Tics nerviosos en niños, ¿cómo actuar?

Los tics nerviosos son frecuentes en la infancia, sobre todo entre los niños más tímidos. Pese a que su presencia puede preocupar a los padres, en la mayoría de los casos desaparecen sin precisar tratamiento.
Niño con tics nerviosos
Los tics nerviosos llegan a afectar hasta a un 15-20% de los niños en edad escolar, especialmente entre los 6 y 10 años.
Dra. María Teresa Romero Rubio

Por: Dra. María Teresa Romero Rubio

Pediatra en el Hospital de Manises (Valencia)

Actualizado: 3 de julio de 2024

¿Qué son los tics nerviosos?

Los tics nerviosos se definen como movimientos involuntarios bruscos, cortos y repetitivos de cualquier grupo muscular, por lo general a los músculos de la cara, cuello, hombros y, en ocasiones, extremidades y tronco. Son considerados como el trastorno del movimiento más frecuente de la infancia y llega a afectar hasta a un 15-20% de los niños en edad escolar, especialmente entre los 6 y 10 años, siendo más frecuentes en los niños que en las niñas, sobretodo en los más tímidos y cohibidos.

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Los tics pueden ser simples o complejos y varían en intensidad y frecuencia. Suelen aparecer en la infancia, generalmente entre los 5 y los 10 años de edad. Es común que los tics comiencen en torno a los 6-7 años. En muchos casos, los tics disminuyen en la adolescencia y pueden desaparecer en la edad adulta, aunque en algunas personas pueden persistir.

Por definición, los tics nerviosos son movimientos involuntarios, aunque en ocasiones se puede anticipar su aparición, y con mucha concentración se pueden controlar, pero de forma muy limitada. El intento de controlarlos comporta, además, mucha angustia para el niño, por lo que conviene restarle importancia, entre otras cosas, porque en la mayoría de ocasiones desaparece sin precisar tratamiento antes de llegar a la adolescencia.

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Los tics nerviosos pueden afectar a cualquier músculo, aunque los más frecuentes son parpadeo, carraspeo, tos persistente, chasquido de lengua, movimientos mandibulares, alzamiento de cejas, movimientos de cabeza o elevación de hombros…

Tipos de tics nerviosos

En general pueden diferenciarse varios tipos de tics, aunque podemos hablar de dos grandes categorías: tics motores y tics vocales. Además, cada uno de estos puede ser simple o complejo.:

  1. Tics motores simples: son los más frecuentes, involucran un solo grupo muscular y son breves. Algunos de ellos son el guiño de ojos, movimientos repetitivos de los párpados, sacudidas de la cabeza, encogimiento de hombros… Casi siempre afectan a cabeza, cuello y miembros superiores.
  2. Tics motores complejos: involucran a varios grupos musculares con el objeto de realizar una acción concreta y son menos frecuentes, pero también son más coordinados y prolongados. Por ejemplo: realizar saltos breves y repetidos, pisotear, girarse sobre sí mismo, tocar objetos o personas de manera repetitiva, hacer movimientos faciales complejos como hacer muecas específicas o gestos…
  3. Tics vocales simples: afectan a la fonación, consisten en la emisión de sonidos sin significado, como por ejemplo el gruñido, el carraspeo, resoplar, emitir un determinado sonido de forma repetida, olfateo con inhalaciones rápidas y repetidas.…
  4. Tics vocales complejos: en este caso no se repite sólo un sonido, sino una palabra completa o frases, y pueden tener un significado lingüístico. Podemos distinguir entre ecolalia (repetir una palabra o frases que escucha a otra persona), alilalia (repetir sus propias palabras) y coprolalia. Esta última es muy llamativa, ya que el niño repite constantemente palabras obscenas, malsonantes e insultos, y se suele asociar al síndrome de Tourette. De todos los tipos de tics, es el más complejo.
Niño con tics estresado por el curso escolar
Los tics pueden aparecer y agravarse en situaciones de estrés y ansiedad para el niño que los sufre.

Causas de la aparición de los tics

La causa concreta de los tics nerviosos en los niños no está clara y posiblemente sea una suma de distintos factores psicológicos, ambientales, genéticos y neurobiológicos: 

  • Factores psicológicos y ambientales: casi todos los expertos coinciden en que los tics pueden aparecer y agravarse en situaciones de estrés y ansiedad. Por ejemplo, el inicio de un nuevo curso escolar, la llegada de un hermano, el fallecimiento de un familiar… También en niños con baja autoestima, timidez o que viven una educación restrictiva. La frecuencia de los tics nerviosos también disminuye con la relajación y desaparece en el sueño. 

    Por otro lado, el TDAH y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) son trastornos psiquiátricos que se han relacionado con la aparición de tics nerviosos en edad pediátrica.

