Qué es la permarexia y cuáles son sus síntomas

Por: Leire Moneo
Periodista experta en alimentación
Actualizado: 23 de abril de 2025
Estar a dieta es una situación común por la que la mayoría de las personas pasa al menos una vez en su vida. Compensar los excesos cometidos durante las fiestas navideñas o las vacaciones de verano, recuperar la forma tras un embarazo o ponerse a tono tras una temporada de mayor sedentarismo… Pero si esto se convierte en la tónica habitual, enganchando una dieta tras otra, y no coger ni un kilo de más y contar todas las calorías que ingerimos se convierte en una obsesión, podría tratarse de permarexia, un trastorno alimentario que puede tener graves consecuencias para la salud.
La permarexia aparece “cuando una persona está continuamente alimentándose a base de dietas hipocalóricas muy restrictivas por su miedo a engordar, alternando diferentes dietas milagro de forma permanente, por lo que suele ser la antesala de otros trastornos de la conducta alimentaria más graves como la anorexia, el síndrome del atracón o la bulimia”, explica Júlia Pascual, directora y psicóloga del Centro de Terapia Breve Estratégica de Barcelona.
Una característica que define este problema es que, tal y como apunta Sergio García Soriano, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, “se convierte en una obsesión por restringir y contar calorías, ya que son personas que al estar siempre a dieta se privan de grupos de alimentos que aportan vitaminas o compuestos necesarios para un crecimiento sano. Esto sitúa a la permarexia dentro de los trastornos alimenticios no especificados.

Sin embargo, actualmente “no se trata en ningún caso de un trastorno, codificado como tal en ninguna clasificación de enfermedades o trastornos, aunque sí describe la conducta de las personas que durante toda su vida, o durante la mayor parte de la misma, se someten a dietas de adelgazamiento, y cuyo estado de ánimo y autoestima se encuentran desproporcionadamente influidos por el peso y por el aspecto físico”, matiza Antoni Grau, director clínico de ITA, especialistas en salud mental y en trastornos de la conducta alimentaria.
Síntomas de la permarexia
Ante la duda de si podemos encontrarnos ante un problema de este tipo, resulta clave conocer bien los síntomas de la permarexia que, tal y como apunta el director clínico de ITA, consisten en:
En esta línea, García Lozano asegura que “tenemos que preocuparnos cuando vemos que una persona ha cambiado de dieta mas de tres veces en un periodo corto de tiempo –de 2-4 meses–, o cuando está constantemente preocupada por su peso, usando la báscula casi todos los días y anotando los resultados. O cuando tiene que hacer la compra para anotar las calorías de aquello que compra. Detrás de estos comportamientos, que aparecen como de gran responsabilidad, se esconde el tipo de obsesión mencionado, y una futura mala alimentación”.

Incidencia de la permarexia
La dificultad de designar este tipo de trastorno complica la posibilidad de obtener datos concretos sobre cuántas personas lo sufren, aunque García Lozano se atreve a pronosticar que “una de cada 20 personas padece este tipo de problema que, aunque menos conocido que otros trastornos de la alimentación, resulta igual de complejo para la salud del sujeto”.
De hecho, tal y como apunta el psicólogo, “dentro de los trastornos alimenticios no especificados podemos ver que un 30% de las mujeres, aproximadamente, dice haber contado calorías de manera obsesiva o haber purgado su cuerpo para perder peso, o haber vomitado…”. En este sentido, Júlia Pascual también reconoce que “en la consulta notamos un considerable aumento de pacientes obsesivas por la comida, que quieren controlar todo lo que comen y optan por alimentarse a base de dietas hipocalóricas”.

