Síndrome de transfusión feto-fetal
Esta complicación se produce en embarazos gemelares en los que ambos fetos comparten placenta y uno transfiere sangre al otro, provocando un déficit de la misma en uno y un exceso en el otro que causa problemas.

Tratamiento del síndrome feto-fetal

Actualizado: 22 de marzo de 2023

Existen dos tipos de tratamiento para el síndrome feto-fetal: amniodrenaje y cirugía. Veámoslos con más detalle:

Amniodrenaje

Consiste en eliminar el exceso de líquido amniótico (amniodrenaje) para evitar un parto prematuro y disminuir la presión sobre el vientre materno. Este tratamiento sirve para mejorar los síntomas, pero no soluciona el problema, y el bebé donante continúa bombeando sangre al receptor.

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El amniodrenaje se suele repetir varias veces a lo largo del embarazo con el fin de prolongar la gestación hasta que los bebés sean viables. El procedimiento conlleva un pequeño riesgo de parto prematuro, de 1 a 1,5%.

Cirugía prenatal

La otra opcion para tratar el síndrome feto-fetal es realizar una operación prenatal para cauterizar las conexiones entre los vasos sanguíneos de los bebés, sirviéndose de un aparato de rayos láser. Se emplea anestesia local y se introduce, a través de un pequeño corte en el abdomen un tubo muy fino, de apenas 2 mm, por el que se mete un foco de luz, una microcámara y un aparato de rayos láser. Es un procedimiento similar a la laparoscopia, que requiere una gran habilidad por parte del ginecólogo. En 1999 se realizó la primera intervención en el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, en colaboración con la Universidad de Lovaina (Bélgica).

Cirugía prenatal

Durante la intervención se cauterizan las conexiones, casi siempre de arteria a vena, en bastantes ocasiones de arteria a arteria, y raras veces de vena a vena. El resultado obtenido se traduce en que cada bebé tiene un conducto independiente de circulación sanguínea y, por lo tanto, se elimina el problema de la transfusión sanguínea.

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Esta intervención no está exenta de riesgo: existe un 10% de riesgo de que se produzca un nacimiento prematuro y también la posibilidad de que el bebé pequeño muera. Esta situación puede presentarse especialmente cuando la división de la placenta es desigual, es decir, que un bebé dispone de una gran parte de la misma, mientras que el otro ocupa una parte mínima. En este caso, el bebé que se alimentaba gracias a la transfusión procedente de su hermano gemelo, fallece cuando esta deja de existir y la placenta no le aporta suficiente alimento. Es un riesgo que alcanza un porcentaje de entre un 25 y un 30%. Una ecografía doppler puede mostrar con bastante precisión si se da este riesgo.

Es importante señalar que cuando no se interviene, solo un 20% de los bebés sobrevive. Gracias al empleo de ambos tratamientos el porcentaje de supervivencia se eleva a un 60% para ambos bebés, y llega hasta el 75-80% para uno de los bebés. En los niños tratados solo con el amniodrenaje, se han observado problemas de tipo neurológico, además de problemas de conducta. Esto se debe a que los cerebros de los bebés no se desarrollan de manera adecuada, por lo que nacen con menor madurez neurológica.

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Creado: 25 de octubre de 2011

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