Oversharing: claves psicológicas y riesgos de la sobreexposición en redes sociales

El llamado ‘oversharing’ consiste en compartir excesivamente nuestra vida privada en las redes sociales, una delicada tendencia que puede alimentar la crítica destructiva o dejar una huella digital indeleble, entre otros posibles perjuicios.
Ilustración de padres haciendo fotos a su hijo para las redes sociales

Oliver Serrano León

Directorprofesor del Máster de Psicología General Sanitaria

Universidad Europea

Contenido original publicado en:

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The Conversation

Actualizado: 11 de septiembre de 2025

“Hoy me han despedido y no sé qué hacer con mi vida”. “Acabo de salir de terapia y me siento rota”. “Aquí están las cosas que me da vergüenza admitir”. Frases como estas, acompañadas de vídeos llorando en TikTok o Instagram o hilos interminables en X, se han convertido en fenómenos virales. Lo que antes se reservaba a la intimidad de un diario personal o una charla con un amigo, hoy se expone ante millones de personas.

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El oversharing –la tendencia a compartir en exceso la vida privada en redes– crece a un ritmo vertiginoso, impulsado por la promesa de empatía, validación y compañía digital. Pero ¿qué nos lleva a abrirnos de esta forma? ¿Qué ganamos y qué arriesgamos al desnudar nuestras emociones en público?

Confesiones virales e hilos emocionales

En TikTok, cobra fuerza la tendencia conocida como “social media is fake, here are things I’m ashamed to admit1” (“las redes sociales son falsas, aquí hay cosas que me avergüenza admitir”, resumido en el hashtag #socialmediaisfake), donde usuarios –muchos de ellos de la generación Z– comparten sus inseguridades más profundas, desde la ansiedad ante la carrera profesional hasta temores sobre su valía personal. Este tipo de contenido despierta empatía y solidaridad, pero también abre la puerta a comparaciones poco saludables.

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Por otra parte, en Reddit o X proliferan los hilos confesionales, donde frases como “necesito contar esto porque no puedo más” inician relatos de desahogo emocional, rupturas, soledad o ansiedad. Estas narrativas generan respuestas masivas de desconocidos que ofrecen consejos o simplemente compañía virtual.

En el ámbito familiar, un ejemplo específico es el fenómeno del sharenting2, cuando progenitores publican detalles íntimos sobre sus hijos en redes sociales. Aunque muchas veces bienintencionado, este comportamiento puede afectar la autoestima y privacidad de los menores, pues crean una imagen idealizada e incluso expuesta sin su consentimiento.

¿Por qué compartimos tanto lo privado?

La validación digital –mediante likes y comentarios– activa circuitos de recompensa en el cerebro3, incluyendo zonas como el núcleo accumbens, que también responden a estímulos gratificantes en entornos cara a cara. Esta retroalimentación rápida puede desencadenar una liberación de dopamina y reforzar la tendencia a compartir contenidos altamente emocionales.

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Sin embargo, reducir el fenómeno del oversharing a un simple “subidón de dopamina” resulta demasiado simplista. Las motivaciones para exponer lo íntimo en redes sociales incluyen también factores sociales, culturales y psicológicos más amplios. Atribuir nuestras conductas digitales únicamente a este neurotransmisor no cuenta con respaldo neurocientífico4 ni promueve una comprensión profunda.

El apoyo social es otro motor clave de la sobreexposición en redes sociales. Compartir experiencias difíciles en redes puede generar una sensación de comunidad y contención, especialmente cuando hay respuestas empáticas de desconocidos. Algunas investigaciones señalan que publicar relatos sobre enfermedades mentales en redes facilita el acceso a redes informales de apoyo5, aprendizaje de estrategias de afrontamiento y sensación de pertenencia.

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Durante la pandemia, también se observó que el apoyo digital tuvo un impacto positivo en la salud mental6 de muchos usuarios, aunque se enfatizó que el tipo y la calidad de dicho soporte es lo que determina su eficacia.

