Dra. Inmaculada Baeza y la Dra. Elena de la Serna
11/07/2019
Las doctoras Inmaculada Baeza y Elena de la Serna comparten equipo de trabajo en el Servicio de Psiquiatría y Psicología infanto-juvenil del Hospital Clínic de Barcelona y también su gran interés por la nutrición y los hábitos de vida saludables y su relación con la salud mental. Fruto de ese interés surge Felices sin comer perdices (Paidós), un libro informativo y perfectamente documentado que pretende ser una guía fácil para padres vegetarianos, en la que los progenitores puedan encontrar “desde las necesidades nutricionales de niños y adolescentes, hasta los contenidos nutricionales de cada alimento” para poder realizar una planificación de la dieta vegetariana de tus hijos de forma “sencilla y rápida”. Porque como no se cansan de repetir Baeza y de la Serna, esa correcta planificación es la base de cualquier dieta, ya sea vegetariana, vegana u omnívora. “Ser vegetariano no te predispone a tener más carencias que ser omnívoro; en ambos casos se necesita comer de todo y variado, y organizar adecuadamente una planificación de los alimentos”, sostienen las expertas, que reconocen que falta conocimiento sobre lo que es una dieta vegetariana en la sociedad, pero también entre los profesionales de la salud, un déficit que no dudan en calificar de “alarmante”.
El vegetarianismo es una tendencia creciente a nivel nutricional, y sin embargo a veces parece que mucha gente sigue sin tener claro qué implica. ¿Qué es realmente ser vegetariano?
Ser vegetariano supone dejar de comer derivados de la carne animal; por tanto, las personas con un estilo de vida vegetariano no suelen comer ni carne ni pescado, si bien es cierto que existen diferentes tipos de vegetarianismo. Desde los ovolactovegetarianos, que comen huevos y lácteos, hasta los veganos, que excluyen cualquier tipo de derivado animal (huevos, lácteos y miel, entre ellos).
No es difícil encontrar reacciones y opiniones que siembran dudas sobre el vegetarianismo. Una dieta vegetariana, ¿es perfectamente saludable y puede contener todos los nutrientes que necesitan quienes la practican?
Si, diferentes asociaciones de nutrición, dietética y pediatría a nivel internacional han dado su apoyo a una dieta vegetariana, siempre que esté bien planificada. No sólo la consideran saludable y completa, sino que existen estudios que demuestran que ayuda a prevenir determinadas enfermedades como la obesidad, la hipertensión y la diabetes. Además, se ha observado una asociación entre personas que siguen una dieta vegetariana y una menor tasa de aparición de algunos tipos de cáncer como el de colon.
Si sus beneficios están avalados por estudios, ¿por qué consideráis que sigue habiendo tanto estigma y falsos mitos alrededor de la dieta vegetariana?
En parte creemos que por cuestiones culturales. Venimos de una época en la que comer carne y pescado se asociaba a un buen estatus socioeconómico y de salud. Este tipo de hábito alimentario ha sido el prevalente durante muchos años y, como ocurre con cualquier hábito, cambiarlo siempre es difícil y crea reticencias. Sin embargo, cada vez son más los estudios científicos publicados que evidencian que la dieta vegetariana es tan saludable como la omnívora, y además tiene algunos beneficios extra para la salud, como los que hemos comentado antes.
La dieta vegetariana no solo es saludable y completa, sino que existen estudios que demuestran que ayuda a prevenir determinadas enfermedades
¿Creéis que falta información en la sociedad, y entre los propios profesionales sanitarios, sobre vegetarianismo? ¿Pueden contribuir libros como 'Felices sin comer perdices' a generar conciencia sobre este tema?
Si, indudablemente sí. En la sociedad hay una falta de conocimiento sobre lo que es la dieta vegetariana y sus ventajas. A través de los medios y las redes se dan a conocer los inconvenientes o posibles déficits provocados por este tipo de alimentación mal planificada, pero no se dan a conocer los aspectos positivos. Como sucede en muchas ocasiones, llama mucho más la atención cuando algo es dañino o provoca algún problema. Sin embargo, la mayor parte de los problemas que puede provocar una dieta vegetariana se deben a una mala organización de las comidas y los nutrientes. Justamente esto es una de las cosas que Felices sin comer perdices intenta paliar.
