Cómo elegir la pasta de dientes adecuada a tus necesidades

Actualizado: 7 de noviembre de 2025
Para mantener la salud bucodental es imprescindible una higiene adecuada de los dientes y la cavidad oral. Desde pequeños, a los niños les enseñan a cepillarse los dientes después de cada comida, y en especial antes de acostarse, para prevenir la aparición de caries o infecciones e inflamación de las encías. Para ello, existen diversos productos de uso diario, como la pasta de dientes, el hilo dental y los colutorios.
Sin embargo, la composición de estos productos varía y es importante que los elijas teniendo en cuenta tus características –como la edad, o si padeces alguna enfermedad– y también necesidades concretas; por ejemplo, si padeces sequedad bucal o mal aliento, o si quieres lucir unos dientes más blancos. Te explicamos qué tener en cuenta para escoger la pasta de dientes más adecuada para ti.
Cómo elegir la pasta de dientes correcta según tus necesidades
La principal finalidad de la pasta de dientes es contribuir a la higiene bucodental y ayudar a prevenir problemas de dientes y encías que también pueden afectar negativamente al resto del organismo, pero cada persona tiene sus propias necesidades. “La elección de la pasta de dientes va a depender de nuestras necesidades individuales, y puede además ir cambiando a lo largo de la vida. Una pasta “básica”, para un paciente con buena salud bucodental, sin factores de riesgo para enfermedades periodontales y caries, debería contener como mínimo flúor, en una concentración de 1450ppm, de manera que nos ayude a remineralizar el esmalte de los dientes y prevenir la caries después de cada comida”, explica a WebConsultas la Dra. Ana Molina, periodoncista y vocal de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA).
Para otros perfiles de paciente, con factores de riesgo o características específicas, debemos acudir a dentífricos que además de flúor lleven otros principios activos que nos ayuden a tratar otras condiciones orales, por ejemplo, si se tratara de un paciente con tendencia a desarrollar inflamación gingival (gingivitis) podemos recomendarle una pasta con cloruro de cetilpiridinio que es un antiséptico muy potente que se puede usar a diario; o si se trata de un paciente con hipersensibilidad dentinaria, es decir que siente dolor en los dientes cuando ingiere alimentos o bebidas frías, entonces acudiremos a pastas con arginina o con sales de potasio, por ejemplo. Para pacientes con elevado riesgo de caries disponemos de pastas específicas con hasta 5000 ppm de flúor…
La Dra. María Gallego Jiménez, Odontopediatra de la Unidad Dental de la Clínica Universidad de Navarra, también destaca que hay que prestar atención a si lleva o no flúor y con una concentración de entre 1000-1500 ppm (ion flúor), sea para un adulto o para un niño, y que, “a partir de ahí nos podemos orientar para cada caso, valorando especialmente los problemas periodontales (encías), la sensibilidad o el aclarado de los dientes”.
En cualquier caso, advierte que “la pasta debe haber pasado la normativa de sanidad de la UE, ya que podemos encontrar pastas milagrosas con anuncios muy llamativos en redes sociales, pero que distan mucho de ser seguras o inocuas, o incluso ser perjudiciales para la salud oral y general”.
Componentes básicos de una pasta de dientes eficaz y tipos de pastas
Para que una pasta de dientes se considere eficaz tiene que eliminar los restos de comida y la placa y ayudar a prevenir caries y afecciones de las encías, como la gingivitis y la periodontitis, además de proporcionar sensación de limpieza y un aliento fresco. También es fundamental que sus ingredientes no dañen las piezas dentales, ni los tejidos de la cavidad bucal.
En opinión de la Dra. Molina los componentes básicos para que se considere eficaz dependerán “de lo que estemos buscando, porque cada principio activo tiene unas capacidades de acción y un objetivo concreto: prevenir la caries, reducir la hipersensibilidad dentinaria, prevenir y reducir la inflamación gingival, estimular el flujo salival, o combatir el mal aliento… Pero si tuviéramos que elegir un único principio activo sin duda sería el flúor”.
La Dra. Gallego también destaca este componente sobre los demás: “Sin lugar a dudas, y como indican todas las sociedades odontológicas reconocidas nacionales e internacionales: el ion flúor, de 1000-1500 ppm. Desde hace años, es el ingrediente con mejores resultados en artículos científicos y sus beneficios están más que probados”.
