Con la llegada de la Navidad y los regalos, los niños se convierten en los grandes protagonistas de las fiestas. En previsión de la gran avalancha de presentes que se avecina, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas (CNOO) advierte a los padres lo importante que es valorar el papel que cumplen los juguetes en el desarrollo de las capacidades visual y auditiva de los pequeños, así como los problemas de salud que pueden llegar a ocasionarles si presentan componentes inadecuados.

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El CNOO recomienda, en primer lugar, que los juguetes no representen ninguna amenaza potencial para la salud ocular de los pequeños. Para ello, hay que asegurarse siempre de que los juguetes sean apropiados para su edad y grado de madurez, evitando en la medida de lo posible que contengan partes afiladas, puntiagudas o que actúen como proyectiles. Asimismo, los padres deben prestar atención a las recomendaciones de los fabricantes, sobre todo en el caso de aquellos juguetes con sonidos estridentes, y los que contengan lentes o espejos capaces de concentrar la luz como lupas, microscopios, primáticos, telescopios… porque podrían producir graves quemaduras en los ojos si no se usan correctamente y bajo el control permanente de un adulto.

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Conviene también tener mucho cuidado con la iluminación LED (diodos emisores de luz) que podemos encontrar en algunos juguetes, e incluso en la iluminación navideña. En algunos casos puede representar riesgos para la retina o generar deslumbramientos. Por ello, el CNOO recomienda que se extremen las precauciones cuando los niños tengan acceso a este tipo de iluminación, ya que su cristalino no ha terminado de desarrollarse y no es capaz de filtrar la luz eficazmente.

Juguetes, básicos para el desarrollo del niño

Mientras juegan, los niños aprenden y desarrollan su capacidad visual, por lo que al elegir los juguetes se debe comprobar que ayuden a estimular vista y oído. Así, durante los tres primeros meses de vida, se deben escoger juguetes con colores llamativos y muy vivos y agradables sonidos, y hay que enseñárselos al bebé a una distancia aproximada de unos 20 centímetros para atraer su atención.

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Cuando tiene tres meses, el bebé comienza a desarrollar la coordinación ojo-mano y, a partir de los seis meses, su visión binocular y cromática se estabiliza. Entonces el bebé consigue dirigir la mirada hacia lo que resulta de su interés y empieza a controlar los movimientos de sus manos. Gracias a estos avances, es capaz de manejar juguetes como cubos que se apilan, los que producen sonidos al tocarlos, y aquellos que precisen reconocer formas geométricas, entre otros. Los rompecabezas, que contribuyen a que el niño desarrolle su capacidad de percepción y su memoria visual, se le pueden ofrecer a partir de los tres años.

Supervisión de un adulto

Juan Carlos Martínez Moral, Presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas y Decano del CNOO, recomienda que los padres jueguen con los niños pequeños, o supervisen sus juegos, especialmente si se trata de niños de entre tres y seis años. De esta forma, pueden observar si los pequeños tienen dificultades, por ejemplo, a la hora de coger los objetos o identificar los colores, y detectar precozmente problemas visuales.

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Es muy importante, además, que los más pequeños pasen un tiempo jugando al aire libre, porque esto favorece el desarrollo de la visión a distancia, y puede evitar la aparición de ciertas patologías como la miopía.

Videojuegos, para toda la familia

Controlar la dinámica de los videojuegos puede incrementar la capacidad perceptiva, intuitiva y visual de los usuarios, tanto si se trata de niños como de adultos, y esto puede tener consecuencias positivas como reducir el tiempo de reacción y mejorar el dominio de los programas informáticos, así como potenciar otras habilidades, como leer, estudiar o hacer deporte, e incluso, en el caso de los adultos, conducir con mayor seguridad.

Sin embargo, y a pesar de que se reconozca el efecto positivo de los videojuegos en el desarrollo de la coordinación ojo-mano, la adquisición de rapidez de reflejos, y la mejora de la capacidad de concentración, solo se recomienda su uso a niños a partir de 12 años, y durante un tiempo limitado (que no exceda de 15 minutos consecutivos), porque abusar de este tipo de juegos puede provocar problemas de salud y favorecer la adopción de hábitos sedentarios.

Actualizado: 5 de febrero de 2019

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