Mayor riesgo de demencia si el anciano se siente solo

La percepción de aislamiento social por parte de personas de la tercera edad incrementa las posibilidades de que sufran un deterioro cognitivo y puedan desarrollar Alzheimer.
Anciana que se siente sola
El sentimiento de soledad es un factor de riesgo independiente para desarrollar demencia.

La soledad, cuando se elige, no resulta desagradable. Sin embargo, el hecho de sentirse solo y aislado socialmente al llegar a la tercera edad se asocia a un incremento del riesgo de desarrollar demencia, según revela una investigación que se ha publicado en ‘Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry’.

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Los autores de la investigación se han centrado en el impacto que podría tener la soledad y la falta de interacción social de aquellas personas que o bien viven solas, o no tienen pareja, o tienen pocos amigos y se relacionan poco con los demás, sobre el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

Durante tres años, los investigadores evaluaron la salud y el bienestar emocional de más de dos mil personas que vivían de forma independiente y no presentaban signos de demencia al inicio del estudio. Los voluntarios estaban incluidos en el Estudio de la Tercera Edad en Ámsterdam (AMSTEL), que analiza los factores de riesgo que intervienen en la aparición de depresión y demencia y en que las tasas de mortalidad entre los mayores sean superiores a lo esperado.

No es la situación objetiva de estar solo lo que supone un mayor riesgo de demencia, sino que es la percepción de aislamiento social la que incrementa las posibilidades de sufrir un deterioro cognitivo

Al finalizar este periodo los participantes realizaron diversas pruebas con el objetivo de comprobar su salud y su aptitud a la hora de afrontar las tareas cotidianas; además, debían indicar si se sentían solos y se comprobó si presentaban algún síntoma de demencia. El 9,3% de los que vivían solos había desarrollado demencia frente al 5,6% de los que compartían su vida con otras personas.

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Lo más significativo, no obstante, fue que entre aquellos que admitieron sentirse solos el 13,4% desarrolló demencia, una cifra que doblaba –5,7%– a la de los que dijeron no sentirse solos. En un nuevo estudio se observó que las personas que vivían solas o ya no estaban casadas tenían de un 70 a un 80% más posibilidades de padecer demencia que los que residían con otras personas o se habían casado. Además, los que decían sentirse solos eran 2,5 veces más propensos a desarrollar esta patología, y esto ocurría por igual en ambos sexos.

Según los investigadores el sentimiento de soledad es un factor de riesgo independiente para desarrollar demencia, y señalan que no es la situación objetiva de estar solo lo que supone un mayor riesgo de padecer la enfermedad, sino que es la percepción de aislamiento social la que incrementa las posibilidades de sufrir un deterioro cognitivo.

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Actualizado: 19 de septiembre de 2016

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