¿Jornada escolar continua o partida? Qué es mejor para los niños

Actualizado: 14 de mayo de 2025
La jornada escolar continua (o intensiva) es la que agrupa todas las horas lectivas durante la mañana, mientras que en la jornada partida las clases se dividen entre la mañana y el principio de la tarde, haciendo una pausa larga para comer. La elección de una u otra supone un controvertido debate, pero lo realmente importante es consensuar cuál es la más adecuada pedagógicamente y para el bienestar del alumnado.
En los años 80, el horario habitual en los colegios era de 9 a 12 y de 15 a 17 horas, pero la llegada de la LOGSE trajo la jornada continua a los institutos, y años después se abrió esa posibilidad a votación en los colegios, la cual recibió un impulso general a partir de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, en los últimos años ha comenzado a cuestionarse su idoneidad y se pretende revertir el modelo. A nivel nacional hay bastante heterogeneidad y la polémica está servida entre padres, profesores y figuras y entidades ligadas al ámbito escolar.
“Actualmente, la organización de la jornada escolar varía significativamente entre comunidades autónomas y, a menudo, incluso entre centros educativos dentro de una misma región. La falta de consenso radica en que la decisión sobre el modelo de jornada no solo afecta al alumnado y profesorado, sino también a las familias y al personal no docente, lo que genera una diversidad de opiniones y prioridades. Mientras algunas comunidades han adoptado mayoritariamente la jornada continua, solo unas pocas mantienen la jornada partida. En cuanto a la libertad de elección, son los propios consejos escolares de cada centro quienes toman la decisión, siempre y cuando cumplan con la normativa regional. En otras regiones, el modelo predominante viene determinado por la administración educativa”. Así resume el panorama actual María Sánchez Martín, vocal del AMPA del ÍES Azarquiel de Toledo y miembro de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA).
Intentando aplicar argumentos científicos y sin regulación legislativa unificada, la elección de una jornada u otra sigue suponiendo un acalorado e inacabado debate que no logra unanimidad entre todos los agentes del sistema educativo. De manos de expertos, padres y profesores analizamos el tema en profundidad, haciendo hincapié en los criterios pedagógicos, que son los que han de determinar la fórmula más adecuada para preservar el bienestar de los alumnos y optimizar su rendimiento académico.
Hacia la jornada partida: argumentos a favor y en contra
Actualmente la tendencia que predomina es a recomendar la jornada partida en los colegios. En Europa es mayoritaria, pero en nuestro país, sin embargo, hay más porcentaje de centros de infantil y primaria con jornada continua, sobre todo públicos (sobre un 80%). Según datos del 2022 informe ‘Proceso de cambio de jornada escolar. Datos y evidencias que existen’, en Cataluña y País Vasco en Primaria hay jornada partida, en Aragón, Madrid, Navarra y Valencia partida e intensiva en proporciones similares; y en Andalucía, Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Ceuta, Galicia, La Rioja, Melilla y Murcia, jornada intensiva en entre un 70 y un 90% de los centros; y en Canarias, Castilla la Mancha y Extremadura, intensiva en la totalidad de los centros. Por tanto, lo que se pretende es darle la vuelta a la situación. Sin embargo, en los centros de titularidad privada o concertada la tendencia se invierte, y en un 77% de ellos predomina la jornada partida, según datos recabados por Maldita.es1.
Organismos internacionales como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) apuestan firmemente por el regreso a una jornada escolar partida2 para mejorar el rendimiento escolar, reducir el abandono y mejorar la conciliación familiar. El horario sería de 9 a 12:30 de la mañana y de 14:30 a 16:00 de la tarde, aunque con flexibilidad. Esta organización lleva tiempo instando a España a que efectúe el cambio, pero reconoce que para una implantación generalizada de este horario extendido que muestra más beneficios, como esta organización apunta3, habría que cambiar la normativa y las condiciones laborales del profesorado, y aumentar la financiación para que haya recursos suficientes que le den cobertura a este modelo.
Por su parte, desde la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), que agrupa a casi 12.000 Asociaciones de Padres y Madres de la Enseñanza No Universitaria (APAS), también apuestan por la jornada partida. La han defendido históricamente al considerar que es un modelo que ofrece una mayor flexibilidad para las familias, permite una distribución más equilibrada del tiempo de aprendizaje y descanso, y contribuye a mantener a los alumnos en un entorno educativo supervisado.

