Enseña a tu hijo a no pegar
Actualizado: 12 de marzo de 2024
Entre el primer y el tercer año de vida muchos niños pegan: es su forma de reaccionar si están enfadados, quieren defender su territorio ante los hermanos u otros niños en el cole o en el parque, o si necesitan descargar su ansiedad al enfrentarse a una situación nueva o que no les agrada. Se trata de una conducta muy exasperante para los padres, pero que deben afrontar con calma y comprensión, enseñándoles lo que es el respeto hacia los demás y lo que no pueden hacer cuando se relacionan con terceros.
¿Por qué pegan los niños?
Cuando un niño pega siempre hay un motivo detrás. Si todavía no saben hablar o no se expresan con corrección, es posible que simplemente peguen como forma de comunicarse y llamar la atención de los adultos o de otros niños, especialmente si sienten que otras formas de comunicar sus necesidades no están siendo atendidas, mientras que otras veces es una muestra de frustración por algo que no les gusta. Piensa que los niños pequeños aún no han desarrollado completamente las habilidades para manejar y expresar sus emociones de manera saludable. De ahí que cuando se sienten frustrados, enojados o sobrepasados, pueden recurrir a pegar como una forma de expresar esos sentimientos porque no saben cómo hacerlo de otra manera.
Pero pegar también puede ser un signo de que un niño no sabe cómo interactuar adecuadamente con otros. Esto puede deberse a una falta de experiencia o exposición a situaciones sociales donde puedan aprender y practicar habilidades sociales apropiadas.
Incluso pueden hacerlo por imitación, y es que, para bien o para mal los niños a menudo imitan el comportamiento que ven en los adultos, otros niños o en los medios de comunicación. Si un niño ve a otros resolviendo conflictos mediante la violencia, puede pensar que es aceptable hacer lo mismo.
Tampoco hay que olvidar que, en algunos casos, pegar puede ser un síntoma de un problema de salud mental subyacente o de un trastorno del desarrollo, como el trastorno del espectro autista o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Los niños también tienden a arrear cuando se enfadan o quieren probar vuestros límites pero, sobre todo, un niño pega cuando está celoso de otro, muy en especial de sus hermanos. Y es que es muy difícil aprender a compartir –sobre todo a los padres– con sus iguales, y relacionarse con otros niños sin considerarlos potenciales enemigos, cuando se está acostumbrado a ser el centro de atención, además, en el caso de los muy pequeños, no tienen aún recursos lingüísticos para defender sus cosas, apunta el neuropsicólogo Álvaro Bilbao. Son sentimientos normales que no hay que negar, sino enseñarle a canalizar de otra forma que no sea pegando, una conducta inadmisible que los padres no deben ignorar, minimizar o, peor aún, animar, en la falsa creencia de que es una demostración de carácter.
Cómo evitar que tu hijo se comporte de forma agresiva
Los niños necesitan ser comprendidos y que les pongan límites para su correcto desarrollo, y los padres son los encargados de establecerlos por ser ellos los principales proveedores de su seguridad física y psicológica. El respeto por los demás es una norma que se aprende, sobre todo, en el seno familiar. Además, tal y como apunta la psicóloga infantil Katia Aranzabal, como padres no debemos juzgar a los niños cuando se están peleando, hay que intentar ser árbitros imparciales en los que usemos el diálogo para que aprendan a negociar entre ellos de forma pacífica.
Te damos algunas pautas de actuación ante un niño que pega:
Creado: 8 de agosto de 2018