Nutrición y sida: recomendaciones para pacientes
Una correcta nutrición favorece la función del sistema inmunológico y la capacidad del organismo para combatir infecciones, y mejora la respuesta al tratamiento, lo que en el caso de los pacientes de sida resulta vital.

Efectos del sida en la alimentación

Actualizado: 6 de marzo de 2023

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ataca al sistema inmunitario, debilitando las defensas naturales del organismo, lo que facilita que el enfermo contraiga infecciones oportunistas que minan su salud y la manera más común en la que se manifiestan es en forma de fiebre, diarrea, pérdida de peso, entre muchas otras.

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La infección también pueden disminuir el apetito del enfermo de sida, y además reducen la capacidad que tiene el organismo para asimilar los nutrientes presentes en los alimentos que ingiere, lo que conduce a una posible malnutrición, un factor de riesgo añadido que empeora el pronóstico de la enfermedad.

Nutrición y sida

Además, los tratamientos y la medicación administrados al paciente también influyen sobre sus hábitos alimentarios y su apetito. En general, la dieta de una persona con sida debe ser rica en hidratos de carbono, frutas, verduras, lácteos, carnes magras, huevos, pescado y legumbres. En menos medida tomarán carnes con grasas y embutidos y por último limitarán al mínimo las grasas y azúcares.

Por qué es importante adaptar la dieta al paciente con sida

Por todo ello, una nutrición adecuada mejorará la calidad de vida del enfermo, y debe ser uno de los objetivos en el cuidado de los afectados por el VIH en todas las fases de la enfermedad.

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Una dieta sana y equilibrada para el enfermo de sida contribuirá a:

  • Mantener el peso corporal.
  • Mejorar la función del sistema inmunitario y la capacidad del organismo para combatir las infecciones.
  • Retrasar el avance de la enfermedad, prolongando el periodo entre la infección por VIH y la aparición de los primeros síntomas.
  • Mejorar la respuesta a los tratamientos.
  • Proporcionar al enfermo la energía necesaria para que se mantenga activo y pueda ocuparse de sí mismo e, incluso, trabajar.

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Creado: 30 de noviembre de 2010

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