El flúor (fluoruro de sodio) fortalece el esmalte dental y ayuda a prevenir las caries en una concentración de 1.000-1.500 ppm. En los niños menores de seis años la cantidad debe ser menor porque pueden tragar algo de pasta mientras se cepillan los dientes, pero no inferior a 1.000 ppm porque es el mínimo recomendado para que cumpla con su función anticaries. A continuación, te explicamos en qué debes fijarte para elegir la más adecuada para ti, que cubra tus necesidades específicas:
Dentífricos para reducir la sensibilidad dental
Las pastas de dientes específicas para ciertas afecciones orales, como la sensibilidad dental, suelen presentar otros ingredientes añadidos, como el nitrato de potasio, el fluoruro de estroncio o la arginina. Mientras el flúor ayuda a la remineralización –reforzar el esmalte dental–, estos otros ingredientes ayudan a disminuir la comunicación de los estímulos térmicos del exterior al interior del diente, creando una especie de barrera, nos explica la Dra. María Gallego Jiménez explica.

Pastas para aliviar la boca seca y combatir el mal aliento
La Dra. Molina indica que para el manejo de la boca seca hay que diferenciar dos formas de actuación en función de cuál sea el origen de esa xerostomía. Para los pacientes que tienen su producción de saliva reducida (por ejemplo, por la ingesta de ciertos medicamentos), pero sus glándulas salivales siguen siendo funcionales, se pueden buscar productos que estimulen la producción salival como por ejemplo el ácido málico.
Existe otro gran grupo de pacientes que padecen sequedad bucal porque sus glándulas salivales son incapaces de producir saliva (como consecuencia por ejemplo de un tratamiento de radioterapia), en cuyo caso estimular la función salival sería inútil y, por tanto, debemos buscar productos humectantes, que actúen como sustituto salival e hidraten las mucosas orales, como podrían ser la betaína, la alantoína o el aloe vera.
Para combatir el mal aliento, lo ideal es eliminar su causa y en el 90% tiene un origen oral y suele estar asociado a un sobrecrecimiento de bacterias capaces de producir compuestos gaseosos que desprenden mal olor, afirma la periodoncista. “En muchos casos este crecimiento de bacterias es provocado por una patología oral (gingivitis, periodontitis, úlceras…), de forma que, si tratamos la patología, eliminamos las bacterias y por tanto desaparece la halitosis. Casi todos los productos que hay en el mercado orientados a combatir el mal aliento (que no a “camuflarlo”, insisto en que la clave para eliminarlo es identificar la causa y tratarla) llevan en su composición antisépticos para luchar contra las bacterias como la clorhexidina o el cloruro de cetilpiridinio, y algunos llevan además otros compuestos como lactato de zinc para inactivar esos gases bacterianos causantes del mal olor”.
En el caso de elegir una pasta para el mal aliento o halitosis, lo primero que hay que descartar es otra patología asociada, advierte la Dra. Gallego, aunque afirma que generalmente se debe a una “actividad bacteriana elevada, provocada a su vez por restos de alimentos minúsculos en zonas de difícil acceso”. Lo más indicado para combatirlo, añade, “son pastas con agentes antimicrobianos como el fluoruro de estaño, el triclosán, el flúor, compuestos de zinc, o el bicarbonato de sodio, que ayudan a subir el pH oral disminuyendo la acción bactericida”.
Para prevenir enfermedades de las encías
La gingivitis o inflamación de las encías puede desencadenar enfermedad periodontal o periodontitis, que no solo puede conducir a la pérdida de piezas dentales, sino que también está relacionada con un mayor riesgo de desarrollar diversas patologías que afectan al resto del organismo, incluidas las de tipo cardiovascular. En este caso, el objetivo de la pasta dental es reducir la placa bacteriana y controlar la inflamación.
“Lo más importante para el cuidado de las encías y la prevención de la gingivitis –y, en segunda instancia, también de la periodontitis– es que el cepillado sea eficaz en la eliminación mecánica del biofilm. Es decir, que seamos capaces de “barrer” adecuadamente los depósitos de bacterias que se acumulan alrededor de nuestros dientes y encías cada vez que comemos. Podríamos decir que no importa tanto “con qué” lo hagamos, sino “cómo” lo hagamos”, destaca la Dra. Ana Molina.
Con la prevención de la caries es diferente, por ejemplo, porque en este caso, además de una dieta que no sea rica en azúcares, necesitamos aportar en nuestra higiene bucodental un principio activo que nos ayude a combatir la bajada de pH que se produce en la boca cada vez que comemos, asociada a los ácidos del metabolismo bacteriano que son la causa de la caries, y a remineralizar el esmalte. Por tanto, en el caso de la caries, y en contraposición con las enfermedades periodontales, no nos vale sólo con la acción física de “barrer”, si no que necesitamos la acción “química” del ion flúor para prevenir la caries.
“Dicho esto, si bien no es imprescindible un principio activo específico para prevenir la gingivitis o la periodontitis, disponemos de muchos productos que nos pueden ayudar a combatirlas y que actúan mejorando la eficacia del cepillado dental. Estos principios activos, como la clorhexidina, el cloruro de cetilpiridinio o los aceites esenciales (en colutorio estos últimos), están especialmente indicados en pacientes que, o bien tiene un perfil de riesgo alto para padecer enfermedades periodontales (diabéticos, fumadores, pacientes con antecedentes de periodontitis…), o que por falta de destreza manual (por ejemplo por limitaciones físicas, deterioro cognitivo…) o motivación, tiene un cepillado mecánico que es insuficiente para conseguir una boca limpia y mantener a las bacterias del biofilm a raya”.