En el polo opuesto, el profesorado es el colectivo que mayoritariamente prefiere la jornada continua y, de hecho, se le suele acusar de que es al que más beneficia, tanto por horario laboral como por las posibilidades de conciliación. Los docentes rebaten estas acusaciones. Sonia García Gómez, vicepresidenta del Sindicato Independiente de la Enseñanza Pública (ANPE), indica que “no hay estudios concluyentes que vinculen mejoras de rendimiento de los alumnos a un tipo de jornada u otra”. Así, esta representante del profesorado destaca como ventaja de la jornada continua “que permite a los alumnos tener un tiempo de descanso para comer, para que a continuación puedan dedicarse a realizar actividades de ocio (deporte, lectura, juegos con amigos...) de refuerzo escolar o afianzar sus conocimientos. Incluso dedicar tiempo a la familia”.
Por tanto, para este sector, ante la falta de evidencias científicas sólidas que avalen los beneficios de la jornada continua a nivel de rendimiento escolar (más bien al contrario), sus defensores (algunos progenitores además de los profesores) exponen otras posibles bondades sociofamiliares, como que implica menos desplazamientos al centro escolar (dos frente a cuatro para aquellos niños que no se quedan al comedor escolar) o que, al no tener que volver al centro por la tarde, los niños pueden comer sin prisas.
Partida o continua, ¿qué es mejor? Esto dice la ciencia
El problema ante la implantación de una jornada u otra es que, aunque cada vez hay más interés científico al respecto, siguen siendo insuficientes los estudios que, bien por su metodología o por su limitada representatividad, permiten aplicar argumentos realmente definitivos.
“Las pocas evidencias que hay y vamos sacando a la luz con esfuerzo nos van indicando que es perjudicial para el alumnado que estudia en la jornada continua y para las familias que adoptan esta organización horaria”, expone Daniel Gabaldón Estevan, sociólogo, profesor en la Universidad de Valencia y líder del Grupo de Investigación en Salud y Bienestar Escolar (GISBE).
El estudio ‘Jornada escolar continua: Cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo’ analiza cómo afecta cada jornada escolar al alumnado, a los docentes y a las familias. Este informe, impulsado por El Centro de Políticas Económicas EsadeEcPol, expone que el avance de la jornada matinal está ocurriendo mientras se niega la evidencia disponible sobre sus efectos perniciosos en el alumnado y las familias. Sus autores aseguran que la evidencia científica sí muestra claramente que pasar más tiempo en la escuela tiene un efecto positivo sobre el rendimiento académico y el bienestar del alumnado. Y remiten a estudios sobre los ritmos de atención de los niños y adolescentes, que muestran que estos se ajustan mejor a los de la jornada partida.
En este contexto, el documento ‘La jornada escolar en la vida cotidiana de la infancia’ desgrana los tiempos escolares y las modalidades de sesiones lectivas, fijándose especialmente en la socialización de los menores. Pone de manifiesto conclusiones como que los niños de jornada única duermen una hora menos, por término medio, que los de jornada partida y que hay mayor participación en actividades extraescolares también en los primeros que en los segundos. Sus autores además destacan que las relaciones que mantienen los niños con sus familias y con el grupo de iguales no revelan diferencias significativas en función del tipo de jornada, contrariando algunas de las bondades que suelen atribuírsele a la sesión única cuando se la compara con la partida.
Por su parte, el estudio ‘Jornada escolar partida y continua. ¿Existen evidencias que motiven el cambio en la gestión del tiempo escolar en España?’, publicado en 2017, se plantea como objetivos constatar si existe asociación entre resultados académicos y tipo de jornada escolar, centrándose en analizar las preferencias del profesorado por un tipo u otro de jornada y las razones que las motivan. Por tanto, las conclusiones ponen el foco en que el profesorado es un elemento clave en la organización de la jornada escolar, pero que datos objetivos de fracaso escolar y los datos de los informes PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes)4 apuntan a que el cambio a jornada continua no ha supuesto un avance en los resultados académicos de los estudiantes. Contrariamente a la percepción de los docentes. De hecho, los autores de este trabajo reconocen que “las aportaciones son de índole preferentemente educativa en la jornada partida frente a otras más heterogéneas y, desde luego, no tan enfocadas hacia razones pedagógicas, en el caso de la continua”.

En este sentido, es habitual encontrar estudios que, para defender la jornada continua, se basan en experiencias propias de los centros escolares, parciales y de poca evidencia científica.
En definitiva, está claro que más allá de jornadas de debate, experiencias piloto, encuestas a los propios estudiantes o informes que no analizan todos los factores implicados, se hace necesaria más investigación rigurosa al respecto. Sólo así se puede lograr una toma de decisiones avaladas a nivel científico.
