Las vacaciones también enseñan: lo que los niños aprenden sin querer


Actualizado: 7 de agosto de 2025
Con la llegada de las vacaciones escolares, muchas familias y docentes se preguntan qué pasa con los aprendizajes cuando paran las clases. ¿Se pierde el tiempo? ¿Se estanca el desarrollo? ¿Conviene seguir con tareas o actividades académicas para “no perder el ritmo”?
Estas preguntas ignoran algo fundamental: el aprendizaje no se detiene cuando termina el año escolar. Simplemente, cambia.
Durante las vacaciones, lejos de las estructuras formales académicas, los niños y jóvenes siguen aprendiendo –y mucho–, aunque de manera más informal, espontánea y emocionalmente significativa. En lugar de contenidos curriculares, lo que se cultiva en estos períodos de “descanso” son competencias igual de esenciales para la vida: habilidades sociales, autonomía, creatividad, gestión emocional, resolución de conflictos, conciencia del tiempo, sentir el aburrimiento…
Tiempo desestructurado y desarrollo cerebral
En nuestra sociedad, marcada por una obsesión con la productividad y el rendimiento, tendemos a ver el tiempo libre como un “vacío” que hay que llenar. Sin embargo, la neurociencia y la psicología del desarrollo llevan años demostrando que el descanso1, el juego libre2 y la socialización entre iguales3 son fundamentales para el desarrollo cognitivo, social y emocional en la infancia y la adolescencia.
Las vacaciones permiten algo que difícilmente ocurre en la escuela: el tiempo desestructurado. Un espacio sin objetivos definidos, sin evaluación ni presión externa, donde los niños pueden explorar el mundo a su manera, seguir su curiosidad, aburrirse (el aburrimiento también enseña4) y encontrar formas propias de resolver problemas cotidianos.
Lo que se aprende sin querer cuando no están en la escuela
A continuación, enumero algunas de las habilidades y aprendizajes que se desarrollan naturalmente durante las vacaciones y son esenciales para la vida:
- Negociar y convivir con los demás. Durante el año escolar, las interacciones suelen estar mediadas por normas y figuras adultas que regulan el comportamiento. En cambio, en vacaciones –especialmente cuando hay tiempo compartido con hermanos, primos, vecinos o amigos–, los niños descubren la necesidad de negociar, acordar reglas, ceder, resistir y colaborar. Aprenden a convivir entre iguales, a veces con conflictos, pero también con reconciliaciones.
Organizar el tiempo. Sin horarios rígidos, muchos niños y jóvenes aprenden a administrar su propio tiempo: cuándo levantarse, cuánto dedicar al juego, al descanso, a ayudar en casa o simplemente a estar en su mundo. Esta flexibilidad es clave para desarrollar autonomía y planificación personal.
También existe el riesgo de un uso excesivo de los dispositivos electrónicos5, lo que puede provocar que los jóvenes pasen más tiempo del necesario frente a las pantallas, descuidando otras actividades importantes como el descanso, el ejercicio físico o la interacción social.
Cuando el móvil se convierte en el centro de la vida cotidiana de un adolescente, es fundamental abrir espacios de diálogo y reflexión6. Encontrar un equilibrio entre la autonomía y ciertos marcos de contención puede ayudar a desarrollar un uso más consciente y saludable de la tecnología.
- Explorar sus intereses. Las vacaciones son una oportunidad para que los niños se reconecten con lo que les gusta. Tal vez pasen la tarde dibujando sus personajes favoritos, haciendo legos, hojeando revistas o cómics, mirando hormigas en el patio, probando nuevos juegos con sus amigos o ayudando a preparar el desayuno con la abuela. Es un tiempo de exploración libre, sin exámenes ni presiones externas. Aprenden por curiosidad, por gusto, y porque cada día pueden descubrir algo nuevo a su manera y ritmo.
- Desarrollar la creatividad. El tiempo libre favorece la creación de mundos imaginarios, historias inventadas, juegos espontáneos o manualidades improvisadas. Quién no recuerda su infancia, mirando las formas de las nubes e imaginando personajes, animales fantásticos o escenas que solo nosotros podíamos ver. Es en esos momentos aparentemente simples –dibujando, construyendo una cabaña o explicando historias– aparece la creatividad7.
- Manejar el aburrimiento. En un primer momento, cuando se terminan las actividades organizadas, aparece el clásico “me aburro”. Para los adultos puede sonar como una queja o una señal de que algo falta, pero en realidad el aburrimiento es un motor8. Enseña a los niños a tolerar la ausencia de estímulos inmediatos, a quedarse un rato con ellos mismos y a activar sus propios recursos internos. Al principio puede haber incomodidad, pero pronto aparece la chispa: un juego inventado, una historia… Muchos descubrimientos valiosos, ideas creativas y momentos de juego auténtico aparecen después del aburrimiento. Dar espacio a la pausa es dejar que surja la imaginación.
- Conectar con su mundo emocional. Los niños tienen más tiempo para sentir, pensar y hablar sobre lo que les pasa. El descanso físico y mental abre un espacio para las emociones que estaban contenidas o silenciadas. A veces basta una tarde tranquila, una conversación sin prisa o simplemente estar presentes para que surjan preguntas, miedos, sueños o alegrías que durante el año quedaban en segundo plano. Y quienes convivimos con ellos lo sabemos: en vacaciones, los hijos crecen más y consolidan conocimientos9. Consolidan habilidades y competencias que estaban, pero todavía no se manifestaban.
