Trastorno por déficit de atención e hiperactividad infantil (TDAH)
Detectar y tratar a tiempo el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) puede evitar que afecte negativamente al rendimiento escolar y las relaciones sociales de tu hijo. Conoce sus síntomas.

Síntomas de la hiperactividad infantil y evolución por edades

Por: Eva Salabert

Periodista experta en salud

Por: José González Sancho

Periodista especializado en salud y bienestar

Actualizado: 9 de julio de 2025

Uno de los mayores retos del TDAH es que sus síntomas pueden confundirse fácilmente con comportamientos propios de la infancia: distraerse con facilidad, moverse mucho, interrumpir, parecer desorganizado… Sin embargo, cuando estas conductas son persistentes, desproporcionadas para la edad y generan dificultades en casa, el colegio o las relaciones sociales, es momento de prestar atención.

PUBLICIDAD

El TDAH puede manifestarse de formas distintas en cada niño o niña: algunos presentan una marcada hiperactividad, otros destacan por su falta de atención, y muchos combinan ambas características. Además, estos síntomas no se mantienen estáticos: evolucionan con el crecimiento y pueden transformarse con el paso de los años como veremos luego.

En general, los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad infantil (TDAH) presentan tres síntomas básicos: hiperactividad, impulsividad, y déficit de atención. Conoce sus características y manifestaciones para poder identificarlo en tu hijo:

Hiperactividad

Más allá de ser simplemente “inquietos”, los niños con hiperactividad sienten una necesidad constante de moverse, hablar o actuar, incluso cuando la situación exige calma. Esta energía desbordante no es voluntaria, sino una manifestación visible del TDAH, como estas: 

  • Están siempre en movimiento. Incluso cuando están sentados es frecuente que muevan las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
  • Se levantan durante las clases, o en otras situaciones en las que deberían permanecer sentados.
  • No suelen jugar o divertirse en silencio o tranquilamente.
  • Se entrometen en las actividades ajenas y tocan cosas que no deben.
  • Hablan en exceso.
  • Suelen tener más accidentes de lo habitual.
  • Corre o salta en situaciones en que es inapropiado.
  • A menudo parece estar "en marcha" o actúa como si tuviera un motor.

PUBLICIDAD

Impulsividad

La impulsividad no es cuestión de mala educación o falta de límites, sino de dificultad para frenar respuestas inmediatas. Los niños impulsivos:

  • Interrumpen constantemente conversaciones y juegos.
  • Actúan sin pensar.
  • Son muy impacientes, les cuesta esperar su turno, lo que puede generar conflictos y frustración.
  • Suelen resistirse a la disciplina.
  • Responden impulsivamente, sin esperar a que la pregunta haya sido completada.
  • Son poco previsores y no planifican sus tareas.
  • No distinguen el peligro.
  • Presentan escasa tolerancia a la frustración.
Hiperactividad infantil

Déficit de atención

No se trata de que “no escuchen” o “no se esfuercen”, sino de una dificultad real para mantener la concentración, seguir instrucciones o completar tareas. Este síntoma, muchas veces más silencioso, puede pasar desapercibido, especialmente si no hay hiperactividad asociada. Estas son sus señales:

  • Son reacios a implicarse en actividades que requieren un esfuerzo mental sostenido.
  • No prestan atención a los detalles y cometen errores en los deberes escolares.
  • No parecen escuchar cuando les hablan directamente.
  • Les cuesta seguir instrucciones y no finalizan sus tareas.
  • Se distraen y cambian continuamente el foco de atención, sin alcanzar nunca el objetivo, tanto en las tareas escolares como en actividades lúdicas.
  • Pierden objetos con frecuencia (lápices, cuadernos, etcétera).
  • Dificultad para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas.

PUBLICIDAD

Evolución de la hiperactividad infantil (TDAH) 

El TDAH es un trastorno crónico que suele manifestarse antes de los siete años de edad. Pero no se presenta igual en todos los niños ni permanece invariable con el paso del tiempo. De hecho, sus síntomas pueden cambiar considerablemente según la edad, el contexto y el grado de madurez del menor. A lo largo del desarrollo del niño, los síntomas pueden cambiar, aumentar o disminuir, pero más del 80% de los niños siguen presentando problemas en la adolescencia; y entre el 30-60%, en la edad adulta. Así, lo que en la infancia se expresa como un exceso de movimiento o impulsividad, en la adolescencia puede transformarse en desorganización, dificultades académicas o problemas emocionales.

PUBLICIDAD

Conocer cómo evoluciona el TDAH desde los primeros años hasta la etapa juvenil es clave para detectarlo a tiempo, adaptar el entorno y ofrecer la ayuda que cada niño o niña necesita en cada momento. A continuación, te contamos cómo identificar los síntomas más comunes según la edad y cómo suele desarrollarse este trastorno a lo largo del crecimiento.

Niño en actitud agresiva con su madre

De acuerdo a las diferentes etapas del desarrollo del niño, los síntomas del TDAH se manifiestan como se detalla a continuación:

  • Niños pequeños (1 a 3 años): el niño presenta cambios en su carácter y su relación con los padres está muy condicionada por el trastorno.

  • Preescolares (3 a 6 años): se observa que muestran menos interés de lo normal por los juegos y que los abandonan enseguida (pasan de una cosa a otra sin prestar detenerse), y manifiestan problemas de adaptación social (tienen dificultades para hacer amistades y relacionarse con otros niños).

  • Alumnos de primaria: se distraen con facilidad, su conducta es impulsiva y tienen trastornos específicos de aprendizaje, que se traducen en notas bajas y repetición de cursos. Su comportamiento puede ser agresivo (se muestran tercos y desafiantes) y suelen ser rechazados por sus compañeros. También es habitual que tengan una baja autoestima, sobre todo si los padres y familiares cercanos no comprenden la naturaleza de su conducta.

  • Adolescentes (13 a 17 años): tienen dificultades para hacer planes y organizar sus tareas, conducta agresiva, escasa integración social, tendencia hacia la delincuencia y las adicciones (alcohol, drogas), problemas emocionales y accidentes. La incidencia de accidentes de tráfico, por ejemplo, es mayor para conductores adolescentes con TDAH no tratado que para otros conductores adolescentes (57% frente al 39%).

  • Adultos (28 años y mayores): en los adultos el TDAH se asocia a otros trastornos mentales, abandono de los estudios (entre el 10 y el 30 por ciento de los adolescentes dejan de estudiar, y solo el 5% llega a terminar una carrera universitaria), problemas para adaptarse en el entorno profesional e, incluso, comportamiento antisocial que puede conducirles a la delincuencia.

Creado: 18 de octubre de 2010

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

Ver artículos de esta sección