Travestismo
El travestismo suele asociarse a la homosexualidad o a la prostitución; lejos de ello, encierra un mundo que abre las puertas a nuevas concepciones alejadas de la estricta dualidad hombre-mujer. Descúbrelo.

Cómo es la mujer interior de un hombre travesti

Georgina Burgos

Por: Georgina Burgos

Sexóloga, psicóloga y escritora

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

Como el travestismo es más frecuente en hombres que en mujeres, nos adentraremos en la mujer interior de un hombre travesti de forma más específica: cómo es y qué desea, el ritual de la transformación, y otros asuntos vivenciales.

La mujer interior de un hombre es tan diversa como los hombres que la albergan. Esta mujer interior tiene su propia personalidad: es sensible, maternal, sensual, dinámica, moderna o clásica... Unas veces, la mujer interior tan sólo ocupa un minúsculo espacio del hombre; otras, en cambio, lo devora incluso hasta relegar a un segundo plano al hombre que le da vida en su expresión más genuina.

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Esta mujer no nace de repente, y ha de ir evolucionando del mismo modo que evolucionamos los seres humanos, pasando por las diferentes etapas del ciclo vital. Así la mujer interior nace y crece, es niña, adolescente, adulta y anciana, porque esta mujer solo muere con el hombre.

Cada travesti posa su mirada utópica en el modelo de mujer que más le convence y anhela alcanzar. El ideal está en uno mismo –cuando se trata de autoconocerse y encontrarse a sí mismo como mujer–, y está también en el exterior: en la esposa, en la madre, en la amiga, en la actriz… en los modelos sociales de mujer, en lo que se desea en femenino… Es por tanto una interrelación entre lo que se es y lo que se percibe en la exterioridad del mundo.

La transformación en mujer, y el ritual de vestirse que lo acompaña, se nutre de la alquimia del maquillaje, del peinado femenino, de las ropas y adornos que transmutan al hombre en mujer… y así la mujer interior va aflorando con vida propia, inundando la existencia de gestos y emociones vedadas al hombre en el que habita. La persona no se desdobla en dos, simplemente existe y se manifiesta en una perspectiva vital que convive en un mismo cuerpo y en una misma identidad sexuada; en definitiva, en una misma existencia humana.

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Creado: 22 de diciembre de 2015

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