Enseña a tus hijos a ser ordenados
¿Estás harto de ir detrás de tus hijos recogiendo el desastre que montan cada vez que juegan o se cambian de ropa? Te damos pautas y consejos para enseñarles a ser ordenados en todos los ámbitos.

Consejos para enseñar a los niños a ser ordenados

Por: Álvaro Saiz

Psicopedagogo y maestro de educación infantil

Actualizado: 9 de marzo de 2023

Para enseñar a los niños a ser ordenados además de seguir una serie de pautas que hemos explicado en el apartado anterior, es muy importante la actitud de los adultos y no cometer ciertos errores. Para ello, te ofrecemos algunos consejos sobre lo que debes y no debes hacer para inculcar en tus hijos el hábito del orden:

  1. La actitud de los padres es fundamental: deben ser constantes, pacientes y realistas. Debemos entender que es un trabajo diario que estamos obligados a hacer por el bien de los pequeños. Si un día lo trabajamos, al día siguiente no porque no hemos reservado tiempo suficiente, el siguiente ya veremos, etcétera, el niño entenderá que aprender a ser ordenado no es importante. Como en todo lo que concierne a la educación, hemos de hacer gala de una extraordinaria paciencia, puesto que el niño puede progresar despacio, puede tener problemas un día y hacerlo peor… Recordad que la educación es una carrera de fondo.
  2. No ser perfeccionistas y entender que siendo tan pequeños no son capaces de recoger como nosotros; ni siquiera lo hará uno de tres años como lo hace uno de ocho. Por ello, debemos ajustar nuestras expectativas a lo que puede dar de sí en cada momento.
  3. Evitar los estereotipos sexistas a la hora de mostrarnos como modelo. Si un niño ve cómo su madre recoge la ropa, friega los platos, hace la comida, barre el suelo, etcétera, mientras su padre está sentado viendo la tele con él, no entenderá que esa es una tarea tanto de hombres como de mujeres, porque en su casa su padre no hace nada y su madre hace todo. En este tipo de actitudes es donde tu hijo aprende qué es lo que cree que le corresponde y qué no.
    Madre enseñando a sus hijos a ser ordenados
  4. Ser cuidadosos con el lenguaje, y para ello una medida adecuada sería evitar el “ayúdame a…” y sustituirlo por “vamos a…” o “tienes que…”. Con la primera frase se muestra que el adulto es el responsable y que el niño sólo es un ayudante, mientras con las segundas estamos indicando que la responsabilidad también recae en el menor y es él quien tiene que hacerlo.
  5. Ser flexible. Debemos tener en cuenta que a un niño le cuesta más controlar sus emociones, y que una simple riña en el colegio puede haberle afectado mucho; por ello, los días que esté triste o melancólico en casa hay que mostrar cierta flexibilidad. Esto no significa en ningún caso que hagas sus tareas por él, pero sí puedes ayudarle, o compartir con él las tareas que siempre hace solo. En estos casos es muy importante que vigiles si el niño se aprovecha o no de tu buena fe para librarse de sus obligaciones; habla con su profesor y que te cuente si ha pasado algo en el colegio (lo que pase fuera del centro es algo que ya está bajo tu control).
  6. Una costumbre a evitar, y que está muy extendida, es hacer que los niños recojan un juguete antes de sacar el siguiente. No lo hagáis, dejadles que jueguen en su micro caos con todo lo que requieran en su imaginación, pues esta es la base de la creatividad. Eso sí, cuando se acabe el tiempo del juego tendrán que recoger todo.
    Niño haciendo la cama con su padre
  7. Plantéate qué necesita y qué no necesita tu hijo, ya que mantener el orden resulta complicado cuando los armarios están llenos de ropa y los espacios destinados a los juguetes están a rebosar. Toda esa ropa que ya le queda pequeña o no le servirá la próxima temporada se convierte en un estorbo para mantener un orden sencillo y accesible para el niño. Lo mismo sucede con los juguetes cuando ha acumulado tantos a lo largo del tiempo que resulta muy difícil establecer un orden por falta de espacio. Como quedarse sin juguetes es algo delicado para un niño, es conveniente que nos sentemos a negociar con él, comprobemos qué juguetes son los que ya no utiliza, y le expliquemos que debe regalarlos a otros niños. Los padres deben decidir la cantidad de juguetes que consideran adecuado retirar, aunque debe ser el niño el que elija cuáles son los prescindibles.
  8. Comprueba las aptitudes de tu hijo antes de asignarle una tarea que puede provocar un accidente. Si el niño todavía es pequeño, o no estamos convencidos de su capacidad para hacer algo, podemos buscar una alternativa más segura hasta que nos cercioremos de que es capaz de llevar a cabo una tarea sin peligro. Por ejemplo, si nos preocupa que rompa la vajilla o la cristalería llevándola de la mesa a la cocina, le podemos poner platos y vasos de plástico que, en caso de caída, no le producirán ningún corte.
  9. No utilices cajas grandes para guardar sus juguetes. Muchas veces se utilizan grandes cajas para amontonar todos los juguetes en un mismo lugar, algo aparentemente cómodo y rápido de recoger, pero que fomenta el desorden y la pérdida de tiempo, porque cada vez que quiera coger algo tendrá que remover todo en busca del objeto deseado (si no está arriba). Por la forma habitual de este tipo de cajas lo que suele suceder es que el niño debe sacar muchas cosas hasta encontrar el juguete que quiere, recoger todo de nuevo, y quizá volverlo a sacar más adelante para buscar otra cosa, y así sucesivamente, por lo que al final los padres tendrán que estar pendientes de que guarde todo lo que saca y no quiere utilizar. Para evitarlo, distribuye sus cosas en varios cajones o cajas más pequeñas y etiquetadas, y así irá directo a por lo que quiere sin necesidad de revolver todo.

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Creado: 30 de junio de 2014

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