Vivir cerca de un campo de golf podría duplicar el riesgo de párkinson

Las personas que viven cerca de un campo de golf podrían tener un riesgo significativamente mayor de desarrollar párkinson, según un estudio que asocia esta enfermedad con la exposición a pesticidas usados en estas instalaciones y posibles contaminantes en el agua potable.
Tres jugadores en campo de golf con una zona con agua

14/05/2025

El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa en la que está implicada la interacción entre factores genéticos y ambientales, entre ellos la exposición a pesticidas y, de hecho, algunos estudios, como uno publicado en Oxidative Medicine and Cellular Longevity1, han mostrado que este tipo de sustancias pueden inducir degeneración de las neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra del cerebro, a través de mecanismos como el estrés oxidativo, el deterioro mitocondrial o la apoptosis (muerte celular).

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Una nueva investigación liderada por científicos del Instituto Neurológico Barrow y Mayo Clinic en EE. UU. ha hecho ahora un asombroso descubrimiento, ya que ha encontrado que residir a menos de 1,6 kilómetros de un campo de golf podría aumentar en un 126% el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson, posiblemente debido a la exposición a pesticidas.

Además, los investigadores descubrieron que consumir agua potable procedente de fuentes subterráneas situadas en zonas con campos de golf también se relaciona con casi el doble de riesgo de padecer esta enfermedad neurodegenerativa. Los resultados de la investigación se han publicado en JAMA Network2.

Pesticidas, agua contaminada y enfermedad de Parkinson

Los campos de golf, especialmente en Estados Unidos, utilizan grandes cantidades de pesticidas —hasta 15 veces más que en Europa— para mantener el césped en condiciones óptimas. Aunque había indicios anecdóticos de que vivir cerca de estas instalaciones podría elevar el riesgo de párkinson, hasta ahora eran escasos los estudios que evaluaran específicamente esa relación.

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El equipo utilizó el sistema de registros médicos del Rochester Epidemiology Project para identificar casos de párkinson diagnosticados en el condado de Olmstead (Minnesota) entre 1991 y 2015. Un especialista en trastornos del movimiento confirmó cada diagnóstico y fecha de inicio de síntomas.

Para tener en cuenta el posible retraso entre la exposición y el desarrollo de la enfermedad, se analizaron las direcciones de los pacientes dos o tres años antes del inicio de los síntomas. En total, se incluyeron 419 personas con párkinson (edad media 73 años, 61% hombres) y 5.113 individuos sanos como grupo de control, emparejados por edad y sexo. Se registraron 139 campos de golf en una región de 27 condados. Utilizando imágenes satelitales de 2013, los investigadores delimitaron manualmente sus ubicaciones para estimar la distancia exacta entre cada vivienda y el campo de golf más cercano.

Vivir a menos de 1,6 km de un campo de golf se relacionó con un 126% más probabilidades de padecer párkinson, en comparación con quienes viven a más de 10 km

Tras ajustar por factores como edad, sexo, raza, ingresos y localización urbana o rural, el análisis mostró que vivir a menos de 1,6 km de un campo de golf se relaciona con un 126% más probabilidades de padecer párkinson, en comparación con quienes viven a más de 10 km. Además, se observó una respuesta en función de la distancia: a 1-2 km, el riesgo aumentó un 198%, a 2-3 km, un 121% y a 3-6 km, un 92%.

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Otro análisis reveló que el vínculo entre cercanía a campos de golf y párkinson era más fuerte en zonas urbanas, posiblemente por la mayor densidad poblacional y mayor exposición a contaminantes en el aire. Los investigadores también analizaron el tipo de suministro de agua. Un 77% de los participantes vivía en áreas abastecidas por sistemas basados en aguas subterráneas y, debido a que los pesticidas pueden filtrarse al subsuelo, estas fuentes podrían estar contaminadas.

Los resultados mostraron que las personas en cuyos hogares el agua del grifo procedía de sistemas con un campo de golf cercano tenían casi el doble de riesgo de párkinson frente a quienes vivían en zonas similares sin campos de golf y un 49% más frente a quienes usaban pozos privados. Asimismo, el riesgo aumentaba aún más si el campo de golf estaba en una región con acuíferos vulnerables —zonas con suelos porosos, lecho rocoso superficial o formaciones kársticas, que facilitan la filtración de pesticidas tras las lluvias—. En estos casos, el riesgo de párkinson fue un 82% mayor.

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Entre las limitaciones del estudio destacan su ámbito geográfico limitado, una población predominantemente blanca y la falta de datos sobre el historial laboral, lo que podría haber afectado la evaluación de la exposición. Tampoco se consideraron otros factores de riesgo, como traumatismos craneales o predisposición genética.

En declaraciones recogidas por Science Media Center3, el Dr. David Dexter, director de investigación de Parkinson’s UK, también ha señalado ciertas limitaciones de la investigación: "La metodología presenta algunas limitaciones importantes que deben tenerse en cuenta. En primer lugar, el párkinson se origina en el cerebro entre 10 y 15 años antes del diagnóstico, y el estudio no se limitó a participantes que residían permanentemente en la zona. Esto no solo afectaría la exposición de los participantes, sino que también sugiere que su párkinson podría haber comenzado antes de que se mudaran a un campo de golf. La población tampoco se emparejó por ubicación, ya que el 80 % de los sujetos con párkinson vivían en zonas urbanas, en comparación con solo el 30 % del grupo control. Por lo tanto, otros factores, como la contaminación atmosférica procedente de vehículos a motor, podrían explicar algunos de los aumentos en la incidencia del párkinson. Además, no se analizó el agua potable para determinar los niveles de pesticidas. Una vez más, esto resta validez a la afirmación sobre la exposición a pesticidas, ya que los estudios no se han controlado cuidadosamente".

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  • 1
    Rasheed O. Sule, Liam Condon, y Aldrin V. Gomes. «A Common Feature of Pesticides: Oxidative Stress—The Role of Oxidative Stress in Pesticide-Induced Toxicity». Oxidative Medicine and Cellular Longevity, vol. 2022, Wiley, 2022, pp. 1–31+, doi:10.1155/2022/5563759.
  • 2
    Brittany Krzyzanowski, Aidan F. Mullan, Ray Dorsey, Sai Shivani Chirag, y Pierpaolo Turcano. «Proximity to Golf Courses and Risk of Parkinson Disease». JAMA Network Open, vol. 8, n.º 5, American Medical Association (AMA), 2025, p. e259198+, doi:10.1001/jamanetworkopen.2025.9198.
  • 3

    “Expert Reaction to Study Looking at Parkinson’s Disease Risk and Proximity to Golf Courses.” Science Media Centre, 8 May 2025, https://www.sciencemediacentre.org/expert-reaction-to-study-looking-at-parkinsons-disease-risk-and-proximity-to-golf-courses/.

Actualizado: 14 de mayo de 2025

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