Microplásticos, embarazo y placenta: qué sabemos y qué no

Durante el embarazo, la placenta es el vínculo vital entre la madre y el bebé. Aporta oxígeno y nutrientes al feto, elimina los desechos y actúa como un escudo parcial contra sustancias nocivas. Estudios recientes han analizado el preocupante efecto de los microplásticos en la placenta y en la salud reproductiva y fetal.
Embarazada junto a envases que reflejan el peligro de los microplásticos

Priya Bhide

Clinical Reader Women’s Health Research Unit Centre for Public Health and Policy

Queen Mary University of London

Nelima Hossain

Academic Trainee Public Health

Queen Mary University of London

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The Conversation

Actualizado: 15 de septiembre de 2025

Durante el embarazo, la placenta es el vínculo vital1 entre la madre y el bebé. Aporta oxígeno y nutrientes al feto, elimina los desechos y actúa como un escudo parcial contra sustancias nocivas. Sin embargo, no es una barrera impenetrable.

Una revisión sistemática de 20232 halló evidencia de que los microplásticos (diminutas partículas de plástico de menos de cinco milímetros) podrían pasar del torrente sanguíneo materno al feto. De confirmarse, esto podría tener graves consecuencias para el desarrollo durante el embarazo3 y para la salud a largo plazo de las futuras generaciones.

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Los residuos plásticos no desaparecen sin más. Con el tiempo, la luz solar, las condiciones ambientales y el desgaste mecánico los descomponen en fragmentos cada vez más pequeños: desde grandes fragmentos conocidos como macroplásticos, pasando por mesoplásticos, microplásticos y, finalmente, nanoplásticos4: partículas de menos de 100 nanómetros de diámetro, lo suficientemente pequeñas como para ser medidas a escala molecular.

Estas partículas provienen de la descomposición5 de artículos de uso diario: polietileno de bolsas y botellas de plástico, polipropileno de envases de alimentos y pajitas, poliestireno de vasos y envases de comida para llevar, tereftalato de polietileno (PET) de botellas de bebidas y cloruro de polivinilo (PVC) de tuberías, juguetes y ropa.

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¿Pueden los microplásticos atravesar la placenta?

Una revisión de 20256 que examinó investigaciones en animales, células cultivadas en laboratorio y muestras de tejido humano reveló que tanto los microplásticos como los nanoplásticos pueden atravesar la barrera placentaria. Una vez dentro, pueden alterar el delicado funcionamiento de la unidad fetoplacentaria (el sistema combinado de placenta y feto) de diversas maneras.

Los estudios sugieren que7 los microplásticos pueden bloquear o interferir con las vías normales de comunicación celular, desencadenar la muerte celular programada (apoptosis) y causar estrés oxidativo, un tipo de daño celular que se produce cuando las moléculas dañinas que contienen oxígeno se acumulan a una velocidad superior a la que el cuerpo puede neutralizarlas. Algunos plásticos también pueden alterar8 el sistema endocrino, que controla la liberación de hormonas esenciales para el crecimiento y el desarrollo.

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La capacidad de atravesar la barrera placentaria9 es especialmente preocupante, ya que esta normalmente actúa como un filtro altamente selectivo, protegiendo al feto en desarrollo de numerosas sustancias nocivas, a la vez que permite el paso de nutrientes esenciales y oxígeno. Si los plásticos eluden estas defensas10, podrían interferir con la formación de órganos y la salud a largo plazo durante una de las etapas más vulnerables11 del desarrollo humano.

Aún no se comprende del todo12 cómo estas partículas atraviesan la placenta. Factores como el tamaño, el peso y la carga superficial (la diminuta carga eléctrica que porta una partícula) parecen influir, al igual que el entorno biológico por el que se mueven.

Experimentos con modelos placentarios humanos revelaron que13 las partículas de poliestireno de mayor tamaño (50-500 nanómetros) no dañaban las células placentarias y, en algunos casos, incluso parecían mejorar su supervivencia. Por el contrario, partículas mucho más pequeñas (20-40 nanómetros) causaban la muerte de algunas células y ralentizaban el crecimiento de otras.

