Las vacunas ocasionan muy pocos efectos secundarios y no hay pruebas de que este tipo de terapias provoquen autismo o diabetes tipo 1, según se desprende de las conclusiones de un comité federal de expertos de Estados Unidos, que han analizado los resultados de más de 1.000 estudios de investigación, publicados por el Instituto de Medicina (IOM, por sus siglas en inglés).
Según explica la jefa del comité, Ellen Wright Clayton, profesora de Pediatría y directora del Centro de Ética Biomédica y Sociedad de la Vanderbilt University en Nashville (Estados Unidos), sólo encontraron algunos casos en los que las vacunas pueden desencadenar efectos adversos y, de estos, la mayoría se resolvían a corto plazo y se podían autocontrolar.
Sólo encontraron algunos casos en los que las vacunas pueden desencadenar efectos adversos y, de estos, la mayoría se resolvían a corto plazo y se podían autocontrolar
Desde 1994 no se elaboraba un informe tan exhaustivo sobre los efectos secundarios de las vacunas, y fue solicitado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos para contribuir a orientar el Programa de Compensación de Lesiones por Vacunas, que aporta ayuda económica para atender a los niños que sufren efectos colaterales tras ser vacunados.
Los expertos analizaron ocho tipos de vacunas que se emplean con frecuencia: la triple MMR; la DTaP; la de la varicela; la influenza; la hepatitis B; la vacuna meningocócica; las que incluyen tétanos; y la que combate el virus del papiloma humano (VPH). Estas vacunas ejercen una acción profiláctica contra diversas afecciones, como las paperas, el sarampión, la hepatitis, la varicela, la difteria, la tos convulsa, el tétanos, la meningitis, la enfermedad meningocócica y el cáncer de cuello de útero.
Efectos secundarios leves
La sospecha de que las vacunas puedan provocar autismo u otras patologías ha hecho que muchos padres decidieran no inmunizar a sus hijos, a pesar de la información que reiteradamente han divulgado las autoridades sanitarias con la intención de transmitir tranquilidad.
A este respecto, Clayton afirmó que el estudio ha demostrado que la vacuna MMR no genera autismo, ni diabetes tipo 1, y otro tipo de inmunizaciones, como la vacuna inactiva de la gripe, no causa parálisis de Bell (una parálisis facial temporal) ni agrava el asma.
Los científicos sí observaron que la vacuna MMR puede originar convulsiones cuando los pacientes presentan fiebre muy alta después de su administración, aunque este efecto es pasajero. En personas con deficiencias graves del sistema inmunitario, esta vacuna puede ocasionar también una forma rara de inflamación cerebral.
Aquellas personas con un sistema inmunitario deficiente también son más propensas a sufrir reacciones como inflamación cerebral, meningitis, hepatitis, neumonía, o herpes zóster, con la vacuna contra la varicela.
Seis vacunas -MMR, varicela, influenza, hepatitis B, meningocócica, y las que contienen tétanos- también pueden desencadenar una reacción alérgica, que aparece poco después de la inyección, pero para solucionar este problema, sólo es necesario que los pacientes permanezcan en el centro de vacunación 15 minutos más para comprobar que no presentan ninguna reacción desfavorable.
Fuente: EUROPA PRESS
Actualizado: 1 de agosto de 2017