Permanecer mucho tiempo encamado o sentado sin moverse, algo habitual en personas mayores, enfermas o discapacitadas, puede provocar escaras o úlceras por presión. Conoce los cuidados para evitar estas lesiones en la piel.
Cuando se sabe previamente que se va a tener que pasar una temporada inmovilizado, o una persona presenta algún tipo de discapacidad física o mental que no le permite realizar una actividad física mínima, es necesario adoptar unas medidas de prevención para evitar la aparición de escaras.
Los familiares o cuidadores deben vigilar diariamente la piel del dependiente para actuar lo antes posible ante cualquier señal de lesión; así, el enrojecimiento de la zona puede poner en alerta al cuidador y hacerle sospechar que hay un deterioro incipiente de la piel. Ante esta situación, si el cuidador no es un profesional sanitario, se debe acudir a uno para que valore la lesión y determine las causas para buscar una solución, e indique un tratamiento que evite su progresión.
Junto con estas medidas, en el día a día se pueden seguir los siguientes consejos para prevenir las úlceras por presión:
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Cambiar de postura: con ello se busca evitar la presión continua sobre una zona. Si la persona no puede moverse, necesitará la ayuda de un cuidador o familiar. En muchos casos esta acción es complicada por el peso del paciente, pero existen herramientas de ayuda en ortopedias que pueden facilitar el movimiento, y también se puede utilizar una cama especial si es necesario.
Estar atentos: vigilar las zonas que permanecen en constante contacto con superficies planas para detectar los primeros signos de deterioro en la piel, y no realizar masajes en zonas enrojecidas.
Realizar pequeños movimientos: si la persona tiene una mínima capacidad para moverse, quienes están a su lado deben intentar fomentar su actividad física. Si esto no es posible, se pueden realizar ejercicios de movilidad pasiva, como son estiramientos, tensión-distensión de articulaciones, o movimientos de rotación y flexión articular.
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Mantener una higiene adecuada: se debe mantener la piel limpia y seca. A la hora de la ducha, hay que hacerlo con agua templada y con jabones de pH neutro, y posteriormente, una vez seca la piel, aplicar una crema hidratante por todo el cuerpo que se absorba bien, evitando las zonas donde haya alguna herida.
Aliviar la presión: se puede minimizar la presión usando colchones, almohadas o cojines, así como apósitos protectores o vendajes almohadillados especiales para este cometido. Lo que no se recomienda es el uso de flotadores.
Eliminar la humedad: es muy importante secar todo el cuerpo, sin frotar la piel, tras el aseo; así como evitar que alguna zona permanezca mojada, como pueden ser los genitales si se utilizan pañales (se deben cambiar con frecuencia). Existen cremas y compresas absorbentes que pueden ayudar a eliminar el exceso de sudor. Para ello también es importante controlar la temperatura de la habitación donde permanece la persona.
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Tener ropa de cama colocada: las personas que permanecen en la cama deben estar lo más cómodas posible; para ello se debe evitar utilizar mucha ropa de cama y que esta esté demasiado apretada, ya que esto favorece la fricción de la piel e impide realizar pequeños movimientos. También es importante que la ropa bajera de la cama no esté demasiado arrugada.
Como se ha indicado, es importante examinar la piel del dependiente todos los días. Un buen momento para hacerlo puede ser después del aseo, cuando la piel ya haya absorbido la crema. Hay que fijarse en su color, textura, nivel de hidratación, y si hay evidencias de una mala circulación (bulto en las venas, calor y enrojecimiento en la zona).