sin embargo, los preparados industriales cárnicos solo se deben tomar de forma ocasional porque contienen una mayor proporción de grasa y suelen incluir aditivos y otras sustancias que reducen su valor nutricional.

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Las carnes magras –ternera, pollo, conejo…– tiene menos del 10% de materia grasa, en comparación con el 30% que pueden tener las carnes grasas, si bien este porcentaje también depende del corte y de la parte del animal. Además, los pediatras señalan que lo ideal es preparar estos alimentos a la plancha o al horno, y acompañarlos de verduras, legumbres o cereales. Tampoco es conveniente cocinar mucho la carne porque pierde sus propiedades nutritivas y, sobre todo, vitaminas.

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Actualizado: 21 de diciembre de 2022

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