Venimos de una época en la que comer carne y pescado se asociaba a un buen estatus socio-económico y de salud, y este tipo de hábitos es difícil de cambiar
Además, es alarmante el desconocimiento que tiene de este tipo de hábito alimentario la profesión médica. Sin generalizar, un porcentaje elevado de profesionales no ha recibido ningún tipo de formación sobre este tipo de estilo nutricional, por lo que llevar pacientes, sobre todo de edad infantil, suele convertirse en un hándicap importante.
Niños vegetarianos y saludables, claro que se puede
El estigma es más habitual en el caso de los niños vegetarianos, y a veces se señala a los padres como unos irresponsables por elegir esta alimentación para sus hijos. ¿Una dieta vegetariana es perfectamente compatible con un desarrollo adecuado de los niños?
Si, con una dieta vegetariana bien planificada un niño tiene todos los nutrientes necesarios para crecer fuerte y sano, como así lo avalan las principales asociaciones internacionales.
La mayor parte de los problemas que puede provocar una dieta vegetariana se deben a una mala organización de las comidas y los nutrientes
Tal y como se refleja en las noticias recientes, la tasa de obesidad infantil ha crecido de forma alarmante en los últimos años, y la obesidad infantil se relaciona con mayores tasas de problemas cardiovasculares en la edad adulta. Precisamente una de las cosas que demuestran los estudios realizados con personas vegetarianas es que se reduce la tasa de obesidad en comparación con los omnívoros y, por tanto, se reduce el riesgo de desarrollar este tipo de patologías en la vida adulta.
Insistís mucho en lo de “bien planificada”. ¿Qué aspectos deben tener en cuenta los padres a la hora de planificar la dieta vegetariana de sus hijos?
Los elementos básicos de cualquier dieta, que en todas –incluida la vegetariana– son las proteínas, los ácidos grasos omega-3, las vitaminas D y B12, y entre los minerales el calcio, el hierro, el cinc y el yodo. Estos nutrientes los podemos obtener tanto de productos cárnicos, como de vegetales. Entre los vegetales podríamos encontrarlos en los cereales, las legumbres, las algas, los frutos secos y las semillas. Por tanto, para obtener los nutrientes básicos no haría falta recurrir a derivados de la carne animal.
¿Existen posibles déficits en este tipo de dietas en el caso de los niños y adolescentes?
Si está bien planificada, como hemos dicho, no tiene por qué existir ningún tipo de déficit, siempre y cuando estemos hablando de una dieta ovolactovegetariana. Las dietas veganas requieren mucha más planificación a nivel de vitamina B12, hierro y calcio, conviniendo algunas veces suplementar si es necesario.
Es alarmante el desconocimiento que tiene de este tipo de hábito alimentario la profesión médica
La dieta omnívora puede igual que la vegetariana presentar carencias si no se organiza adecuadamente. Así, muchos niños con una dieta omnívora presentan carencias de ácido fólico debido a que no comen suficientes verduras de hoja verde o huevos. En otras palabras, ser vegetariano no te predispone a tener más carencias que ser omnívoro; en ambos casos se necesita comer de todo y variado, y organizar adecuadamente una planificación de los alimentos.
Al final del libro recogéis dudas frecuentes de los padres a la hora de incorporar a sus hijos a la dieta vegetariana, o cuando estos deciden ser vegetarianos. Por vuestra experiencia, ¿cuál diríais que es la duda más frecuente?
La duda más frecuente es la preocupación de los padres acerca de si tendrán suficientes nutrientes para crecer de forma adecuada y sin carencias. Nuestra respuesta es siempre que la dieta vegetariana tiene todos los nutrientes necesarios para un correcto desarrollo, pero requiere, sobre todo al principio, una correcta planificación. Dedicarle un poco de tiempo a la lectura sobre nutrición para aprender dónde se encuentran los principales nutrientes y en qué cantidad. A medida que esto se realiza día tras día, se convierte en un hábito que se acaba automatizando.
¿Qué consejos daríais a unos padres que están planteándose dar el salto con sus hijos hacia el vegetarianismo para que lo hagan sin el temor a que su hijo no obtenga los nutrientes necesarios? ¿Y en el caso de padres que ven que su hijo decide por sí mismo ser vegetariano?