- Vincularse con otros adultos y referentes. No todo pasa por la escuela o los padres. En vacaciones, los niños se relacionan con tíos, abuelos, vecinos, monitores o adultos en otros roles. Estos vínculos también enseñan: modelan formas de hablar, de actuar, de resolver problemas, y ofrecen una diversidad de perspectivas10. Estos vínculos amplían su red de afectos y les dan un sentido de pertenencia más allá del núcleo familiar.
El valor del juego y la desestructura
El juego libre11 es una de las actividades más serias y formativas de la infancia y la juventud. No todo debe tener un propósito académico para ser valioso. Jugar es, en sí mismo, una forma profunda de aprendizaje. Es en el juego donde se experimentan roles, se ensayan normas, se gestiona la frustración y se valora la creatividad.
Además, el hecho de que muchas de estas experiencias ocurren fuera de estructuras rígidas no las hacen menos valiosas; al contrario, son complementarias. De hecho, la desestructuración del tiempo hace los aprendizajes más personalizados, más duraderos y conectados con la realidad emocional del niño12.
¿Qué pueden hacer las familias en vacaciones?
No se trata de convertir las vacaciones en otra escuela paralela ni llenar la agenda con actividades formales. Lo ideal es encontrar un equilibrio entre cierta estructura (rutinas básicas y límites claros) y cierta libertad.
Algunas ideas para acompañar son:
- Fomentar momentos de juego libre, incluso sin juguetes.
- Proponer tareas sencillas en casa que impliquen participación y responsabilidad.
- Conversar sobre lo que sienten, lo que les interesa, lo que sueñan.
- Dejar tiempo para el aburrimiento, sin llenarlo enseguida.
Aprender fuera del aula
Las vacaciones no son una pausa en el aprendizaje: son un escenario distinto, con otras reglas, donde aparecen nuevas formas de conocimiento fundamentales para la vida. Reducirlas a un simple tiempo “improductivo” es no ver todo lo que está sucediendo en la mente y en el ámbito emocional de los niños y adolescentes.
Seguramente, la lección más importante sea que aprender no siempre requiere un aula en una escuela. A veces, basta con un grupo de amigos, un árbol para trepar, una conversación, una tarde sin nada que hacer… Porque, como decía el pedagogo Francesco Tonucci13, “los niños no necesitan más deberes, necesitan más vacaciones, más tiempo libre, más juego y más calle”.
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- 1Marisa Schlieber, y Jisu Han. «The Role of Sleep in Young Children’s Development: A Review». The Journal of Genetic Psychology, vol. 182, n.º 4, Informa UK Limited, 2021, pp. 205–217+, doi:10.1080/00221325.2021.1908218.
- 2Ana Lucía Rosero Prado. «Consideraciones Sobre El Sentido Del Juego En El Desarrollo Infantil». Praxis, vol. 16, 2020, doi:https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/8071023.pdf.
- 3Joan Tahull Fort. «¿Importa Algo Ser Hijo único?». The Conversation, vol. 98, n.º 9, Wiley, pp. 1483–1486+, http://theconversation.com/importa-algo-ser-hijo-unico-245207.
- 4Shane W. Bench, y Heather C. Lench. «Boredom As a Seeking State: Boredom Prompts the Pursuit of Novel (even Negative) Experiences». Emotion, vol. 19, n.º 2, American Psychological Association (APA), 2019, pp. 242–254+, doi:10.1037/emo0000433.
- 5Joan Tahull Fort. «Desconectar Unas Horas Al día: Un Reto Alcanzable Y Saludable Para Los Adolescentes». The Conversation, http://theconversation.com/desconectar-unas-horas-al-dia-un-reto-alcanzable-y-saludable-para-los-adolescentes-237065.
- 6Iolanda Montero Plaza. «Los Adolescentes Frente a Las tecnologías Digitales: ¿Es Posible La Espiritualidad, La reflexión Y La Pausa En Una Sociedad Que Cada día Va más Deprisa?». Revista Internacional De Pedagogía E Innovación Educativa, vol. 4, n.º 2, Editic, 2024, pp. 189–221+, doi:10.51660/ripie42215.
- 7Juan Esteban Lema Ardila. «Mihaly Csikszentmihalyi Y La Creatividad Con C Mayúscula». Revista Académica Estesis, n.º 12, Tecnológico de Artes Débora Arango Institución Redefinida, 2022, pp. 64–87+, doi:10.37127/25393995.144.
- 8lorena fuentes. «Los Beneficios Del Aburrimiento». Child Mind Institute, 2020, https://childmind.org/es/articulo/los-beneficios-del-aburrimiento/.
- 9So Young Park, Bing Pan, y Jee Bin Ahn. «Family Trip and Academic Achievement in Early Childhood». Annals of Tourism Research, vol. 80, Elsevier BV, 2020, p. 102795+, doi:10.1016/j.annals.2019.102795.
- 10Joan Tahull Fort. «La Soledad No Deseada Afecta más a jóvenes Y Adolescentes: ¿qué Se Puede Hacer?». The Conversation, vol. 4, n.º 2, Editic, pp. 189–221+, http://theconversation.com/la-soledad-no-deseada-afecta-mas-a-jovenes-y-adolescentes-que-se-puede-hacer-254951.
- 11«Free Play Predicts Self-Regulation Years Later: Longitudinal Evidence from a Large Australian Sample of Toddlers and Preschoolers». Early Childhood Research Quarterly, vol. 59, Elsevier BV, pp. 148–161+.
- 12«Free Play Predicts Self-Regulation Years Later: Longitudinal Evidence from a Large Australian Sample of Toddlers and Preschoolers». Early Childhood Research Quarterly, vol. 59, Elsevier BV, pp. 148–161+.
- 13
Francesco Tonucci La ciudad de los niños. Un modo nuevo de pensar la ciudad. Editorial Losada
Creado: 7 de agosto de 2025