Niegan que la inducción al parto aumente el riesgo de autismo

Recientes estudios desmienten que la inducción al parto aumente el riesgo de autismo en el bebé, algo que preocupa e influye en las embarazadas a la hora de tomar la decisión de provocar o no el parto.
Mujer embarazada y su pareja en el hospital escuchan las indicaciones de una doctora
Las nuevas evidencias demuestran que los partos provocados no generan un mayor riesgo de autismo en el bebé.

La inducción al parto no aumenta el riesgo de que el futuro bebé padezca algún trastorno del espectro autista, han asegurado los investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H Chan de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Al parecer esta nueva investigación pretende tranquilizar a todas las mujeres embarazadas que, según los obstetras, se mostraban muy preocupadas por un estudio publicado años atrás en la misma revista, JAMA Pediatrics.

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En la investigación que se publicó en 2013 se aseguraba que los bebés que habían nacido por técnicas convencionales de inducción al parto, como la administración de ciertos fármacos, o por rotura artificial de la bolsa amniótica, tenían un mayor riesgo de padecer autismo. Sin embargo, los resultados del nuevo estudio desmienten esa asociación, que hizo saltar todas las alarmas ya que, como expusieron los propios autores del trabajo de 2013, las vinculaciones que se llevaron a cabo no eran del todo sólidas, pues no eran causales.

Los expertos pretenden tranquilizar a las embarazadas, y aseguran que no existe una relación entre la inducción al parto y un posible autismo del bebé

Para dar con una conclusión firme, se ha tomado como guía a un millón de niños que habían nacido en Suecia entre 1992 y 2005, y se ha seguido su situación hasta 2013. Los investigadores dividieron el estudio en dos fases; en la primera se tuvieron en cuenta los datos recogidos de las personas de la muestra no emparentadas, dando como resultado una asociación similar a la de la investigación anterior. Mientras que en la segunda fase se hizo un cambio en la visión del estudio, y se analizó la situación de los hermanos de la muestra que habían nacido de manera diferente, uno por parto natural, y otro provocado, obteniendo unos resultados completamente distintos, y no encontrando ninguna relación entre los partos provocados y un mayor riesgo de autismo.

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Esta relación entre hermanos se llevó a cabo para poder descartar los factores de riesgo compartidos, como son los socioeconómicos o genéticos de la madre. Además, hay que destacar que del total de los partos, tanto naturales como provocados, un 2% de los bebés fueron diagnosticados de autismo, siendo un total del 11% los nacimientos que se habían producido de manera inducida. Por todo ello, Anna Sara Oberg, directora de la investigación, no duda en afirmar que las mujeres embarazadas no deben preocuparse, pues las nuevas evidencias demuestran que los partos provocados no generan un mayor riesgo de autismo en el bebé.

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Actualizado: 18 de agosto de 2016

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