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Los estudios en animales muestran resultados dispares. En algunos experimentos, la mayoría de los nanoplásticos permanecieron en la placenta, y solo una pequeña cantidad llegó al feto. En estudios de laboratorio con placentas humanas14, las partículas más grandes generalmente quedaron atrapadas, mientras que las más pequeñas pudieron atravesarla en cantidades limitadas.

Otras investigaciones15 han descubierto que los nanoplásticos pueden penetrar en los órganos fetales, como el cerebro, los pulmones, el hígado, los riñones y el corazón. Incluso cuando estos órganos presentaban un aspecto normal al microscopio, los investigadores a veces encontraron16 placentas más pequeñas y menor peso al nacer, cambios que pueden afectar la salud del bebé.

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En general, esto sugiere que no todos los nanoplásticos son peligrosos, pero ciertos tamaños17 y tipos pueden representar riesgos reales durante el embarazo.

Ventana crítica para el daño de los microplásticos

El desarrollo fetal es un proceso muy preciso, con un crecimiento, movimiento y muerte celular estrictamente regulados. Esto lo hace particularmente vulnerable a las agresiones ambientales durante etapas críticas del desarrollo18. Según la teoría de la reprogramación fetal de Barker19, también conocida como la hipótesis de los "orígenes del desarrollo de la salud y la enfermedad", las condiciones en el útero pueden "programar" el desarrollo de los órganos, tejidos y metabolismo del bebé.

Las exposiciones nocivas durante el embarazo, como la mala alimentación, las toxinas, el estrés o contaminantes como los microplásticos20, pueden alterar permanentemente la formación y el funcionamiento de los órganos. Estos cambios podrían no causar enfermedades de inmediato, pero pueden aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y cardiopatías en etapas posteriores de la vida.

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Por ejemplo, si la placenta está dañada o el aporte de nutrientes es limitado, el feto puede adaptarse21 priorizando el flujo sanguíneo al cerebro en detrimento de otros órganos. Si bien esto puede favorecer la supervivencia a corto plazo, puede resultar en riñones más pequeños, alteraciones del metabolismo o cambios en la estructura de los vasos sanguíneos, todo lo cual conlleva consecuencias para la salud a largo plazo.

Los microplásticos consumidos a través de los alimentos o el agua también pueden alterar el delicado equilibrio microbiano del intestino22, dañar el revestimiento intestinal, interferir en la absorción de nutrientes y cambiar el modo en que se procesan las grasas y las proteínas.

Experimentos de laboratorio demuestran23 que las nanopartículas de poliestireno pueden penetrar en los embriones, acumularse en múltiples órganos y causar efectos como disminución de la frecuencia cardíaca y la actividad, incluso en dosis muy bajas. Al ser inhaladas por la madre, estas partículas pueden llegar a la placenta y al cerebro y corazón del feto.

También existe preocupación24 por los posibles efectos en el cerebro en desarrollo. Algunos estudios indican25 que los microplásticos pueden acumularse en regiones vitales para el aprendizaje, la memoria y el comportamiento, como el cerebelo, el hipocampo y la corteza prefrontal. Una vez allí, pueden causar daño oxidativo, alterar los niveles de neurotransmisores (los mensajeros químicos del cerebro) y desactivar ciertos genes necesarios para un desarrollo cerebral saludable.

En animales, la exposición prenatal a microplásticos se ha relacionado con26 comportamientos similares a la ansiedad, problemas de aprendizaje, patrones anormales de crecimiento de células nerviosas, tejido cerebral más delgado y conexiones interrumpidas entre neuronas.

Lagunas en el conocimiento del efecto de los microplásticos en el embarazo

A pesar de estas señales preocupantes, aún hay mucho que desconocemos. La investigación en este campo se ve obstaculizada por el hecho de que la mayoría de los estudios se realizan en animales o en entornos de laboratorio controlados, con poca evidencia directa en mujeres embarazadas27.

Todavía no entendemos completamente cómo viajan los microplásticos a través del cuerpo, cuánto pueden acumularse en la placenta y el feto o con qué facilidad pueden eliminarse28.

Lo que está claro es que se necesita urgentemente más investigación. Comprender si los microplásticos representan una amenaza real para la salud reproductiva y el desarrollo fetal podría contribuir a la formulación de políticas sobre producción, consumo y eliminación de plásticos, así como a la orientación que se brinda a las mujeres durante el embarazo.


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Creado: 15 de septiembre de 2025

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