Concentración, claves para alcanzarla
La capacidad de concentración es necesaria para realizar tareas cotidianas y rendir en los estudios o el trabajo. Aprende a identificar a qué se debe tu dificultad para concentrarte y técnicas para solucionar el problema.

Concentración, por qué nos cuesta concentrarnos

Dra. Vanesa Fernández López

Por: Dra. Vanesa Fernández López

Psicóloga, especialista en emociones

Actualizado: 5 de septiembre de 2022

Para poder realizar diferentes tareas en nuestra vida cotidiana, tener éxito en los estudios o en nuestro trabajo es necesario disponer de una buena capacidad de concentración. En actividades básicas como leer, seguir una conversación, escribir un texto, realizar una tarea, planificarnos o tomar decisiones, la concentración es un ingrediente crucial sin el cual no pueden realizarse de forma satisfactoria. Por ello, los problemas de concentración afectan negativamente a nuestra funcionalidad y nuestra calidad de vida, sobre todo en el plano académico y laboral.

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La capacidad de concentración forma parte de las funciones ejecutivas (FE), un conjunto de herramientas que nos sirven para realizar actividades cotidianas (por ejemplo, tomar decisiones, planificarnos, seguir una conversación, escribir un texto, leer, cocinar, elegir entre contestar el móvil o seguir hablando con otra persona, etcétera). Este tipo de funciones son capacidades cognitivas de un nivel superior que monitorizan y regulan nuestro comportamiento en la realización de tareas que van a requerir de nuestra adaptación y planificación para la consecución de objetivos.

Síntomas de la falta de concentración

Las FE se desarrollan junto con la evolución estructural y funcional del cerebro, estando localizadas en la corteza prefrontal (sobre nuestra frente). Si bien existen desde el nacimiento, se desarrollan de forma progresiva desde ese momento hasta el comienzo de la edad adulta. La capacidad de concentración es uno de los mecanismos más básicos y se encuentra estrechamente asociada con la capacidad atencional. De hecho, si falla la capacidad de concentración, es imposible llevar a cabo tareas que requieran más niveles de atención, porque la atención se jerarquiza en tres niveles:

  1. Atención sostenida o persistencia atencional (que utilizamos para mantener la atención durante un tiempo, como por ejemplo leer un libro).
  2. Atención selectiva (nos ayuda a seleccionar a qué debemos atender o qué tarea debemos hacer, como por ejemplo seguir escribiendo en el ordenador, o coger el teléfono).
  3. Atención dividida (nos permite atender a diferentes estímulos al mismo tiempo o hacer varias tareas a la vez, como por ejemplo escuchar música mientras escribo en el ordenador).

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Evidentemente, la concentración está implícita desde el nivel más bajo de atención hasta el último por lo que, si falla, ninguna de las tareas que requieran atención podrán ser realizadas con éxito.

  • Síntomas de la falta de concentración: despistes

    Síntomas de la falta de concentración

    Si tienes algunas de las siguientes manifestaciones es posible que tengas problemas a la hora de concentrarte:

    • Olvidos frecuentes.
    • Errores en la realización de las tareas.
    • Dificultad para comprender lo que te dicen, lees, o haces.
    • Pérdida del hilo de lo que estabas haciendo, o no poder realizar una tarea de forma prolongada.
    • Despistes continuos.
    • Dificultad para realizar con éxito dos tareas a la vez. Sensación de bloqueo hacia intenciones futuras (por ejemplo “qué era lo que iba a hacer ahora”, “sé que esta tarde tenía algo que hacer, pero no recuerdo qué”).
    • Dificultad para tomar decisiones, o sensación de entrar en un bucle.
    • Dificultad para planificar tus tareas u organizarte.
    • Problemas a la hora de recordar nombres, lugares…
    • Dejar tareas inacabadas.
    • Sensación de que se te va de la cabeza lo que ibas a decir.

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  • Síntomas de la falta de concentración: falta de sueño

    Causas: por qué puede bajar tu nivel de concentración

    Las dificultades para concentrarse pueden derivarse de múltiples motivos; desde la falta de descanso o sueño, hasta problemas neuropsicológicos que afectan a nuestra capacidad atencional y de rendimiento ejecutivo. Algunas de las principales causas por las que nuestra capacidad de concentración puede descender son:

    • Falta de descanso o estrés: los estados de fatiga, el estrés continuado y la falta de sueño o la mala calidad del mismo, puedan alterar nuestra capacidad para concentrarnos.
    • Falta de interés hacia lo que se tiene que atender.
    • Alteraciones emocionales: episodios depresivos, estados de ansiedad, apatía, etcétera, y el malestar emocional en general, reducen nuestros niveles de concentración.
    • Preocupaciones: la atención selectiva dirigida a las preocupaciones nos impide concentrarnos en otras tareas y reduce nuestro rendimiento.
    • Enfermedades: cefaleas, procesos víricos, enfermedades que cursan con dolor, etcétera.
    • Consumo de sustancias: algunos fármacos cuando se toman de forma continuada, así como la abstinencia de los mismos (por ejemplo, los ansiolíticos) pueden alterar nuestros niveles de concentración. También el consumo de drogas (por ejemplo, cannabis) puede reducir de forma significativa nuestra concentración.
    • Trastornos neuropsicológicos: el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), las demencias, el síndrome disejecutivo, el delirium, etcétera, reducen de forma significativa la capacidad de concentración.
    • Traumatismos cráneo encefálicos y enfermedades cerebrales (por ejemplo, neoplasias): dependiendo del área afectada pueden reducir significativamente nuestra capacidad para concentrarnos.

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Creado: 31 de marzo de 2021

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