62.700 personas habrían muerto en Europa por calor en el verano de 2024

Durante el verano de 2024 hubo más de 62.700 muertes relacionadas con el calor en Europa, de las que más de 6.700 ocurrieron en España, según un estudio de ISGlobal que estima que, entre 2022 y 2024, fallecieron más de 181.000 personas a causa de las altas temperaturas.
Termómetro marca más de 40 ºC y al fondo mapa de Europa

22/09/2025

Este verano hemos sufrido una ola de calor sofocante tanto en España, como en gran parte de Europa, y sus consecuencias se conocerán seguramente a largo plazo, ya que ahora un estudio dirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha estimado que, durante los veranos de 2022, 2023 y 2024, se produjeron más de 181.000 muertes relacionadas con el calor en el continente europeo.

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En concreto, según los resultados publicados en Nature Medicine, el año 2024 batió récords históricos de temperatura: fue el más cálido desde que existen registros, y su verano también fue el más sofocante. Entre el 1 de junio y el 30 de septiembre de ese año, se calcula que se produjeron 62.775 muertes vinculadas al calor. Esta cifra supone un 23,6% más que las registradas en 2023 (unas 50.800) y un 8,1% menos que en 2022 (casi 67.900).

El equipo utilizó registros diarios de temperaturas y mortalidad entre 2015 y 2019 para ajustar los modelos epidemiológicos. Posteriormente, los aplicaron a los datos de 2022, 2023 y 2024. Además, revisaron los cálculos de años anteriores utilizando series de mortalidad diarias (más precisas que las semanales), lo que elevó las estimaciones de muertes respecto a estudios previos.

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Italia y España, los países con más muertes por altas temperaturas

El análisis incluyó 654 regiones de 32 países europeos. Italia encabezó la lista con más de 19.000 fallecimientos en 2024, manteniéndose como el país con mayor mortalidad por calor también en 2022 y 2023. España ocupó el segundo lugar en 2024, con más de 6.700 muertes, seguida de Alemania (unos 6.300), Grecia (alrededor de 6.000) y Rumanía (más de 4.900). En el caso español, la cifra fue casi la mitad de la registrada en 2022, debido a temperaturas estivales menos extremas que en los dos años anteriores.

Si se analizan los datos en proporción a la población, Grecia y Bulgaria fueron los países con mayor impacto, con 574 y 530 muertes por millón de habitantes, respectivamente, seguidos de Serbia (379 por millón). Estas tasas superaron con creces las de los dos años previos. En total, 15 de los 32 países incluidos vivieron en 2024 su peor verano en cuanto a mortalidad vinculada al calor.

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El estudio confirma que las mujeres y las personas mayores son las más vulnerables. En 2024, la mortalidad femenina fue un 46,7% mayor que la masculina, y entre los mayores de 75 años, la tasa fue más de tres veces superior a la del resto de grupos de edad.

“La cuestión crucial es cómo los sistemas de salud pública serán capaces de adaptarse para prevenir muertes evitables atribuidas a las olas de calor”

Aunque el verano de 2024 fue el más caluroso en promedio global, las olas de calor más extremas se concentraron en el suroeste y el sureste de Europa, zonas particularmente sensibles a los efectos de las altas temperaturas. “El Mediterráneo y el sureste europeo se están convirtiendo en verdaderos focos de vulnerabilidad climática, con un aumento notable de la mortalidad por calor previsto para este siglo”, señala Tomáš Janoš, investigador de ISGlobal y primer autor del estudio.

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Una herramienta para anticipar riesgos: Forecaster.health

En total, durante los tres veranos analizados se contabilizan más de 181.000 muertes relacionadas con el calor, dos tercios de ellas en el sur de Europa. Esto, advierten los autores, subraya la urgencia de reforzar las estrategias de adaptación y sistemas de alerta temprana.

El trabajo evaluó la herramienta Forecaster.health, capaz de transformar predicciones meteorológicas en avisos diarios de riesgo para la salud. Los resultados muestran que esta plataforma puede anticipar con fiabilidad, con al menos una semana de margen, periodos de calor extremo con riesgo de mortalidad elevada. En el sur de Europa incluso ofrece buena precisión más allá de esos siete días, lo que abre una oportunidad clave para proteger a las poblaciones más vulnerables.

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Las graves consecuencias ambientales del cambio climático

Usama Bilal, profesor asociado en el departamento de Epidemiología y Bioestadística y codirector del Urban Health Collaborative y del Centro de Investigación sobre Cambio Climático y Salud Urbana de la Escuela de Salud Pública Dornsife de la Universidad de Drexel (Estados Unidos), ha señalado en declaraciones a SMC España: “Se trata de un estudio sólido que muestra, por un lado, el impacto que tuvo el calor en Europa durante el verano de 2024, pero también el uso de un sistema de alerta temprana que permite pronosticar los efectos del calor a una semana vista. Esto permite crear alertas más precisas que sean conscientes de las diferencias de contexto entre zonas (35 ºC en Asturias no es lo mismo que 35 ºC en Sevilla, por muchas razones que incluyen adaptación fisiológica, de comportamiento, de infraestructura, etcétera)”.

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Jesús Adrián Álvarez, actuario y doctor en Salud Pública, gerente actuarial en Ernst & Young (EY) en Dinamarca, ha opinado en declaraciones al mismo medio: “Año tras año se baten nuevos récords de calor –España, por ejemplo, acaba de registrar uno de los años más cálidos de su historia– y las previsiones indican que las temperaturas seguirán aumentando. Con ello también se incrementa el riesgo de muertes relacionadas con el calor, especialmente entre las personas más vulnerables, como quienes padecen enfermedades crónicas. La mortalidad es mayor en las regiones con acceso limitado a servicios médicos eficaces, lo que pone de manifiesto la carga desigual que las olas de calor imponen sobre distintas poblaciones".

“A una escala más amplia, otras investigaciones sostienen que el calentamiento global es inevitable e irreversible y advierten de que durante este siglo podríamos alcanzar un ‘punto de no retorno’. Estos hallazgos no solo subrayan las consecuencias ambientales del cambio climático, sino también sus profundas implicaciones para la salud pública”.

Y concluye que este estudio “constituye un recordatorio del verdadero coste humano del calentamiento global. La cuestión crucial es cómo los sistemas de salud pública serán capaces de adaptarse para prevenir muertes evitables atribuidas a las olas de calor. Las diferencias geográficas en mortalidad muestran que las medidas de salud pública pueden marcar una diferencia tangible. Lo que aún está por verse es hasta qué punto los servicios de salud en todo el mundo estarán a la altura de este desafío”.

Actualizado: 22 de septiembre de 2025

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