La lactancia materna favorece el desarrollo del cerebro del bebé

Alimentar a los bebés con lactancia materna hasta los seis meses de edad, incluso aunque se combine con leche de fórmula, mejora su salud intestinal y esto influye positivamente en el desarrollo óptimo de su cerebro.
Madre amamantando a su bebé recién nacido

02/01/2024

Los beneficios de la lactancia materna para madre e hijo se han demostrado en numerosos estudios científicos, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el bebé sea exclusivamente amamantado durante los primeros seis meses de vida. Sin embargo, aunque esto no sea posible, cualquier cantidad de leche materna puede beneficiar al niño, ya que una nueva investigación ha encontrado que la lactancia materna, incluso cuando se combina con la alimentación con leche de fórmula, mejora la salud intestinal del bebé e influye de forma positiva en el desarrollo de su cerebro. 

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El estudio ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Colorado Boulder (CU Boulder), en Estados Unidos, y también ha permitido identificar metabolitos específicos que los fabricantes de leche de fórmula podrían añadir a este alimento infantil para optimizar el desarrollo saludable del cerebro, así como compuestos que se deben evitar. Los resultados se han publicado en npj Metabolic Health and Disease.

“Para quienes luchan con la lactancia materna exclusiva, este estudio sugiere que su bebé aún puede obtener beneficios significativos si lo amamanta tanto como pueda”, ha afirmado Tanya Alderete, profesora asistente de fisiología integrativa en CU Boulder y autora principal del trabajo, que ha añadido que su investigación “sugiere que incluso en niveles bajos, algunos contaminantes encontrados en la fórmula pueden tener efectos negativos en el desarrollo neurológico”.

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Cómo influye la leche materna en los metabolitos del intestino

Los investigadores analizaron lo que se conoce como “metaboma fecal”: la colección diversa de metabolitos que se encuentran en el intestino y se eliminan con las heces. Los metabolitos son pequeñas moléculas que las bacterias intestinales producen en masa como subproducto de la metabolización de los alimentos y llegan al torrente sanguíneo, influyendo sobre el cerebro y otros órganos. 

La leche materna, la fórmula y los alimentos sólidos también contienen metabolitos. “Observar el microbioma intestinal nos dice qué bacterias están allí, mientras que observar el metaboloma fecal puede ayudarnos a decirnos qué están haciendo”, ha explicado Chalifour. “Es como un boletín de calificaciones de salud para el intestino”. 

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Recolectaron muestras fecales de 112 bebés de entre uno y seis meses de edad y analizaron químicamente qué metabolitos estaban presentes. Agruparon a los bebés en dos grupos dependiendo de cuánto fueron amamantados frente a cuánto fueron alimentados con fórmula. A los dos años, realizaron a los niños pruebas cognitivas, motoras y de lenguaje.

Comprobaron que las muestras de bebés en diferentes grupos de alimentación contenían niveles de metabolitos significativamente diferentes. Por ejemplo, al mes de edad, 17 metabolitos eran más abundantes cuanto más se amamantaba al bebé, y 40 eran más abundantes cuanto más se alimentaba al bebé con fórmula. Además, los investigadores identificaron 14 metabolitos que también estaban asociados con diferencias en las puntuaciones de las pruebas a los dos años.

No tiene por qué ser todo o nada. “Simplemente aumentar la proporción de leche materna en relación con la fórmula puede tener un impacto positivo en el desarrollo del niño”

Cuantos más metabolitos asociados con la alimentación con fórmula tenían, peores fueron los resultados de los niños, mientras que cuantos más metabolitos asociados con la leche materna tenía un bebé en sus heces mejores resultados obtenía en las pruebas cognitivas cuando era pequeño, con la única excepción de la cafeína, ya que niveles más altos de cafeína –un estimulante– se asociaran con puntuaciones cognitivas más bajas, y los bebés amamantados tenían niveles más altos de cafeína en sus heces, tal vez porque las mamás pudieron haber estado amamantando mientras tomaban una taza de café.

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Un metabolito particularmente beneficioso fue el colesterol: tanto al año como a los seis meses de edad; cuanto más mamaba un bebé, más colesterol tenía en las heces, y cuanto más colesterol tenían los bebés en las heces, mejores resultados obtenían en las pruebas cognitivas. Esto tiene sentido, ya que el ácido graso es fundamental para formar circuitos saludables entre las células cerebrales. Como indican los investigadores, entre el 80% y el 90% del volumen del cerebro se desarrolla en los dos primeros años de vida.

Mejorar la leche de fórmula para que se parezca más a la leche materna

Por el contrario, cuanto más se alimentaba a un bebé con fórmula, mayores eran sus niveles de un metabolito llamado cadaverina, un contaminante conocido que se forma mediante la fermentación. “Es posible que los fabricantes de fórmulas deban estar más atentos a la hora de reducir los niveles de este compuesto a cero”, dijo Chalifour. 

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Alderete reconoce que la lactancia materna no siempre es posible, pero espera que su investigación pueda ayudar a los fabricantes a mejorar la fórmula para que sea lo más parecida posible a la leche materna. Y destaca que el hecho de que un niño no haya sido amamantado no significa que vaya a tener déficits en el desarrollo neurológico, ya que los patrones de alimentación temprana son sólo uno de los muchos factores que contribuyen al desarrollo del cerebro.

Su consejo para los nuevos padres que tienen problemas con la lactancia materna exclusiva es que no se rindan. No tiene por qué ser todo o nada, afirma: “Simplemente aumentar la proporción de leche materna en relación con la fórmula puede tener un impacto positivo en el desarrollo del niño”. 

Actualizado: 2 de enero de 2024

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