Hepatitis durante el embarazo
Actualizado: 5 de septiembre de 2022
Las hepatitis agudas, A y B, evolucionan de forma similar en las mujeres embarazadas y en las que no lo están.
Entre las pruebas que se realizan a las futuras mamás se incluyen analíticas sanguíneas para detectar la presencia de los virus de las hepatitis B y C (y otras enfermedades de carácter infeccioso), sobre todo porque las mujeres portadoras del virus de la hepatitis B tienen muchas probabilidades de transmitir el virus a su bebé. En la actualidad, existen, no obstante, medidas preventivas para proteger a estos niños cuando nacen (por si se infectan debido a la exposición a la sangre de la madre durante el parto), como administrarles un preparado de gammaglobulina y la vacuna contra el virus, lo que previene la transmisión en más del 90% de los casos.
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La hepatitis C no interfiere con el embarazo, el parto o la salud del bebé, salvo que la futura madre padezca una enfermedad hepática avanzada u otro tipo de complicación, que precisen ser tratadas. Sin embargo, las mujeres con VHC sí tienen un alto riesgo de sufrir colestasis del embarazo, que con frecuencia resulta benigna y desaparece espontáneamente, aunque aumenta el riesgo de parto prematuro.
Tratamiento de la hepatitis durante el embarazo
El tratamiento de la hepatitis durante la gestación se centra en minimizar el daño hepático y controlar las complicaciones de la enfermedad (aunque no se pueden administrar a la embarazada agentes antivirales como ribavirina o interferón porque podrían afectar al feto), y en reducir el riesgo de transmisión del virus al neonato.
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La placenta actúa como una barrera que evita el contagio al bebé, que se produce en el momento del parto o tras el nacimiento. En el caso de la hepatitis C los factores que incrementan las posibilidades de dicha transmisión están relacionados con las características de la madre, como las concentraciones elevadas de VHC, o la coexistencia de la hepatitis con el virus del sida (VIH). Que el tipo de parto sea vaginal o por cesárea no se ha relacionado con el aumento o la disminución de la transmisión del VHC al bebé.
Lactancia y hepatitis
En cuanto a la lactancia, no hay pruebas de que la hepatitis C se pueda transmitir a través de la leche materna, por lo que la mayoría de los pediatras no aconsejan que se evite amamantar al bebé aunque la madre esté infectada por la hepatitis C.
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Sin embargo, si la madre está tomando medicación para tratar la enfermedad, debería consultar con su médico la posibilidad de que el fármaco tenga efectos a corto o largo plazo sobre la salud del bebé y, en ese caso, suspender el tratamiento o la lactancia.
Una mujer infectada por la hepatitis B también puede amamantar a su bebé. En España, todos los recién nacidos son vacunados contra el virus de la hepatitis B (VHB). En el caso de los bebés cuyas madres son portadoras del VHB deben ser vacunados durante las primeras doce horas de vida, y además se les suministra inmunoglobulina específica contra la enfermedad.
Creado: 19 de mayo de 2011