Un horario escolar que respete los biorritmos de los niños
Ante el maremágnum de informes sin conclusiones claras y con falta de objetividad, la clave está en que la elección de una jornada escolar u otra responda a factores pedagógicos y a la consecución del bienestar del alumnado, con una adaptación lo más adecuada posible a sus necesidades. En este sentido, a pesar de que uno de los principales argumentos a favor de la jornada continua siempre ha sido que agrupar las sesiones en un periodo más seguido facilitaba la concentración del estudiante y, por tanto, un aprendizaje más eficaz, los datos fisiológicos indican que el horario que combina los periodos lectivos con tiempos de descanso y ocio mejora el rendimiento académico, ya que se respetan mejor los biorritmos y el desarrollo evolutivo de los menores. “Sabemos que la atención de los niños tiene altos y bajos a lo largo del día: sube a media mañana, baja hacia el mediodía y vuelve a subir por la tarde. La jornada partida, sin ser ideal porque empieza demasiado pronto, se ajusta mejor a esas subidas de atención. La continua solo coge la subida de la mañana y luego se ahonda mucho en el bajón de atención que hay a mediodía, además de la propia fatiga que suponen todas las sesiones una detrás de otra. Hay poco espacio para oxigenar al alumnado con pausas un poco más prolongadas.”, aclara el experto Daniel Gabaldón Estevan, investigador principal del proyecto Kairós ‘(Des)ajuste de cronotipo del alumnado y la organización del tiempo escolar: sus efectos en la salud, el aprendizaje, el uso del tiempo y la satisfacción’.
Conocer los ritmos circadianos permite obtener evidencias más relevantes. “El descanso, el hambre y la atención tienen una naturaleza circadiana. A mediodía hay un bajón circadiano que es propicio para la siesta, para el descanso. Por ejemplo, los chavales entran en los institutos a las 8 de la mañana cuando ellos, por su propia naturaleza de adolescentes, han retrasado su círculo circadiano en torno a 2 o 3 horas. Esto sostenido día tras día tiene efectos en la capacidad de aprendizaje, en su salud, en su bienestar y en su capacidad de relación. El alumnado necesita descansar en las horas en las que son propicias para él. Los estudios que la cronopedagogía y la cronopsicología han realizado casan muy bien con los resultados comparativos entre un tipo de jornada y otra. Así, la jornada partida se adecúa mucho mejor a estos ritmos circadianos que tiene el alumnado y supone un tiempo educativo de mayor calidad”, asegura el sociólogo.
En este mismo sentido, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA) argumenta que la jornada partida “introduce una pausa suficiente al mediodía que permite a los estudiantes descansar, socializar y alimentarse adecuadamente antes de retomar las clases. Este descanso intermedio puede ayudar a los alumnos a mantener una mayor atención y rendimiento durante las sesiones lectivas de la tarde, evitando la fatiga acumulada que podría surgir en jornadas más compactas.”, explica María Sánchez Martín.
Precisamente el servicio de comedor es otro punto a favor en la defensa de la jornada partida. Suele prevalecer el argumento de que supone una opción de alimentación más equilibrada y saludable para los niños. Pero algunos estudios, como el realizado por EsadeEcPol, también exponen que comer a una hora temprana (antes de las dos de la tarde) supone efectos positivos en la salud de los menores, e incluso explican que las evaluaciones experimentales de los programas de comedor han mostrado buenos resultados de esta alternativa sobre el rendimiento académico, el comportamiento y la concentración, así como un menor abandono escolar.
El documento ‘Propuesta de horarios escolares en clave de educación a tiempo completo5’, de la Fundación Bofill, por su parte, también advierte de que los horarios actuales no favorecen la salud de los niños y adolescentes, de lo que se derivan costes de salud, sobre todo en la educación secundaria: sobrecarga lectiva intensa y dificultad de atención mental, no se ajustan a los ritmos circadianos, no favorecen un buen descanso y obligan a hacer la comida del mediodía demasiado tarde. Todo ello afecta negativamente al aprendizaje.
Por tanto, no se trata tanto de una jornada férrea concreta, sino de organizar los tiempos escolares de un modo eficaz, en buscar la mejor distribución de las horas durante la jornada. Según Daniel Gabaldón: “Al principio de la etapa de Primaria puede haber más carga por la mañana (máximo tres horas de clase) y por la tarde un poco menos. Al final de esta etapa, el alumnado comienza a ser un poco más vespertino, y se puede equilibrar más entre mañana y tarde, o incluso un poco más por la tarde. En Secundaria, definitivamente, la carga lectiva tiene que estar más en la tarde. La mañana podría empezar después (un par de horas), luego un descanso para comer y tres o cuatro horas de tarde. Además, las sesiones quizás no deberían ser tan largas como son actualmente; 7 horas de clase para chavales que luego tienen que hacer algún tipo de trabajo o repaso son excesivas”.
