Fractura de cadera en las personas mayores

Actualizado: 2 de febrero de 2023
Las fracturas de cadera en las personas de la tercera edad son consideradas uno de los principales problemas de salud asociados al envejecimiento, ya que una rotura de cadera en un adulto mayor tiene graves consecuencias que van más allá de la lesión, como hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas de riesgo, postoperatorio lento, pérdida de independencia del individuo, e incluso la muerte (en fase aguda su mortalidad es del 8%, según la Sociedad Española de Medicina Interna), entre otras.
El número de fracturas de cadera crece progresivamente debido al aumento de la esperanza de vida de la población, y su prevalencia sube con la edad, por lo que hay más episodios entre las personas que han superado los 80 años. Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en 2008 tuvieron lugar unos 100 casos por cada 100.000 habitantes, cifra que aumentaba hasta los 2.500 casos por cada 100.000 habitantes en las personas que superaban los 75 años. Actualmente se estima que cada año se producen unas 60.000 fracturas de cadera, y la incidencia de este tipo de fractura en los mayores de 65 años en España es de siete casos por cada 1.000 adultos mayores de 65 años.
Consecuencias de la fractura de cadera en el adulto mayor
Los datos obtenidos en el Primer Informe del Registro Nacional de Fracturas de Cadera indican que solo el 37% de los mayores que sufren una fractura de cadera vuelve a su casa, mientras que el resto deben trasladarse a unidades de rehabilitación o residencias. Además, no todos consiguen volver a andar, ya que solo el 60% alcanza esta meta usando un andador, y el 20% necesita ayuda durante un largo periodo de tiempo.
Esta situación conlleva una falta de autonomía para el mayor, pérdida de movilidad y de destreza, falta de seguridad y confianza, y una menor capacidad de autocuidado que puede originar la aparición de enfermedades, o complicaciones en las que ya padecía (úlceras de presión, problemas circulatorios y respiratorios, descontrol en el tratamiento…). De hecho, alrededor del 6,7% de los pacientes geriátricos que sufren una rotura de cadera fallecen al mes del accidente.
Debido al gran impacto que este problema provoca en la vida del mayor, es necesario que el tratamiento continúe tras la intervención quirúrgica, y en los últimos años se ha hecho especial hincapié en el trabajo multidisciplinar entre los profesionales de geriatría, enfermería, rehabilitación y asistencia social, lo que ha conseguido reducir la tasa de mortalidad y mejorar el estado de salud del afectado una vez que le dan el alta.
Creado: 16 de marzo de 2018