En ciertas situaciones sociales algunos niños dejan de hablar, aunque son capaces de comunicarse en otros contextos. Explicamos a qué se debe el mutismo selectivo, un trastorno asociado a la ansiedad, y cómo se trata.
Los niños pueden mostrarse más tímidos y tener cierto recelo en situaciones sociales nuevas y en presencia de personas desconocidas, y esto puede ser algo normal en su desarrollo. Entonces, ¿cuándo debemos preocuparnos por el mutismo selectivo?
Es importante que observes a tu hijo y prestes más atención en aquellos casos en los que aprecies una timidez extrema o una gran inseguridad. Cuando el pequeño se enfrenta a una situación nueva o a personas desconocidas puede responder con timidez y hablar poco, pero esto debería remitir a medida que toma confianza.
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Signos de que tu hijo puede sufrir mutismo selectivo
A modo orientativo, seguir estos consejos nos puede ayudar a advertir las señales de alarma:
Cuando el niño permanece callado aunque se le pregunte y parece experimentar un gran malestar. Cuando evita hablar, pero responde cuando le preguntamos, aunque lo haga con timidez, no estamos ante un caso de mutismo. En cambio, si el niño se bloquea cuando le preguntan e inhibe el habla, podría tratarse de un caso de mutismo.
Si el niño evita situaciones sociales nuevas y responde con gran temor a las mismas. Aparecen síntomas ansiosos como inquietud, transpiración, mutismo, dificultad para separarse de los padres (ansiedad por separación)…, no tiene por qué ser mutismo selectivo, pero es una señal a tener en cuenta.
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Cuando la inhibición del habla se prolonga por un periodo superior a un mes. A veces, en determinadas situaciones, como el inicio del colegio, el nacimiento de un hermano, etcétera, puede inhibirse el habla, pero esto debería ser pasajero y recuperarse en unos días; si no es así, y la inhibición se prolonga por un periodo superior a un mes, debemos alarmarnos.
Si a partir de los cinco años continúa igual. En edades previas también se puede observar el mutismo selectivo, pero puede ser pasajero, sin embargo, si esta conducta se mantiene a partir de los cinco años, es especialmente preocupante.
En cualquier caso, es aconsejable acudir a un especialista cuando se observen los síntomas mencionados, antes de que tanto la ansiedad como el mutismo selectivo se intensifiquen.