El Chi Kung o Qi Gong es una terapia medicinal de origen chino basada en el control de la respiración. Ayuda a eliminar las tensiones y el estrés, siendo un auténtico caudal de paz que aporta salud y vitalidad.
Ejercicios básicos del chi kung
Un guía especializado puede iniciarte mediante ejercicios básicos en el conocimiento del chi kung.
La práctica del chi kung requiere, por lo general, de un guía especializado en este tipo de terapia, aunque si ya se domina podemos realizarla por nuestra cuenta. Si no es el caso, puede practicarse tanto de forma individual, es decir, una persona sola con el monitor, como en grupo.
Si lo que quieres es iniciarte en esta técnica, lo más recomendable es que estés solo con el profesional o que asistas a clases en las que los grupos sean lo más reducidos posible y sus miembros estén a tu mismo nivel en cuanto a los conocimientos y práctica del chi kung.
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También pueden practicar el qi gong los niños en torno a los 9 o 10 años, ya que a partir de esta edad es cuando empiezan a controlar su proceso de concentración de forma consciente.
Como primera toma de contacto, puedes realizar tres ejercicios básicos de chi kung, que no son movimientos concretos en sí mismos, sino principios terapéuticos que guían cómo se trabaja la energía según las necesidades del organismo. Estos son:
Tonificación: la tonificación (Bu Fa) tiene como propósito aumentar el Qi cuando hay debilidad o fatiga. Se emplea para revitalizar el cuerpo, fortalecer los órganos internos y restaurar la vitalidad perdida. Desde el punto de vista de la Medicina Tradicional China, se utiliza cuando el flujo energético está bajo o disperso, como en épocas de agotamiento o convalecencia. En la práctica, esto se traduce en movimientos suaves, lentos y amplios, acompañados de respiraciones profundas y pausadas. La mente se concentra en absorber y retener la energía, como si el cuerpo “inhalara fuerza” desde la naturaleza.
Se realiza de pie, levanta los brazos al mismo tiempo que inhalas por la nariz y estiras las piernas. Después, separa los brazos y bájalos mientras exhalas el aire por la boca y doblas las rodillas. Mantén la espalda recta durante todo el ejercicio.
Sedación: la sedación (Xie Fa) busca disminuir o dispersar el exceso de energía, que puede manifestarse en forma de tensión, nerviosismo, insomnio o irritabilidad. Es un método de apaciguamiento, que favorece el descanso del sistema nervioso y la estabilidad emocional. En este enfoque, los movimientos son más lentos, fluidos y redondeados, y la respiración tiende a alargarse en la exhalación, ayudando a liberar el exceso. La atención se centra en dejar ir: soltar bloqueos, preocupaciones y rigideces internas para recuperar la serenidad.
Para llevarla a cabo inhala por la nariz, levanta los brazos a lo largo del cuerpo y llévalos hasta la parte superior de la cabeza. Exhala por la boca mientras bajas los brazos dirigiéndolos hacia delante. Al mismo tiempo que los bajas, siente como se relaja tu cuerpo.
Estiramiento: el estiramiento (Shu Fa) actúa como una puerta intermedia entre la tonificación y la sedación. Su objetivo es eliminar bloqueos energéticos y devolver la fluidez al Qi. En la filosofía china, cuando la energía se estanca, aparece el dolor o la enfermedad; por eso, estos ejercicios buscan abrir los canales y flexibilizar tanto el cuerpo como la mente. Se utilizan movimientos más amplios, de extensión y apertura, que liberan las articulaciones y facilitan la circulación del Qi y la sangre. Es una forma de equilibrar el flujo antes de nutrirlo o calmarlo.
Primero, inspira por la nariz y al mismo tiempo estira los brazos en dirección al cielo, inclinándolos un poco hacia atrás para estirar las rodillas y la columna. A continuación, espira por la boca y dobla el cuerpo hacia delante dejando que se relajen los brazos, las piernas y la espalda.