El experto sociólogo e investigador Gabaldón va más allá y alerta de que, en cuanto al bullying, “cualquier organización horaria que fuerce al alumnado a ir al centro educativo sin suficiente descanso y lo somete a una concentración horaria intensa, está generando actitudes apáticas y rebeldes. Puede tener una vinculación con el acoso escolar y con otro tipo de fenómenos disruptores en el aula, que se pueden ver alimentados por una organización horario mal ajustada. Una jornada que se adapta mal al alumnado lo somete a un estrés innecesario y contraproducente”.
Conciliación versus aprendizaje e impacto económico
La complejidad del debate entre la jornada escolar partida o continua responde a que, tras los factores pedagógicos, subyacen otros como la conciliación familiar, que tiene muchas implicaciones. El desajuste entre los horarios escolares y los laborales puede entrar en conflicto con las recomendaciones académicas basadas en las investigaciones. Por ello, hoy por hoy lo que se observa es que la jornada continua se sigue afianzando a pesar de todo.
“La conciliación consiste en que la familia pase más tiempo junta, no que en que los niños estén en los centros educativos para que los padres puedan trabajar más. Por tanto, esa conciliación no puede recaer en los centros educativos. Las empresas han de flexibilizar las jornadas laborales y la administración tiene que modificar permisos y licencias que faciliten la conciliación. Por ejemplo, que haya amplia posibilidad de becas para el servicio de comedor y las actividades extraescolares; lo que ayude a las familias a gestionar la logística familiar sin que suponga un gran coste económico”, declara Sonia García Gómez, vicepresidenta nacional del Sindicato Independiente de la Enseñanza Pública ANPE.
En este sentido, la OCDE reconoce que implantar la jornada partida implicaría muchos cambios, una reorganización del sistema y más inversión pública, puesto que se necesitaría más profesorado, ampliación de infraestructuras y una optimización de los comedores escolares. Además, para muchas familias con horario laboral intensivo, esta no sería una medida de conciliación adecuada.
Es evidente que no hay una fórmula satisfactoria para todos. Daniel Gabaldón pone de manifiesto otra perspectiva: “En cuanto a conciliación, la única cuestión que soluciona la jornada continua es que los padres que llevan a sus hijos a comer a casa luego no los tienen que volver a llevar al colegio. Pero eso es un porcentaje muy bajo. En muchos centros de la Comunidad Valenciana, más del 80% de los niños en jornada partida se quedaban en comedor. Sí que es cierto que el comedor, como no está financiado, supone un gasto para familias de rentas bajas que no están becadas y no pueden asumir, por ejemplo, el comedor de dos o tres hijos. Pero visto lo visto, muchas de las familias que optan por jornada continua acaban gastándose el dinero en clase de repaso u otro tipo de actividades para compensar el déficit de aprendizaje de la mañana. No veo tan claro en beneficio en temas de conciliación”.
Para finalizar, la representante de CEAPA María Sánchez explica que: “Las familias no siempre cuentan con la información necesaria para evaluar todas las implicaciones de un cambio de jornada. No se valora tampoco el impacto económico, pues la manera de extender el horario de la jornada continua para que las familias podamos trabajar es pagando aula matinal, comedor y actividades extraescolares que cubran un horario amplio. En particular, para las familias que no tienen acceso a actividades extraescolares o que no pueden costear servicios adicionales de cuidado, la jornada partida garantiza que los niños estén en un ambiente estructurado durante más tiempo”.

Implantación de jornada escolar y regulación legislativa: ¿quién lo decide?
La implantación de las jornadas escolares a nivel nacional es muy diversa porque no hay una legislación que regule el asunto. La jornada continua es mayoritaria en las escuelas públicas españolas, aunque con diferencias según los ciclos educativos. Sin embargo, hay comunidades autónomas como el País Vasco que cogen las riendas y a nivel parlamentario señalan que “la jornada escolar será partida, por el bien común, salvo excepciones”. Algo similar sucede en Cataluña, que aplica esta jornada en la mayoría de los centros educativos públicos.
De este modo, los centros de nueva creación se rigen por la jornada inicial que fije la administración pero, para el resto, la decisión depende de una votación a nivel interno. La autonomía concedida a los centros para tomar esta trascendental decisión6 lleva incluso a que se contemplen incluso modalidades de jornada escolar flexible, que combinan horarios exclusivos de mañana con horarios de mañana y tarde según los días de la semana.
