Placenta accreta
Se denomina placenta accreta a una excesiva adherencia de la misma a la pared uterina. Causa hemorragia vaginal, y puede precisar una histerectomía, por lo que detectarla a tiempo es vital para evitar riesgos en el parto.

Qué es la placenta accreta

Actualizado: 29 de marzo de 2023

En ocasiones, la placenta se adhiere excesivamente a la pared uterina. Esto es muy poco frecuente y sucede, aproximadamente, en 1 de cada 2.500 embarazos. En el 75% de estos casos, la placenta se adhiere al miometrio (cubierta muscular del útero) y se denomina placenta accreta. La placenta increta y percreta (menos comunes) penetran a mayor profundidad en el músculo uterino o en la pared uterina. La placenta percreta se puede expandir a otros órganos próximos, como la vejiga.

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Este trastorno frecuentemente es asintomático, excepto si está asociado a placenta previa, por lo que no se suele detectar hasta el momento del parto; sin embargo, puede presentarse una hemorragia vaginal durante el tercer trimestre del embarazo, y se diagnostica mediante un examen por ultrasonidos.

El parto en las mujeres que sufren este problema suele ser prematuro, mediante cesárea. Tras el nacimiento del bebé, la placenta accreta no se separa totalmente del útero, lo que puede llegar a provocar una peligrosa hemorragia, por ello es preciso extraer este órgano quirúrgicamente y, en la mayoría de los casos, se debe realizar también una histerectomía (extirpación del útero).

Complicaciones de la placenta accreta

Si tu deseo es tener otro hijo y te han podido diagnosticar a tiempo la placenta accreta –esto se puede hacer mediante una prueba de ultrasonido, o una resonancia magnética– se puede intentar salvar el útero mediante un procedimiento quirúrgico, aunque no siempre es posible, o seguir el tratamiento conservador que consiste en dejar la placenta en el interior del útero para que el organismo la reabsorba.

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Causas y factores de riesgo de placenta accreta

No se sabe cuál es el origen de esta implantación anómala de la placenta, aunque se presenta habitualmente en mujeres que tienen placenta previa, o en aquellas a las que se les han practicado cesáreas o algún tipo de cirugía en el útero con anterioridad. Los factores de riesgo que aumentan la posibilidad de placenta accreta son:

  • Intervención quirúrgica previa en el útero. Las mujeres que se han sometido a una cirugía uterina antes del embarazo son más propensas a sufrir una implantación anómala de la placenta.
  • Placenta previa. Se trata del factor de riesgo más frecuente, especialmente cuando la mujer ha tenido un embarazo anterior en el que el bebé nació mediante cesárea. Cuantas más cesáreas anteriores, más aumentan las posibilidades de placenta accreta en una embarazada con placenta previa.

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  • Edad de la madre superior a 35 años.
  • Multiparidad. El riesgo también aumenta con cada nuevo parto.
  • Miomas submucosos.
  • Alteraciones en el endometrio (capa mucosa que recubre el interior del útero).

Complicaciones de la placenta accreta

La placenta accreta puede originar graves complicaciones como:

  • Hemorragia vaginal intensa.
  • Rotura uterina.
  • Infección.
  • Pérdida de la capacidad reproductiva, ya que normalmente es necesario extirpar el útero junto a la placenta.
  • Parto prematuro. La placenta accreta puede adelantar el parto y que este se produzca antes de la semana 37 de embarazo. Si la mujer sufre hemorragias severas, también será necesario realizarle una cesárea antes de la fecha prevista de parto.
  • Mortalidad fetal. Es muy poco frecuente en los países desarrollados y se debe, sobre todo, a la prematuridad.

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Creado: 25 de noviembre de 2010

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