El sueño fragmentado altera estructuras cerebrales vinculadas al alzhéimer

22/07/2025
Dormir del tirón no solo ayuda a estar más despejado al día siguiente. Puede ser también un factor decisivo para mantener el cerebro sano a largo plazo. Así lo revela un nuevo estudio publicado en la revista Alzheimer’s & Dementia1, que ha detectado cambios estructurales en el cerebro en regiones vulnerables a la enfermedad de alzhéimer de personas aparentemente sanas, relacionados con una mala calidad del sueño. Las alteraciones afectan sobre todo a las mujeres, lo que apunta a la necesidad de tener en cuenta el sexo en los programas de prevención.
La investigación, liderada por el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC)2 —centro de la Fundación Pasqual Maragall—, en colaboración con la Fundación “la Caixa”, ha identificado que una mayor fragmentación del sueño se asocia con un menor grosor de la corteza cerebral en zonas particularmente sensibles al alzhéimer, como el lóbulo temporal medial. Y lo más llamativo: estas alteraciones se han observado en adultos sin deterioro cognitivo, independientemente de la presencia de biomarcadores clásicos de la enfermedad, como las proteínas beta amiloide o tau.
“Dormir mal puede afectar al cerebro mucho antes de que aparezcan las primeras señales de alzhéimer”, explica el equipo del proyecto ALFASleep, que ha analizado a 171 personas cognitivamente sanas de mediana edad, muchas de ellas con factores de riesgo para desarrollar la enfermedad. El estudio destaca también por su robustez: para medir la calidad del sueño se usó un actígrafo, un pequeño dispositivo que monitoriza de forma no invasiva el patrón de descanso durante dos semanas, en condiciones reales. Esta metodología, más precisa que los autoinformes, se complementó con resonancias magnéticas y análisis de líquido cefalorraquídeo para medir las proteínas amiloide y tau, principales biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer. El uso combinado de biomarcadores objetivos de sueño y pruebas biomédicas ha permitido al equipo investigador aislar el papel independiente de los trastornos del sueño en relación con los cambios cerebrales.
Uno de los hallazgos más relevantes es que las mujeres mostraron una mayor susceptibilidad: aunque dormían más tiempo de media que los hombres, el impacto negativo de un sueño fragmentado sobre el grosor de la corteza cerebral era más pronunciado en ellas. “Nuestro estudio es uno de los primeros en demostrar que los efectos de una mala calidad de sueño medida objetivamente difieren según el sexo”, señala la investigadora Laura Stankeviciute, autora principal del estudio.
La diferencia por sexo no es un detalle menor. Las mujeres tienen un riesgo más alto de desarrollar alzhéimer a lo largo de su vida y, según el estudio, podrían ser también más vulnerables a sus causas silenciosas. Este descubrimiento abre la puerta a diseñar estrategias de prevención específicas, basadas en la mejora de la calidad del sueño, especialmente en mujeres de mediana edad.
"Los trastornos del sueño son una característica común del envejecimiento y son aún más pronunciados en personas con enfermedad de Alzheimer. Los resultados de este estudio no sólo apoyan descubrimientos previos, sino que también revelan un patrón particularmente destacable: hemos observado cambios medibles en la estructura cerebral que se producen independientemente de los biomarcadores clásicos del alzhéimer. Esto sugiere que la fragmentación del sueño puede contribuir a alteraciones cerebrales relacionadas con la enfermedad a través de vías que no se explican únicamente por la patología establecida”, apunta el neurólogo Oriol Grau, líder del grupo de investigación en factores de riesgo del BBRC. Eso sugiere que los trastornos del sueño pueden alterar el cerebro por vías distintas a las ya conocidas, lo que complica el mapa de la enfermedad, pero también amplía las opciones para frenarla.
Un mal sueño, un marcador clave de la salud cerebral
El alzhéimer afecta actualmente a unas 800.000 personas en España, y se calcula que esa cifra podría triplicarse en 2050. La mayoría de los tratamientos actuales actúan cuando el daño ya está hecho. Por eso, los expertos ponen el foco en la prevención. Y el sueño aparece ahora como un marcador de salud cerebral a tener en cuenta.
El equipo del BBRC insiste en que, aunque no se puede establecer aún una relación causal directa, los resultados se suman a un cuerpo creciente de evidencias que sitúan al sueño como un factor modificable. Es decir, que mejorar la calidad del descanso podría ser una forma efectiva —y al alcance de todos— de proteger el cerebro antes de que sea demasiado tarde.
El proyecto ALFASleep continuará con estudios longitudinales y de intervención para comprobar si promover un mejor descanso en las personas con riesgo permite reducir las probabilidades de deterioro cognitivo. Mientras tanto, los autores recomiendan prestar atención al propio sueño y, si se perciben alteraciones persistentes, consultar con un especialista.
“En un contexto de envejecimiento poblacional acelerado y sin tratamientos curativos claros para el alzhéimer, estrategias sencillas como mejorar el sueño podrían convertirse en una poderosa herramienta de salud pública”, concluyen los investigadores. Dormir bien, al parecer, no solo recarga energías: también podría ser una forma de proteger la mente.
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- 1«Associations Between Objective Sleep Metrics and Brain Structure in Cognitively Unimpaired Adults: Interactions With Sex and Alzheimer’s Biomarkers». Alzheimer’s & Dementia, vol. 21, n.º 6, Wiley.
- 2
“La Fragmentación Del Sueño Altera La Estructura Cerebral, Especialmente En Mujeres.” BBRC, 22 June 2025, https://www.barcelonabeta.org/es/actualidad/noticias/la-fragmentacion-del-sueno-altera-la-estructura-cerebral-especialmente-en.
Actualizado: 22 de julio de 2025