    Problemas durante el embarazo, el parto y el período neonatal, como el bajo peso al nacer, infecciones maternas o complicaciones durante el parto, pueden aumentar el riesgo de desarrollar tics.
  • Factores genéticos: existe una fuerte evidencia de que los tics tienen un componente hereditario, así, diversos estudios han demostrado la presencia de tics similares en gemelos idénticos, lo que apoya la teoría de que algunos genes pueden contribuir a la aparición de estos movimientos involuntarios. Tras pasar una infección respiratoria o una faringoamigdalitis, en algunos niños con predisposición genética pueden presentarse tics o exacerbarse si los presentaban previamente. Los niños con antecedentes familiares de tics o trastornos relacionados, como el trastorno de Tourette, tienen un mayor riesgo de desarrollar tics. La herencia parece ser poligénica, lo que significa que múltiples genes pueden estar involucrados.
  • Factores neurobiológicos: la mayor prevalencia de este trastorno en los varones conduce a la teoría de la implicación de algunas hormonas, como la testosterona. Por otro lado, diversos estudios han implicado disfunciones en ciertas áreas del cerebro y en los neurotransmisores, relacionándose los tics con alteraciones en los ganglios basales y con la dopamina, un neurotransmisor fundamental en las conexiones cerebrales, la serotonina y GABA (ácido gamma-aminobutírico). De hecho algunos de los fármacos utilizados para disminuir la frecuencia de los tics nerviosos son inhibidores de la dopamina, que parece estar implicada en la modulación de los movimientos involuntarios. Se cree que los ganglios basales, una región del cerebro involucrada en la regulación del movimiento, juegan un papel crucial. Disfunciones en esta área pueden contribuir a la aparición de tics.
  • Infecciones y autoinmunidad: se ha investigado una posible relación entre ciertas infecciones y el desarrollo de tics. Existe una teoría conocida como PANDAS (Trastornos Neuropsiquiátricos Autoinmunes Pediátricos Asociados con Infecciones Estreptocócicas) que se caracteriza por la aparición repentina de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o tics después de una infección por estreptococo del grupo A (GAS), como la faringitis estreptocócica. La respuesta inmune a la infección podría atacar erróneamente los tejidos neuronales, llevando a la aparición de tics. Además de las infecciones estreptocócicas, otras infecciones virales y bacterianas también se han asociado con un aumento en la frecuencia de tics

  • Factores conductuales: en algunos casos, los tics pueden ser aprendidos o imitados, especialmente en entornos donde otros niños tienen tics. Además, los tics pueden ser reforzados por la atención que reciben del entorno, lo que puede hacer que se perpetúen o intensifiquen.

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Cómo actuar si tu hijo tiene un tic nervioso

La mayoría de tics nerviosos remiten de forma espontánea antes de llegar a la adolescencia sin llegar a requerir ningún tratamiento. Por ello, la recomendación general sobre cómo actuar ante la aparición de un tic nervioso en tu hijo es “no hacerle caso”, ya que insistir al niño en que deje de hacerlo puede intensificar su angustia y empeorar el problema.

El castigo por parte de los padres o profesores no lleva a ningún lado, sino que puede conducir a un círculo vicioso difícil de solucionar. Se ha comprobado que cuanta menos importancia se le de al tic, más pronto desaparecerá, en un periodo que varía entre unos meses y un año. Si el niño pregunta qué puede hacer, los padres deberían tranquilizarle y minimizar el problema.

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Por ello, algunas pautas de actuación ante un niño que presenta un tic son:

  • Evitar en la medida de lo posible las situaciones estresantes.
  • Analizar en qué situaciones se intensifica el tic y tratar de evitarlas.
  • Fortalecer su autoestima y premiar las cosas que hace bien.
  • Intentar restarles presión, especialmente en los niños muy perfeccionistas.
  • No sobrecargarle con actividades extraescolares.
Cómo actuar si tu hijo tiene un tic nervioso

¿Debo llevarle al pediatra si presenta tics?

En la mayoría de los casos no es necesario acudir al pediatra, ya que el hecho en sí mismo de considerarlo como un problema a ojos del niño puede hacer que su tic o tics empeoren. Sin embargo, en algunas situaciones será necesario consultar con un especialista:

  • Si el tic persiste durante más de un año.
  • Si se vuelve más intenso o frecuente.
  • Si llega a imposibilitar sus tareas cotidianas.
  • Si afecta a su rendimiento escolar.
  • Si afecta a sus relaciones con amigos y compañeros, ya que puede dar lugar a un trastorno depresivo de la infancia.
  • En el caso de que se trate de un tic vocal complejo (ecolalia, alilalia, coprolalia), ya que será necesario descartar el síndrome de Tourette.
Tics nerviosos

El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que se caracteriza por la asociación de tics motores múltiples y tics vocales complejos, especialmente coprolalia (dice obscenidades). Un porcentaje de casos también se asocia a TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), que tiene un tratamiento médico y psicológico más específico.

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Sólo en algunos casos muy seleccionados, los tics nerviosos precisarán tratamiento. Hay que tener en cuenta que la medicación trata el síntoma, pero no la causa; para ello pueden utilizarse relajantes musculares, neurolépticos, sedantes… Para tratar la causa del tic se emplean técnicas psicológicas de autocontrol, como el “procedimiento de la inversión del hábito”, aunque es difícil de aplicar en niños.

Afortunadamente, en la mayoría de casos a medida que el niño madura el tic nervioso se va atenuando hasta desaparecer de forma espontánea antes de la adolescencia, sin precisar ningún tratamiento.

Creado: 13 de enero de 2014

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