Beber alcohol podría acelerar el desarrollo del alzhéimer

El consumo moderado de alcohol aumenta la atrofia cerebral y favorece la acumulación de placas de proteína beta amiloide tóxica en el cerebro, lo que contribuye a acelerar el desarrollo de alzhéimer, según un estudio en ratones.
Un hombre mayor bebiendo alcohol

20/02/2023

En 2015 47 millones de personas padecían alzhéimer y otras demencias (alrededor del 5% de la población del planeta), una cifra que puede llegar a 75 millones en 2030 y a 132 millones en 2050, lo que significa que el número de afectados por estas patología cerebrales se duplicará cada 20 años, según indica un informe del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, que recoge datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Esto da una idea del tremendo problema de salud pública que generan. El tipo de demencia más frecuente es la enfermedad de Alzheimer, ya que supone entre el 60 y el 80% de los diagnósticos de demencia, según la Asociación de Alzheimer. El trastorno por consumo de alcohol es uno de los factores de riesgo para desarrollar alzhéimer, por lo que se continúa investigando para determinar cuál es su impacto.

Un nuevo estudio ha demostrado ahora que el consumo incluso de pequeñas cantidades de alcohol puede acelerar la atrofia del cerebro, es decir, la pérdida de células cerebrales, e incrementar la presencia de placas amiloides, que consiste en la acumulación de proteínas beta amiloide tóxicas que caracterizan al alzhéimer. “Estos hallazgos sugieren que el alcohol podría acelerar la cascada patológica de la enfermedad de Alzheimer en sus primeras etapas”, ha afirmado Shannon Macauley, profesora asociada de fisiología y farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest.

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El consumo de alcohol altera la función del cerebro

Los investigadores realizaron sus experimentos con modelos de ratón de la enfermedad de Alzheimer, a los que les ofrecieron la posibilidad de beber agua o alcohol durante 10 semanas para imitar el patrón de bebida crónica similar al del comportamiento humano. Posteriormente, analizaron cómo la ingesta voluntaria y moderada de alcohol alteraba la función y el comportamiento saludables del cerebro y si modificaba los signos patológicos relacionados con las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer. Los resultados del trabajo se han publicado en Neurobiology of Disease.

“El consumo de alcohol puede ser un factor de riesgo modificable para la enfermedad de Alzheimer y la demencia”

Estos científicos comprobaron que el consumo de alcohol aumentaba la atrofia cerebral y provocaba la aparición de una mayor cantidad de placas de amiloide, incluido un mayor número de placas más pequeñas que podrían contribuir a que se desarrollasen más placas durante el envejecimiento. Por otra parte, les sorprendió encontrar que la abstinencia aguda de alcohol aumentaba los niveles de beta amiloide, un componente fundamental de las placas amiloides que se forman y acumulan en los pacientes de alzhéimer.

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En otro análisis descubrieron que la exposición crónica al alcohol regulaba mal el metabolismo cerebral y periférico, otra forma de acelerar las alteraciones asociadas al alzhéimer. Previamente, Macauley había demostrado que elevados niveles de azúcar en sangre aumentan la beta amiloide y las placas amiloides, y en el trabajo actual, los investigadores encontraron que incluso el consumo moderado de alcohol provocaba que se elevara el azúcar en la sangre y los marcadores de resistencia a la insulina, lo que no solo aumenta el riesgo de alzhéimer, sino también de sufrir otras enfermedades como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

Observaron también que el consumo moderado de alcohol influía sobre la ansiedad y los comportamientos relacionados con la demencia. “Estos hallazgos preclínicos sugieren que incluso el consumo moderado de alcohol puede provocar una lesión cerebral”, ha declarado Macauley. “El consumo de alcohol puede ser un factor de riesgo modificable para la enfermedad de Alzheimer y la demencia”.

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La investigación ha sido liderada por Macauley y Jeffrey Weiner, profesor de fisiología y farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest, en colaboración con el Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer y el Centro de Investigación Traslacional del Alcohol de la facultad de medicina.

Actualizado: 21 de febrero de 2023

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