Reequilibrar ciertas neuronas revierte la ansiedad y los déficits sociales

03/07/2025
Los problemas de salud mental han experimentado un significativo repunte en los últimos años, incluso en niños y jóvenes, hasta el punto de que se los considera como una epidemia, según alerta un reciente informe del Sistema Nacional de Salud (SNS) que revela que el 34% de la población española padece alguna enfermedad mental. Y los trastornos de ansiedad, del sueño y depresivos son los que encabezan la lista de los más frecuentes y es fundamental encontrar nuevas opciones terapéuticas para abordarlos.
El hallazgo de un equipo de investigadores del Instituto de Neurociencias (IN), centro mixto del CSIC1 y la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, podría ser de ayuda, ya que ha identificado un grupo de neuronas en la amígdala –una zona del cerebro implicada en la gestión de las emociones– que tiene un papel clave en la aparición de trastornos como la ansiedad, la depresión o los problemas en la conducta social. Según los resultados publicados en la revista iScience, recuperar el equilibrio de activación en estas neuronas fue suficiente para revertir estos comportamientos en ratones.
“Sabíamos que la amígdala participa en la ansiedad y el miedo, pero ahora hemos identificado un grupo concreto de neuronas cuya actividad descompensada es suficiente para generar comportamientos patológicos”, ha explicado Juan Lerma, profesor de investigación del CSIC que lidera el laboratorio Fisiología Sináptica en el IN.
Un simple ajuste neuronal para frenar la ansiedad
En el estudio, los científicos trabajaron con ratones modificados genéticamente para producir en exceso un receptor cerebral llamado GluK4, que responde al glutamato, uno de los principales mensajeros químicos del cerebro. Esta modificación intensifica la comunicación entre las neuronas y simula una duplicación genética que se ha observado en algunos casos de autismo. Estos animales, desarrollados previamente por el mismo grupo en 2015, mostraban comportamientos muy similares a los de personas con autismo o esquizofrenia, como una marcada ansiedad y tendencia al aislamiento social.
Los investigadores emplearon herramientas de ingeniería genética y virus modificados y lograron normalizar la expresión del gen únicamente en una región concreta de la amígdala: la amígdala basolateral, ampliamente involucrada en la gestión de las emociones. Al hacerlo, se restauró su conexión con otro grupo de neuronas, ubicadas en la amígdala centrolateral, que actúan como “freno” natural para evitar una respuesta emocional excesiva. “Ese simple ajuste fue suficiente para revertir comportamientos relacionados con la ansiedad y los déficits sociales, lo cual es asombroso”, señala Álvaro García, primer autor del estudio.
Para evaluar los cambios, se aplicaron pruebas conductuales y análisis electrofisiológicos. Por ejemplo, se observó si los ratones preferían explorar zonas abiertas de un laberinto en forma de cruz, que generan más estrés al no ofrecer refugio, o si mostraban interés por interactuar con otros ratones desconocidos. Tras reducir el estrés en su entorno y corregir el desequilibrio neuronal, los animales comenzaron a explorar los brazos abiertos del laberinto, lo que indica una menor ansiedad, a diferencia de su comportamiento anterior, en el que evitaban esas zonas por preferir espacios cerrados y seguros.
“Ese simple ajuste fue suficiente para revertir comportamientos relacionados con la ansiedad y los déficits sociales, lo cual es asombroso”
El mismo procedimiento se aplicó también en ratones no modificados, pero con ansiedad de origen natural, y el resultado fue igualmente positivo: su nivel de ansiedad disminuyó. “Esto revalida nuestros resultados y nos aporta la confianza de que el mecanismo identificado no es exclusivo de un modelo genético concreto, sino que puede representar un principio general sobre cómo se regulan estas emociones en el cerebro”, ha explicado Lerma.
Aunque el tratamiento mejoró muchas conductas, algunas –como la memoria de reconocimiento de objetos– no se recuperaron, lo que indica que otras regiones cerebrales, como el hipocampo, también están implicadas en estos trastornos y requerirían abordajes distintos. Los resultados abren nuevas posibilidades terapéuticas más precisas y con menos efectos secundarios: “Apuntar a estos circuitos neuronales específicos podría convertirse en una estrategia eficaz y más localizada para tratar trastornos afectivos”, concluye Lerma.
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- 1«Central Role of Regular Firing Neurons of Centrolateral Amygdala in Affective Behaviors». IScience, vol. 28, n.º 6, Elsevier BV, p. 112649+, https://www.csic.es/es/actualidad-del-csic/identifican-un-grupo-de-neuronas-implicado-en-la-regulacion-de-la-ansiedad-y-los-trastornos-sociales.
Actualizado: 3 de julio de 2025