Las embarazadas que toman benzodiacepinas tienen más riesgo de aborto

Una investigación en la que se han analizado más de tres millones de embarazos en los que se produjeron más de 135.000 abortos espontáneos asocia la exposición de la embarazada a benzodiacepinas con un aumento en el riesgo de aborto.
Mujer joven sostiene una píldora y un vaso de agua

28/12/2023

Las benzodiacepinas son medicamentos que se pueden emplear para aliviar los trastornos de ansiedad y favorecer la conciliación del sueño en casos de insomnio porque tienen acción ansiolítica e hipnótica, pero deben ser prescritos por el médico, ya que pueden generar dependencia, entre otros efectos secundarios. Ahora, una nueva investigación publicada en JAMA Psychiatry ha asociado el consumo de estos fármacos durante el embarazo con un mayor riesgo de sufrir un aborto espontáneo.

El estudio ha sido realizado por investigadores del Servicio de Farmacia Hospitalaria de la Universidad Nacional de Taiwán, que analizaron datos de 3.067.122 embarazos entre 1.957.601 mujeres, que en un porcentaje del 4,4% (135.134) resultaron en aborto. La edad media de las participantes era de 30,6 años. “El uso de benzodiacepinas durante el embarazo se asoció con un mayor riesgo de aborto espontáneo”, escriben los autores del trabajo, que añaden: “Las benzodiacepinas pueden cruzar fácilmente la barrera placentaria y acumularse sustancialmente en los tejidos embrionarios y fetales”.

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Un 85% más riesgo de aborto en mujeres que tomaron benzodiacepinas

Los resultados mostraron que las que habían tomado benzodiacepinas durante el embarazo tenían un 85% más riesgo de aborto espontáneo, tras tener en cuenta otros posibles factores médicos –como ciertas comorbilidades y predisposiciones genéticas– que habrían podido influir, además de los aspectos sociodemográficos, incluidos el nivel económico y el estilo de vida.

Los investigadores han explicado que las benzodiacepinas tienen un “papel potencial en los procesos de proliferación y diferenciación celular”, por lo que podrían “causar anomalías en el desarrollo fetal, lo que a la larga conduce al aborto espontáneo”. Para estos científicos los hallazgos justifican “la precaución en el empleo de benzodiacepinas durante las primeras etapas del embarazo”.

Es necesario mantener una actitud prudente con el uso de cualquier medicación durante el embarazo, pero “la ansiedad y el insomnio grave también tienen efectos perjudiciales para la madre y el feto”


Además, señalan que los resultados del estudio aportan evidencias para ayudar a los médicos a tomar decisiones sobre la mejor forma de abordar los trastornos mentales y las alteraciones del sueño en las embarazadas. “Sólo se debe considerar la prescripción de benzodiacepinas después de una evaluación exhaustiva de los posibles beneficios y riesgos tanto para la madre, como para el niño”, han escrito.

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Valorar riesgo beneficio en la prescripción de ansiolíticos

Sin embargo, expertos consultados por Science Media Centre Reino Unido, que no han participado en la investigación han destacado sus limitaciones. Así, Simon Wessely, Cátedra Regius de Psiquiatría en el King's College de Londres, se pregunta: “¿es esto causa y efecto? Y el problema es que no podemos decirlo”.

Según este experto “puede haber muchas razones por las cuales a alguien que se le receta benzodiacepinas también tenga un mayor riesgo de aborto espontáneo. Hicieron lo mejor que pudieron para controlar estos factores, y la asociación persistió, pero siempre es un problema en este tipo de estudios”. Y concluye que “la lección principal es que, por muchas razones, debemos continuar todos los esfuerzos para reducir las prescripciones de benzodiacepinas de todos modos, especialmente para períodos más largos”.

Por su parte Christiaan Vinkers, psiquiatra y catedrático de Estrés y Resiliencia del Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam, también se refiere a la metodología del trabajo en declaraciones a SMC: “Se trata de un estudio de casos y controles muy amplio, pero creo que estos resultados tienen un gran riesgo de confusión por indicación, es decir, que las pacientes con problemas de salud mental reciben más benzodiacepinas”.

Y en su opinión el estudio “no debería cambiar la práctica habitual”, porque no muestra un mecanismo plausible” y “el consumo de benzodiacepinas se define de forma muy amplia, y las definiciones más estrictas conducen a asociaciones atenuadas”. Sin embargo, Vinkers considera que es necesario mantener una actitud prudente con el uso de cualquier medicación durante el embarazo, aunque también señala que “es indudable que la ansiedad y el insomnio grave también tienen efectos perjudiciales para la madre y el feto”.

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Actualizado: 28 de diciembre de 2023

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