Causas de la permarexia u obsesión por hacer dieta
La complejidad de la permarexia, un trastorno en el que la persona afectada está continuamente a dieta, hace que nos encontremos ante un problema multicausal en el que confluyen factores de diferente naturaleza. “En primer lugar debemos tener en cuenta la enorme presión hacia la delgadez que existe en las sociedades occidentales y en vías de desarrollo. Ahora bien, a pesar de esta presión a la que todos estamos expuestos, sólo un grupo de personas desarrollarán esta problemática”, explica Antoni Grau, director clínico de ITA, especialistas en salud mental y en trastornos de la conducta alimentaria, quien detalla que “por un lado, se encuentran una serie de factores de vulnerabilidad propios del perfil de estos pacientes. Por otro, la persona afectada confiere a la delgadez una serie de atribuciones que convierten la pérdida de peso en la solución a todos los males".
En el interior de la persona crecen creencias como «si adelgazo seré capaz de encontrar pareja, ser aceptado por mi grupo de amigos y conseguir todo lo que me proponga». Sin embargo, del mismo modo cualquier fracaso se atribuye también a la incapacidad de seguir una dieta: «no encuentro pareja porque estoy gordo, mis amigos no quieren salir conmigo porque estoy obeso; no conseguir adelgazar se presenta como una prueba más de que soy un fracaso como persona».
En cualquier caso, tal y como aconseja el psicólogo Sergio García Soriano, “cada paciente tiene que hablar con el terapeuta para producir sus causas. En general, la obsesión viene a tapar un hueco emocional de la vida del paciente, se relaciona con un paso que no quiere dar, y la obsesión intenta aliviar esa parte de su vida de la cual no quiere saber nada y el síntoma encaja perfectamente…”.
Y el experto añade “la baja autoestima que empeoró al escuchar comentarios hirientes sobre la alimentación proferidos por los padres, del tipo «estás muy gorda», «comes como una lima»... Porque cuando uno tiene una predisposición psicológica a tener este problema, tiende a dar relevancia a comentarios que para los demás pasarían inadvertidos. No hay que culpabilizar a los padres, sino al trastorno. Y dar herramientas para una correcta gestión”.
Perfil de la persona afectada por permarexia
Los expertos coinciden en que las mujeres, y sobre todo las más jóvenes, constituyen, por regla general, los grupos de población diana de los trastornos de la alimentación, y esto también ocurre cuando se habla de permarexia.

Según el informe ‘Stop obesidad. El exceso de peso y las dietas en España’, publicado en junio de 2018 por una aseguradora tras realizar una encuesta a una muestra de 2.000 personas, se estima que casi cuatro millones de españoles han seguido alguna dieta milagro en alguna ocasión, una práctica que resulta más común entre mujeres de 35 a 44 años con kilos de más, y que el 11% de los españoles con exceso de peso reconoce que compran por su cuenta medicinas y preparados especiales en herbolarios, webs de nutrición y aplicaciones de compraventa, para lograr perder peso con mayor rapidez.
Antoni Grau, director clínico de ITA, especialistas en salud mental y en trastornos de la conducta alimentaria afirma que “el perfil característico de las personas que sufren permarexia tendría algunas coincidencias con aquel que se asocia con los trastornos de la conducta alimentaria”. Este experto define los principales rasgos de estas personas:
“El inicio de este problema suele situarse en mujeres adolescentes, ya que se trata de la etapa de la vida en la que la exposición al escrutinio de los demás toma mayor intensidad. Además, es en este momento cuando en el ciclo vital cristalizan alguno de los hábitos y creencias que conformarán la vida adulta”, matiza el director clínico de ITA.

Consecuencias de la permarexia para la salud
La permarexia, estar eternamente a dieta es un problema que, a largo plazo, pasa factura a la salud, tanto a nivel físico como psicológico. Tal y como explica la doctora Ana Zugasti, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), “las denominadas dietas milagro son generalmente muy restrictivas, muy bajas en calorías, y aunque pueden conseguir una pérdida de peso a corto plazo (fundamentalmente a expensas de masa muscular y no de masa grasa), constituyen un riesgo inaceptable para la salud”, ya que pueden provocar diversos problemas:
Los efectos para la salud de la permarexia dependerán del tipo de restricción a la que se someta el individuo durante un largo periodo de tiempo, según la dieta elegida, pero también según el tipo de compensación consecuente, así como el tiempo que se mantenga esa situación en el organismo. “Es decir, si hacemos una dieta pobre en hidratos de carbono, se compensará con un aumento en la ingesta de los otros dos macronutrientes (proteínas o de grasas).
Asimismo, habrá que analizar dentro de cada macronutriente, cuál es el tipo que se está restringiendo (siguiendo con el ejemplo, hidratos de carbono sencillos o complejos), y con cuál se está compensando (proteínas de origen animal o vegetal, o ácidos grasos saturados, moniinsaturados o poliinsaturados).
“Las distintas posibilidades de ‘intercambio’ pueden conllevar más o menos riesgos para la salud”, advierte la doctora Zugasti, quien añade que, además, existen nutrientes muy importantes para el funcionamiento del organismo (hierro, calcio o fibra, entre otros) que se pueden ver afectados según el tipo de restricción que se plantee por parte del individuo con permarexia.

Alteraciones en el organismo derivadas de la permarexia
Por ello, con estos hábitos incorrectos y repetidos en el tiempo asociados a la permarexia se incrementa el riesgo de presentar problemas de salud tan graves como:
Creado: 7 de noviembre de 2018