Anorexia y bulimia pueden causar un grave deterioro cognitivo precoz

Los pacientes con anorexia o bulimia con más de una década de evolución de la enfermedad presentan síntomas de deterioro cognitivo propios de un anciano, según un estudio realizado en la Facultad de Piscología y el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona y en Grupo ITA, que afirma que estos trastornos de la conducta alimentaria causan en los enfermos jóvenes síntomas de daño en las capacidades cognitivas similares a los que padece una persona de 70 años, sobre todo en lo que se refiere a las funciones ejecutivas.

Para realizar el estudio, publicado en Neuropsychiatric Disease and Treatment, se sometió a un grupo de 82 pacientes a pruebas de memoria, atención, flexibilidad cognitiva, lenguaje, capacidad de resolución de problemas y percepción visual. La mitad, con una edad media de 30 años, padecía algún trastorno de la conducta alimentaria desde hacía más de diez años, y la otra mitad, menos de dos. Los resultados se compararon con los obtenidos por otro grupo de control sano formado por mujeres de edades similares.

El deterioro cognitivo dificulta la integración social

Comprobaron que casi la mitad de las pacientes que llevaban más de 10 años con la enfermedad presentaban un deterioro propio de una persona de 70 años en alguna de las áreas evaluadas, a pesar de su juventud. Las alteraciones neuropsicológicas se manifestaban sobre todo en la memoria, la atención, la flexibilidad cognitiva, la percepción visual, la orientación espacial y la capacidad de resolución de problemas.

Las alteraciones neuropsicológicas se manifestaban desde en memoria y la atención, a la orientación espacial o la capacidad de resolución de problemas

Los autores del estudio creen que este deterioro puede tener su origen en los síntomas de la anorexia o la bulimia: desnutrición, inducción del vómito, uso de laxantes y diuréticos, y también el aislamiento social. Según los investigadores, este deterioro hace que resulte todavía más difícil la recuperación de estos enfermos y que puedan tener autonomía, y puede impedirles conseguir un trabajo, excepto si este se limita a realizar tareas muy repetitivas, ya que afecta sobre todo a la capacidad de atender, anticipar, planificar y ejecutar una acción. Ahora queda por saber si con el tratamiento adecuado algunos de estos síntomas se pueden revertir.

Otros estudios han descrito como los trastornos de la conducta alimentaria conllevan una menor esperanza de vida a causa de las secuelas físicas que provocan, como menopausia precoz, osteoporosis, daños en el hígado, corazón y riñón, problemas digestivos, pérdida de visión, infertilidad y problemas dermatológicos.

Tienen un elevado índice de mortalidad (incluyendo el suicidio): en la anorexia del 5%, y en la bulimia del 4%. Su tasa de suicidios se calcula mediante la tasa de mortalidad estandarizada, que es de 31, lo que significa que por cada individuo que se quita la vida, se suicidan 31 con algún trastorno de la conducta alimentaria. Se trata de una tasa muy elevada, ya que la de un trastorno mental tan grave como la depresión mayor es de 27.