Cómo afecta el polvo del Sáhara a tu salud

El polvo procedente del desierto del Sáhara comenzó a extenderse ayer sobre España, cuando ya se podía observar un cielo naranja sobre Alicante, Murcia o Almería, que recordaba al de Marte en la película Desafío total protagonizada por Arnold Schwarzenegger en 1990. Este fenómeno, que ha cruzado hoy Madrid y se expande del sur al norte del país, se conoce como calima y se repite con cierta frecuencia, pero un episodio con esta intensidad en nuestro país no se producía desde hace décadas.

¿Por qué el cielo se ha puesto naranja? ¿Qué es la calima?

Cuando el aire cálido del desierto impacta contra el aire más fresco de la región de Sahel (al Sur del Sáhara) la arena se levanta y forma nubes de polvo que se elevan a una altura de cinco a siete kilómetros y recorren grandes distancias. En Canarias, por ejemplo, es muy habitual que llegue polvo del desierto del Sáhara arrastrado por vientos de componente este.

La calima está formada por partículas sólidas en suspensión que no podemos ver porque son muy pequeñas, pero que son tan numerosas que proporcionan ese aspecto opalescente al aire que nos rodea. Ese polvo contiene partículas de sílice, arcilla, arena y otros minerales, pero, como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), su peligro “radica en el contenido de bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas”.

Cómo puede afectar el polvo en suspensión a la salud

El polvo del Sáhara reduce significativamente la calidad del aire. El tamaño de las partículas que contiene es de entre 2,5 y 10 micras, por lo que se introducen en el organismo cuando respiramos y llegan a la tráquea o los bronquios –las más pequeñas incluso pueden alcanzar los alveolos pulmonares– y pueden provocar problemas de salud, como:

• Inflamación de las vías aéreas superiores e inferiores.
• Irritación en los ojos y la piel; picores, lagrimeo, dermatitis…
• Tos y molestias en la garganta.
• Rinitis y estornudos.
• Cansancio.
• Sensación de falta de aire o molestias al respirar.
• Empeoramiento de los síntomas en pacientes con patologías respiratorias como asma, alergias, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), bronquitis…
• Más riesgo de complicaciones respiratorias en caso de COVID-19 y podía promover la transmisión del coronavirus.
• En las embarazadas se ha observado un aumento de complicaciones como hipertensión gestacional, parto prematuro y más probabilidades de que su bebé nazca con bajo peso.
• Incremento de la mortalidad por problemas respiratorios o circulatorios, ya que las partículas PM10 (10 micras) presentes en el polvo sahariano tienen efectos protrombóticos y proinflamatorios.
• Sensación de arenilla en los ojos al mezclarse con la película lagrimal, que protege la superficie ocular. Pueden notarlo de forma más intensa aquellas personas con sequedad ocular.

Consejos para protegerte de la calima y el polvo sahariano

Las personas más vulnerables, como mayores de 65 años, niños menores de seis años, mujeres embarazadas, o pacientes con enfermedades respiratorias (asma, EPOC, alergias…) o cardíacas o que estén inmunodeprimidos deben extremar las precauciones, aunque el aire de mala calidad es perjudicial para toda la población, y por ello todos debemos adoptar una serie de medidas mientras dure el episodio de calima, como:

• Permanecer en casa siempre que sea posible.
• No abrir puertas ni ventanas para ventilar porque se introduciría el polvo.
• Evitar realizar deportes o ejercicio al aire libre.
• Utilizar mascarillas en el exterior, preferiblemente FFP2 o con filtrado superior.
• Para proteger los ojos, desde el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega recomiendan usar gafas, incluso de sol y también una gorra de visera. Al llegar a casa, si la sensación de arenilla es muy intensa, es conveniente lavar con suero fisiológico los globos oculares. Las lágrimas artificiales refrescan, alivian y eliminan el polvillo retenido en la lágrima.
• Evitar el uso del vehículo privado porque la contaminación por tráfico empeora el efecto de la calima.
• Extremar la precaución al volante, reducir la velocidad y llevar las luces encendidas.
• Cubrir pozos y otras fuentes de agua para evitar que se contaminen.
• Realizar la limpieza de las superficies con este polvo con paños húmedos.
• En caso de emergencia llamar al 112.