Por último, también aparece el efecto catártico: plasmar lo que sentimos en forma de texto o vídeo permite organizar los pensamientos y enfrentar emociones. El oversharing puede verse como una versión digital de un diario íntimo, solo que con una audiencia dispuesta –y lista para responder– en tiempo real.

Los riesgos del oversharing

Sin embargo, esta transparencia emocional puede acarrear graves consecuencias. En TikTok, no faltan ejemplos7 de usuarios que comparten crisis personales para meses después afrontar críticas virales, burlas o incluso amenazas tras haber dejado al descubierto áreas de su vida que preferirían olvidar.

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La comparación social es otro riesgo frecuente. Ver a otros compartir sus procesos de terapia o duelo puede generar presión para hacer lo mismo, como si la visibilidad fuera una prueba de autenticidad. Este dinamismo puede aumentar la ansiedad y la sensación de insuficiencia en quienes no se sienten preparados para exponer tanto.

La dependencia de la aprobación externa entra en juego cuando nuestro bienestar emocional empieza a medirse en interacciones digitales: si una publicación íntima no tiene suficiente eco, es fácil sentirse rechazado o ignorado. Esto impulsa a compartir más, con mayor intensidad emocional, en busca de esa respuesta confirmatoria.

Además, la huella digital emocional es duradera. Incluso contenidos eliminados pueden persistir en capturas o difundirse indirectamente, reaparecer cuando menos lo esperamos y afectar a nuestra reputación personal o profesional.

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Por último, el ejemplo del sharenting8 nos recuerda otro tipo de vulnerabilidad emocional: la de quienes no tienen voz –los niños–, cuyos límites se exceden sin que ellos puedan decidirlo, generando consecuencias psicológicas a largo plazo.

Privacidad emocional como autocuidado

Antes de compartir, vale preguntarse: ¿qué busco realmente al publicar? ¿Necesito validación o contención genuina, es decir, alguien que pueda escucharme y sostener mis emociones en un espacio seguro?

Reflexionar ayuda a evitar la exposición impulsiva. De hecho, establecer límites claros permite sentirnos seguros y emocionalmente equilibrados: tal como señalan expertos en salud mental, identificar y aplicar nuestros propios límites9 es crucial para el bienestar psicológico.

Definir qué aspectos personales no queremos exponer –como salud mental, relaciones o conflictos familiares–no solo nos protege, sino que fortalece la autoestima. Las herramientas de privacidad en redes sociales, como compartir contenido solo con “mejores amigos”, restringir comentarios o limitar la visibilidad de las publicaciones, son recursos valiosos10 para mantener un equilibrio entre conexión emocional y protección personal.

Además, la dimensión offline sigue siendo fundamental. El apoyo presencial, ya sea de familiares, amistades o profesionales, suele ofrecer una escucha más auténtica y sostenida que las interacciones digitales. De hecho, algunas investigaciones11 han demostrado que combinar grupos de apoyo a través de internet y de forma física beneficia la recuperación emocional y permite responder mejor a necesidades individuales.

Por último, los registros privados –como llevar un diario, grabar notas de voz o expresar las emociones a través del arte– también ofrecen vías seguras para procesar sentimientos sin exponerse públicamente.

La paradoja de compartir: autenticidad frente a vulnerabilidad

El oversharing refleja una paradoja de nuestra época: buscamos autenticidad y conexión en redes sociales, pero terminamos exponiendo nuestras heridas en escaparates donde la empatía convive con el juicio y lo privado puede volverse público para siempre.

Compartir puede tener efectos positivos inmediatos –validación, apoyo, catarsis–, pero también encierra riesgos que van desde la ansiedad social hasta la vulnerabilidad a largo plazo.

Cuidar nuestra privacidad emocional no es un signo de aislamiento, sino una forma consciente de autocuidado. En un ecosistema digital que premia la sobreexposición, reservar espacios de intimidad puede ser el gesto más valioso para proteger nuestra salud mental.