Así, la potestad de los centros escolares para modificar la jornada depende de que se llegue a una decisión mayoritaria por parte de la comunidad educativa: todos los miembros del Consejo Escolar, padres y claustro de profesores. El Consejo Escolar aprueba o rechaza por mayoría absoluta del total de sus integrantes la propuesta para el cambio de horario, dentro de un proceso de voto que, según cada caso, presenta diferentes requerimientos y fases de consulta para padres, incluso también distintos plazos (algunos año tras año). Lo que sí advierte María Sánchez Martín, desde la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), es que “el proceso de elección de la jornada hace muy difícil revertir el cambio de partida a continua”.
Ante todo ello, la Comunidad de Madrid ha dejado claro que ya está buscando fórmulas a nivel legislativo para revertir la tendencia imperante de la jornada continua7. La presidenta Isabel Díaz Ayuso quiere cambiar la normativa que regula la jornada escolar en los colegios de la región8, con el objetivo de establecer la jornada partida con carácter general. Así, los nuevos colegios públicos de Educación Infantil y Primaria estarán obligados a adoptar esta jornada y, a partir del próximo curso, además, se prohibirá que los centros públicos ya existentes opten por la jornada continua si no la tenían instaurada.
“La Consejería de Educación, Ciencia y Universidades está impulsando este cambio para incrementar la capacidad de elección de las familias, facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar, mejorar el rendimiento de los alumnos y permitir que los horarios escolares se adapten a las necesidades actuales”, ha señalado a Webconsultas Carmen Martínez de Artola Blanc9, asesora de dicha Consejería, haciendo referencia expresa a la evidencia científica que avala los efectos positivos para los estudiantes de esta jornada. Además, especifica que “la nueva normativa detallará el procedimiento para que las familias puedan solicitar de manera más sencilla el cambio a horario partido y los centros que ya tengan implantado el horario continuado podrán mantenerlo”.
Mediante esta iniciativa puede dar paso a que más comunidades opten por el cambio y se vaya haciendo paulatinamente hasta lograr un dominio de la jornada partida en el territorio nacional, comprobando que realmente se consiguen los efectos positivos deseados.
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- 1Maldita .es. «La división En El Horario Escolar: La Jornada Continua Domina En Los Centros Públicos Y La Partida Lo Hace En Los Concertados Y Privados». Maldita.Es - Periodismo Para Que No Te La Cuelen, 2023, https://maldita.es/malditodato/20230313/jornada-continua-partida-colegios-comunidades-autonomas/.
- 2«Propuestas Para Un Plan De acción Para Reducir El Abandono Escolar Temprano En España». OECD, https://www.oecd.org/es/publications/propuestas-para-un-plan-de-accion-para-reducir-el-abandono-escolar-temprano-en-espana_9bc3285d-es.html.
- 3«Propuestas Para Un Plan De acción Para Reducir El Abandono Escolar Temprano En España». OECD, https://www.oecd.org/es/publications/propuestas-para-un-plan-de-accion-para-reducir-el-abandono-escolar-temprano-en-espana_9bc3285d-es.html.
- 4PISA 2022. https://www.educacionfpydeportes.gob.es/inee/evaluaciones-internacionales/pisa/pisa-2022.html.
- 5Propuesta De Horarios Escolares En Clave De educación a Tiempo Completo | Fundacio Bofill. https://fundaciobofill.cat/es/publicaciones/propuesta-de-horarios-escolares-en-clave-de-educacion-a-tiempo-completo.
- 6Rosa María Corona Gómez. «¿Jornada Escolar Partida O Continuada? Quién Lo Decide Y Por Qué». EFE Noticias, 2024, https://efe.com/espana/2024-09-24/jornada-escolar-partida-continuada-quien-decide-por-que-2/.
- 7Comunidad de Madrid. La Comunidad De Madrid Inicia Los trámites Para Aprobar El Decreto Que Establece La Jornada Partida En Los Colegios. 2024, https://www.comunidad.madrid/noticias/2024/10/23/comunidad-madrid-inicia-tramites-aprobar-decreto-establece-jornada-partida-colegios.
- 8«Regulación De Jornada Y Comedor Escolar». Comunidad De Madrid, 2017, https://www.comunidad.madrid/servicios/educacion/regulacion-jornada-comedor-escolar.
- 9«Carmen Martínez De Artola Blanc». Portal De Transparencia, 2023, Portal de TransparenciaCarmen Martínez de Artola Blanc.
Creado: 14 de mayo de 2025