Pastas blanqueadoras, ¿funcionan?
Estas pastas no son sustancias “blanqueadoras” como tal, sino que se limitan a eliminar manchas superficiales y previenen su formación. Los ingredientes más comunes que contienen son:
- Sílice hidratada (hydrated silica): abrasivo suave que pule el esmalte.
- Bicarbonato de sodio: ayuda a eliminar manchas y a neutralizar ácidos.
- Peróxido de hidrógeno o peróxido de carbamida en bajas concentraciones, para aclarar gradualmente.
- Pirofosfatos, que evitan la acumulación de sarro que opaca el diente.
- Enzimas (como papaína o bromelina) para disolver restos de placa y pigmentos.
Respecto a si son realmente útiles para este cometido, la Dra. Ana Molina, periodoncista y vocal de la SEPA, responde que: “Es sin duda una de las preguntas que más nos hacen pacientes (y amigos) y que más interesa… La realidad es que, para obtener un efecto blanqueante verdadero de toda la estructura del diente, debemos aplicar un producto blanqueador a base de peróxido, generalmente peróxido de hidrógeno o de carbamida”.
La experta de la Clínica Universidad de Navarra añade que las pastas blanqueantes llevan partículas con un efecto abrasivo, que ayudaría a eliminar aquellas manchas superficiales, pero hay que utilizar pastas con partículas pequeñas con mínima abrasión y con cepillos de dientes suaves y de cerdas redondeadas. Afirma que el efecto de estas pastas es muy limitado, aunque hay estudios in vitro que demuestran cierta eficacia con mínima abrasión, y recomienda el uso de pastas con certificados de seguridad, y evitar aquellas pastas mágicas o realizadas en casa con agentes abrasivos, ya que pueden perjudicar seriamente el esmalte dental, creando hipersensibilidades o incluso efectos contrarios y permanentes.
La Dra. Molina señala que la gran mayoría de pastas blanqueadoras disponibles en el mercado español actúan eliminando tinciones y marchas superficiales, pero no blanqueando la estructura interna del diente. Son útiles en ciertos casos –afirma–, y pueden ser utilizadas después de un blanqueamiento profesional para prevenir la aparición de manchas en el esmalte, o en pacientes con tendencia a las tinciones por consumo de café, té o tabaco. Pero, en cualquier caso, si de verdad buscamos obtener un color más blanco en nuestros dientes y mejorar el aspecto de nuestra sonrisa, lo más aconsejable y efectivo será sin duda consultar al dentista sobre la posibilidad de realizar un blanqueamiento profesional, concluye.

Pastas de dientes para niños: ¿Cómo deben ser?
Los niños deben usar pastas de dientes desde el primer diente erupcionado, afirma la odontopediatra de la Clínica Universidad de Navarra: “Lo importante es la cantidad que se usa en cada cepillado. Una regla básica es de los 0 a 3 años, apenas el tamaño de un granito de arroz; de los 3 a 8, el tamaño de una lenteja; y a partir de los 8 años, el de un guisante”.
La Dra. Ana Molina indica que la diferencia respecto al cepillado de los adultos radica en tres puntos clave: en primer lugar, una pasta de dientes para niños debe tener una concentración de flúor menor que la de los adultos, de forma que las pastas para niños deberán tener 1000ppm de flúor, mientras que las de adultos suelen tener una concentración mayor en torno a 1450ppm.
En segundo lugar, otra diferencia importante es la cantidad de pasta, que debe ser mucho menor en niños para además evitar la ingesta del dentífrico; en concreto, se recomienda “una raspadita de pasta en las cerdas del cepillo, de forma que la cantidad de pasta no sea superior al equivalente a un grano de arroz, mientras que en el adulto recomendamos una cantidad un poquito mayor, equivalente a un garbanzo, ¡pero en ningún caso debemos cubrir todo el cabezal de cepillo de lado a lado como aparece en los anuncios! Esa es una imagen comercial, que no coincide con las recomendaciones profesionales reales”.
Y, por último, y quizás lo más importante, es que el cepillado de dientes debe ser supervisado por los padres o cuidadores hasta que pequeño tenga una destreza y una técnica suficientes para hacerlo solo, que suele ser en torno a los 6 años. “Antes de esta edad podemos permitirles que practiquen y jueguen a cepillarse ellos solos para que afiancen el hábito y adquieran la destreza que necesitan, pero siempre somos nosotros los adultos quienes debemos repasar el cepillado y revisar que ha sido efectivo”.
Creado: 7 de noviembre de 2025