En Webconsultas nos tomamos muy en serio la calidad de la información. Por eso, seleccionamos y verificamos nuestras fuentes, dándole prioridad a investigaciones avaladas por expertos, instituciones académicas de prestigio, sociedades médicas y revistas científicas reconocidas. Nuestro objetivo es ofrecerte un contenido preciso, íntegro y confiable.

  • 1

    Jobe, Nyima. “‘Things I’m Ashamed to Admit’: TikTok Trend Driving New Level of Oversharing.” The Guardian, 8 Apr. 2024, https://www.theguardian.com/technology/2024/apr/08/things-im-ashamed-to-admit-tiktok-trend-driving-new-level-of-oversharing.

  • 2
    Luis M. Rojo Bofill. «Peligros De La exposición De Menores En Redes Sociales: Una Moda Que Debemos Y Podemos Evitar». The Conversation, The Conversation, 2025, doi:10.64628/AAO.aksmnhr3y.
  • 3

    Pigott, Laura Elin. “Dopamine and Social Media: Why You Can’t Stop Scrolling, According to Neuroscience.” PsyPost Psychology News, 13 Mar. 2025, https://www.psypost.org/dopamine-and-social-media-why-you-cant-stop-scrolling-according-to-neuroscience/.

  • 4
    Oliver Serrano León. «Ayuno De Dopamina: Por Qué La Neurociencia No Respalda Esta Moda Del Bienestar Digital». The Conversation, The Conversation, 2025, doi:10.64628/AAO.fvmc4vfu6.
  • 5
    Kelly A Aschbrenner. «Social Media and Mental Health: Benefits, Risks, and Opportunities for Research and Practice». Journal of Technology in Behavioral Science, vol. 5, n.º 3, Springer Science and Business Media LLC, 2020, pp. 245–257+, doi:10.1007/s41347-020-00134-x.
  • 6
    Jiawei Hu, Gulimire Isak, Sailigu Yalikun, Xiaopeng Lu, y Zhihong Ren. «Online Social Support and Mental Health During Public Health Emergencies: Mediation by Problematic Social Media Use and Moderation by Lockdown Quarantine». Personality and Individual Differences, vol. 227, Elsevier BV, 2024, p. 112717+, doi:10.1016/j.paid.2024.112717.
  • 7
    Virginia Chamlee. «Woman Defends Her Viral — But Fake — $500 ’Brr Basket’ for Son’s Girlfriend: ’Just a Regular Mom’ (Exclusive)». People.Com, 2024, https://people.com/tiktoker-defends-her-viral-but-fake-usd500-brr-basket-post-exclusive-8756968.
  • 8
    «How Much Is Too Much Sharing on Social Media? | The Children’s Trust». Preventive Medicine, vol. 42, n.º 3, Elsevier BV, pp. 200–205+, https://www.thechildrenstrust.org/es/news/parenting-our-children/how-much-is-too-much-sharing-on-social-media/.
  • 9
    Ivan Smirnov. «Core But Not Peripheral Online Social Ties Is a Protective Factor Against Depression: Evidence from a Nationally Representative Sample of Young Adults». ArXiv.Org, Springer International Publishing, 2021, pp. 41–53+, doi:10.1007/978-3-030-97240-0_4.
  • 10
    «Social media’s Impact on Our Mental Health and Tips to Use It Safely | Cultivating Health». Cultivating-health, https://health.ucdavis.edu/blog/cultivating-health/social-medias-impact-our-mental-health-and-tips-to-use-it-safely/2024/05.
  • 11
    Strand M, Eng LS, y Gammon D. «Combining Online and Offline Peer Support Groups in Community Mental Health Care Settings: A Qualitative Study of Service users’ Experiences». International Journal of Mental Health Systems, vol. 14, n.º 1, Springer Science and Business Media LLC, 2020, doi:10.1186/s13033-020-00370-x.

Creado: 11 de septiembre de 2025

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