Más TDAH en niños expuestos a contaminación y con menos zonas verdes

Los niños que viven en sitios con pocas zonas verdes y mayor contaminación atmosférica tienen un riesgo un 62% mayor de hiperactividad, un riesgo que se reduce un 50% en los que residen en áreas verdes y con aire más limpio.
Más riesgo de TDAH por la contaminación

28/02/2022

Ya se sabe que el ambiente en el que se viva es un factor muy importante que determina muchos aspectos de la salud, especialmente en la infancia. Un estudio canadiense liderado por Matilda van den Bosch, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), ha encontrado evidencia que indica que los niños que residen en zonas con mucha contaminación atmosférica y con pocas zonas verdes tienen más riesgo de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

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Concretamente, la investigación, publicada en la revista Environment International, encontró hasta un 62% más de riesgo de desarrollar TDAH si los menores viven en zonas con mayor contaminación con partículas PM2,5 y menos acceso a lugares verdes, como parques. Por el contrario, las probabilidades de presentar hiperactividad se reducían hasta en un 50% en los niños y niñas que sí respiraban aire más o menos limpio y cuyas casas se encontraban cerca de zonas verdes.

Estos datos se obtuvieron gracias a un grupo de 37.000 niños y niñas de Vancouver (Canadá) en los que se analizó la incidencia del TDAH –situada según los autores entre el 5% y el 10% de la población infantil y adolescente– y se puso en relación con el entorno medioambiental de residencia, como niveles de ruido y la cantidad de dos contaminantes atmosféricos, NO2 y PM2,5, durante un periodo de siete años.

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La contaminación altera el desarrollo del cerebro infantil

Los resultados finales mostraron que hubo 1.217 casos registrados de TDAH, equivalente a un 4,2% de los participantes. Al relacionar todos los datos se encontró que el menor riesgo de hiperactividad lo tenían aquellos niños que vivían en zonas con más cantidad de vegetación; tanto es así, que un aumento del 12% en la cantidad de vegetación a la que tienen acceso los niños se tradujo en una bajada del 10% en el riesgo de sufrir este trastorno.

Cada 2,1 µg de subida en la cantidad de PM2,5 en el ambiente correspondía a un incremento del 11% en las probabilidades de TDAH en los niños

En el caso de la contaminación atmosférica, se encontró que los pequeños que están expuestos a más partículas finas (PM2,5) tenían un riesgo más elevado de TDAH. Concretamente, cada 2,1 µg de subida en la cantidad de PM2,5 en el ambiente correspondía a un incremento del 11% en las probabilidades de TDAH en los niños.

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“Estas asociaciones son especialmente relevantes porque las exposiciones tienen lugar en los primeros años de vida, un periodo crucial para el desarrollo del cerebro en el que los niños y niñas son especialmente vulnerables. Y lo que es más importante, estas exposiciones son modificables, lo que significa que los resultados deberían tenerse en cuenta para una planificación urbana más saludable”, explica Matilda van der Bosch.

Estos resultados muestran una desigualdad ambiental, destaca la autora principal; además, también encontraron evidencia de que la asociación entre las PM2,5 y la hiperactividad se atenuaba cuando había espacios verdes residenciales, y viceversa. Esto podría suponer que los efectos beneficiosos de la vegetación neutralizan los efectos nocivos de la contaminación del aire.

Actualizado: 5 de mayo de 2023

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