En ambos casos la clave es realizar una correcta planificación de la dieta. En realidad es la clave de cualquier tipo de hábito alimentario para asegurarse de que contiene todos los nutrientes, así que el vegetarianismo no es una excepción. Existen multitud de fuentes (¡quizá demasiadas!) en las que se pueden consultar los nutrientes que contiene cada alimento y las necesidades nutricionales (cantidad de proteína, de vitaminas, de calcio…) que necesitan las personas en todas las fases de la vida.
Ser vegetariano no te predispone a tener más carencias que ser omnívoro; en ambos casos se necesita comer de todo y variado
Por tanto, es difícil equivocarse si uno dedica un tiempo a crear un buen hábito alimentario, basándose en información fiable recogida de fuentes con base científica. En este sentido, el libro Felices sin comer perdices pretende ser una guía fácil donde encontrar desde las necesidades nutricionales de niños y adolescentes, hasta los contenidos nutricionales de cada alimento, para poder realizar una planificación de forma sencilla y rápida.
Ventajas del vegetarianismo en la infancia y adolescencia
Como se demuestra en vuestro libro una dieta vegetariana bien planificada no solo es saludable, sino que también puede presentar ventajas para niños y adolescentes. ¿Cuáles destacaríais?
Las principales ventajas son que la dieta vegetariana se ha asociado a menores tasas de obesidad, hipertensión arterial y diabetes, así como a menores porcentajes de algunos tipos de cáncer como el de colon, próstata y páncreas.
La dieta vegetariana se ha asociado a menores tasas de obesidad, hipertensión arterial y diabetes, así como a menores porcentajes de algunos tipos de cáncer
En el área de la cognición, también se asocia a una menor tasa de demencias. Además de las ventajas sanitarias, hay también toda una serie de ventajas nada despreciables como las éticas, las económicas, o las medioambientales.
En 'Felices sin comer perdices' abordáis también un tema muy interesante, que es el hecho de que puedan existir diferencias a nivel psicológico en los niños y adolescentes vegetarianos. ¿Qué caracterizaría o diferenciaría a estos niños y adolescentes respecto de los que no lo son?
La mayoría de los niños y adolescentes que optan por una dieta vegetariana lo hacen por razones éticas. Es decir, padecen por el sufrimiento que se les provoca a los animales que sirven para el consumo humano. Esto suele denotar una elevada capacidad de empatía, entendida como la habilidad que tenemos las personas de ponernos en el lugar de los otros para entender, entre otras cosas, sus emociones.
Hay personas que utilizan la alimentación vegetariana como una excusa para dejar de comer, pero el trastorno alimentario era previo al cambio de hábito alimentario
No hay muchos estudios al respecto, pero existe uno con personas adultas en el que se realizaba una resonancia magnética funcional (que permite ver el cerebro mientras realiza una tarea) a un grupo de vegetarianos, veganos y omnívoros. El estudio demostró que las personas vegetarianas y veganas activaban mucho más determinadas zonas cerebrales que se han asociado con el procesamiento de las emociones y la empatía.
Y para terminar me gustaría hablar de los trastornos alimentarios, que muchas veces se han relacionado con el vegetarianismo. ¿Existe realmente tal relación?
Los estudios demuestran que un 18,8% de los adolescentes vegetarianos optan por esta dieta como modo de control del peso. Sin embargo, esto no es una relación causa-efecto. En otras palabras, lo que sucede es que hay personas que utilizan la alimentación vegetariana como una excusa para dejar de comer. Es decir, que existe un porcentaje de personas con trastornos de la conducta alimentaria que acaban iniciando una dieta vegetariana para disminuir la cantidad de alimentos que toman, pero el trastorno alimentario era previo al cambio de hábito alimentario.
Hablamos de personas que suelen estar muy preocupadas por su peso corporal, que distorsionan su imagen corporal (es decir se ven obesos aunque tengan un peso adecuado a su edad), suelen tener alimentos prohibidos por miedo a subir de peso y a veces pueden llegar a hacer conductas compensatorias como usar laxantes, vomitar, o realizar ejercicio físico en exceso para compensar lo que comen. Cuando estas conductas están presentes y una persona decide pasarse al vegetarianismo podemos sospechar de un trastorno alimentario de base, en el que se intenta ocultar el hecho de dejar de comer determinados alimentos por miedo a engordar bajo la excusa de ser vegetariano.